2003
Venid en pos de mí
julio de 2003


Tiempo para compartir

“Venid en pos de mí”

“Todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús” (Gálatas 3:26).

Pedro y Andrés vivían de la pesca. Un día, mientras echaban las redes en el mar de Galilea, vieron a Jesús de Nazaret, que les dijo: “Venid en pos de mí”.

Aun cuando Pedro y Andrés estaban ocupados en su trabajo, “dejando al instante las redes, le siguieron” (véase Mateo 4:18–22).

¿Te has preguntado alguna vez qué harías si vieras al Salvador y Él te dijera: “Ven en pos de mí”? ¿Dejarías lo que estuvieras haciendo para seguirle?

Hoy día también se nos invita a seguir al Salvador. ¿Cómo podemos seguirle? Seguimos a Jesucristo cuando tenemos fe en Él, nos arrepentimos de nuestras malas obras y nos bautizamos. Le seguimos cuando obedecemos las impresiones del Espíritu Santo, las palabras del profeta viviente y el sabio consejo de nuestros padres. Le seguimos cuando hacemos lo justo.

Al igual que los discípulos de la antigüedad, seremos bendecidos cuando respondamos al llamado del Salvador: “Venid en pos de mí”. El élder Joseph B. Wirthlin, del Quórum de los Doce Apóstoles, dijo: “Les doy mi testimonio de que los que, con fe… siguen al Salvador, experimentarán una felicidad más allá de su capacidad de comprensión [entender]” (“ ‘Venid en pos de mí’ ”, Liahona , julio de 2002, pág. 18).

Laberinto de pasajes de las Escrituras

  1. Pega la página 15 sobre cartulina gruesa; luego recorta el rectángulo grande y las piezas del laberinto por las líneas de puntos.

  2. Localiza el pasaje de las Escrituras de cada pieza del laberinto, busca en el rectángulo grande la persona o personas mencionadas en él y pega la pieza del laberinto en esa parte del rectángulo grande.

  3. Busca en el laberinto el camino que conduce al Salvador.

  4. Coloca el laberinto en un lugar donde te recuerde tu decisión de seguir a Jesucristo.

Ideas para el Tiempo para compartir

  1. 1. Para repasar las enseñanzas de Jesús sobre la oración lea y analice Mateo 6:7–13. Explique que Jesús también nos enseñó con el ejemplo que podemos orar en cualquier momento y en cualquier lugar. Dé a cada clase una de las siguientes referencias de las Escrituras: Mateo 14:23; Mateo 26:36; Marcos 1:35; Marcos 6:46; Lucas 3:21; Lucas 5:16; Lucas 6:12; Lucas 18:1. Pídales que descubran dónde o cuándo podría orar una persona. A continuación pida a un niño de cada clase que haga un dibujo sencillo que represente el pasaje de las Escrituras de su clase. Invite al resto de la Primaria a adivinar el momento o el lugar representado y que luego localicen los pasajes de las Escrituras y los lean en voz alta. Canten una canción o un himno sobre la oración. Analicen otros lugares y momentos en los que podemos orar (véase alma 34:17–27). Hábleles de una ocasión en la que no recibió respuesta a una oración y testifique que nuestro Padre Celestial contestará las oraciones de los niños para su beneficio.

  2. 2. Invite a algunos adultos a leer o a recitar de memoria sus pasajes favoritos de las Escrituras y a hablar sobre el contexto en que se dieron. Pídales que hablen de cómo esos pasajes les ayudan a seguir al Salvador. Haga hincapié en que el aprender sobre Jesús por medio de las Escrituras y el ser obedientes a Sus enseñanzas nos ayuda a seguir al Salvador con fe. Canten una canción o un himno acerca de seguir al Salvador. Ayude a los niños a compartir un pasaje de las Escrituras que tenga cierto significado para ellos. Para aquellos que precisen ayuda para escoger un pasaje, anote en la pizarra pasajes conocidos de Escrituras. Pida a cada niño que copie un pasaje en una tira de papel (tal vez usted deba escribírselo a los niños más pequeños), e invítelos a mostrarlos en casa, donde podrán memorizarlos durante la semana. Desafíeles a prepararse para recitar su pasaje favorito de las Escrituras el domingo siguiente.