2003
Mi Padre Celestial me ama
agosto de 2003


“Mi Padre Celestial me ama”

Como la mayoría de los futuros padres, aguardábamos impacientes la llegada de nuestro primer bebé. Compramos ropa y muebles y escogimos dos nombres, uno de niño y el otro de niña.

También escogimos una canción especial para cantarle al bebé durante el embarazo. La canción que escogimos fue “Mi Padre Celestial me ama” ( Canciones para los niños , págs. 16–17). La cantábamos con frecuencia, imaginándonos lo hermoso que sería tener un bebé en nuestra familia:

Cuando oigo feliz un ave cantar

O puedo el cielo mirar,

O siento la lluvia sobre mi faz,

O el soplo del viento al pasar.

Si toco las flores del rosal,

O huelo un alhelí,

¡Qué gozo me da en este mundo vivir,

Que mi Padre creó para mí!

Una mañana mi esposa despertó cubierta de granitos rojos. Fuimos al médico, quien le diagnosticó rubéola, pero también nos dio la desagradable noticia de que, al estar en el primer trimestre de embarazo, el bebé corría un grave riesgo de nacer sordo, ciego o con alguna otra discapacidad.

Aquella noche prestamos especial atención a la segunda estrofa de nuestra canción:

Me ha dado mis ojos para mirar

De la mariposa el color.

Me dio los oídos para escuchar

Los sonidos de su creación.

La vida me dio y un corazón,

Y gracias a Él daré

Por ser una parte de Su creación.

Sí, mi Padre me ama, lo sé.

Pensamos en el futuro y en todo lo que podría suceder. Fue un tiempo de mucha oración y ayuno para aceptar la voluntad de nuestro Padre Celestial. Confiábamos en que el Señor estaría a nuestro lado a pesar de lo que sucediera.

Alice, nuestra hija, nació un mes antes de la fecha, y tras el alumbramiento se llevaron a cabo un sinfín de pruebas médicas para determinar los efectos de la rubéola. Al no encontrarse nada, alguien habló de un milagro. Sin duda alguna, nosotros creemos que sí lo fue.

Alice ya tiene siete años y le encanta cantar su canción favorita: “Mi Padre Celestial me ama”. Estamos eternamente agradecidos, pero también somos conscientes de que las situaciones difíciles no siempre se solucionan así de bien y de que las pruebas son parte de nuestra probación terrenal. Hemos aprendido que si confiamos en Él, no tenemos nada que temer, tal y como enseña la canción: “Sí, mi Padre me ama, lo sé”.

Ricardo Lopes de Mendonça es miembro del Barrio Parque das Laranjeiras, Estaca Trujillo, Sorocaba, Brasil.