2003
Preparémonos para recibir revelación personal
septiembre de 2003


Mensaje de las maestras visitantes

Preparémonos para recibir revelación personal

Con Espíritu de oración, lea este mensaje y seleccione los pasajes de las Escrituras y las enseñanzas que se presten para satisfacer las necesidades de las hermanas a las que visite. Comparta sus experiencias y su testimonio, e invite a hacer lo mismo a las hermanas a las que enseñe.

Presidente Boyd K. Packer, Presidente en Funciones del Quórum de los Doce Apóstoles : “El flujo de la revelación depende de la fe que tengan… Al poner a prueba los principios del Evangelio mediante la fe, el Espíritu comenzará a enseñarles. Poco a poco esa fe será reemplazada con el conocimiento…

“Sean creyentes, y su fe será constantemente fortalecida; su conocimiento de la verdad aumentará, y su testimonio del Redentor, de la Resurrección y de la Restauración será como un ‘manantial de aguas vivas que brota para vida eterna’ [D. y C. 63:23; véanse también Juan 4:14; Jeremías 2:13]. Es entonces que recibirán dirección sobre las decisiones prácticas de su vida cotidiana” (“Revelación personal: el don, la prueba y la promesa”, Liahona , enero de 1995, pág. 70).

Alma 17:2–3: “Estos hijos de Mosíah… habían escudriñado diligentemente las Escrituras para conocer la palabra de Dios. Mas esto no es todo; se habían dedicado a mucha oración y ayuno; por tanto, tenían el espíritu de profecía y el espíritu de revelación”.

Élder Dallin H. Oaks, del Quórum de los Doce Apóstoles : “Hagámonos dignos de la promesa de nuestro Salvador de que, al participar de la Santa Cena, seamos ‘llenos’ (3 Nefi 20:8; véase también 3 Nefi 18:9), lo que significa que seremos ‘llenos del Espíritu’ (3 Nefi 20:9). Ese Espíritu, el Espíritu Santo, es nuestro consolador, nuestro orientador, nuestro comunicador, nuestro intérprete, nuestro testigo y nuestro purificador: nuestro guía y santificador infalible en nuestra jornada terrenal hacia la vida eterna” (“Para que siempre tengan su Espíritu”, Liahona , enero de 1997, pág. 68).

Élder Richard G. Scott, del Quórum de los Doce Apóstoles: “La humildad… hace germinar las semillas del progreso personal. Cuando se las cultiva con el ejercicio de la fe, se las poda con el arrepentimiento y se las fortalece con la obediencia y las buenas obras, estas semillas producen el valioso fruto de la espiritualidad (véase Alma 26:22), lo cual da paso a la inspiración y al poder divinos. Tener inspiración es conocer la voluntad del Señor; el poder al que me refiero es la capacidad de cumplir con esa voluntad” (“El plan de felicidad y exaltación”, Liahona , febrero de 1982, págs. 18–19).

Sydney S. Reynolds, Primera Consejera de la Presidencia General de la Primaria : “Estoy agradecida por el maestro que alentaba a sus alumnos a llevar un diario personal de los susurros o la inspiración del Espíritu en la vida de ellos. Él nos indicaba que anotáramos lo que habíamos sentido y cuál había sido el resultado. Las cosas pequeñas se hicieron evidentes” (“Un Dios de milagros”, Liahona , julio de 2001, pág. 12).

Anne C. Pingree, Segunda Consejera de la Presidencia General de la Sociedad de Socorro : “En ocasiones vienen a nuestra vida épocas y circunstancias inquietantes cuando se nos interrumpe la comodidad de nuestra vida rutinaria y tenemos que depositar una confianza plena en el Señor. Al dejar atrás el temor y ejercer fe en Jesucristo, el Espíritu se convierte en un compañero leal, un tutor, un orientador. Confiamos en la promesa que se encuentra en 2 Nefi 32:5: ‘…el Espíritu Santo… os mostrará todas las cosas que debéis hacer’. El Espíritu Santo también nos enseña lo que debemos saber”.

  • ¿Qué debemos hacer para incrementar nuestra capacidad de recibir revelación personal?

  • ¿Por qué puede el temor evitar que recibamos revelación personal?