2003
Pensamientos inspiradores
octubre de 2003


Mensaje de la Primera Presidencia

Pensamientos inspiradores

El proceso misional

“El proceso misional consta de cuatro partes: (1) encontrar al investigador, (2) enseñar al investigador, (3) bautizar al converso digno, (4) hermanar al nuevo miembro… Es importante que dentro de 5, 10 ó 20 años, el hombre o la mujer a quien hayan bautizado sea un miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días activo, fiel, devoto y digno” (reunión misional, Houston, Texas, 20 de septiembre de 1998).

Compartir el Evangelio

“En nombre de los misioneros… quiero suplicar a los santos que hagan todo lo que esté a su alcance por proporcionar referencias [de personas] que tengan interés en aprender más sobre el Evangelio. Serán felices si lo hacen. Todo aquel al que vean unirse a la Iglesia por causa de sus esfuerzos traerá felicidad a sus vidas. Se lo prometo a cada uno de ustedes” (charla fogonera, Pusán, Corea, 21 de mayo de 1996).

Jamás se pueden predecir las consecuencias

“Jamás se pueden predecir las consecuencias de nuestros actos. El hombre, la mujer, el niño o la niña a quien visitan hoy, con quien hablan, a quien dan un Libro de Mormón, pero que tal vez rechace la oportunidad de aprender más sobre el Evangelio, puede más adelante llegar a tener interés en la Iglesia y unirse a ella… Las vías del Señor son inescrutables y no se sabe en que forma se llegará al corazón de la gente. Nunca se pueden prever las consecuencias de nuestros actos” (reunión misional, Boston, Massachussets, 22 de marzo de 2002).

La conversión

“Es muy importante, mis hermanos y hermanas, estar seguros de que [los miembros recién bautizados] estén convertidos, de que tengan en el corazón una convicción de esta gran obra. No es sólo una cuestión de saberlo intelectualmente, sino de sentirlo en el corazón y de que el Espíritu Santo le conmueva hasta saber que esta obra es verdadera, que realmente José Smith fue un profeta de Dios, que Dios y Jesucristo viven y que se aparecieron al joven José Smith, que el Libro de Mormón es verdadero, que el sacerdocio está aquí con todos sus dones y bendiciones. No puedo hacer suficiente hincapié en esto” (reunión misional, Bogotá, Colombia, 8 de noviembre de 1996).

La Iglesia espera algo de sus miembros

“Esta Iglesia espera algo de sus miembros. Tiene normas elevadas, una doctrina bien asentada y espera que sus miembros presten gran servicio. No se trata de quedarnos cruzados de brazos, antes bien esperamos hechos. La gente reacciona favorablemente ante esto. Agradecen la oportunidad de ser útiles y, al hacerlo, aumentan su capacidad, su entendimiento y su preparación para obrar y obrar bien” (entrevista con la televisión austriaca, 6 de noviembre de 2001).

El sentirse bienvenidos

“Debemos procurar que todo aquel que se una a esta Iglesia se sienta bienvenido, se sienta como en casa, tenga amigos y tenga un llamamiento en la Iglesia para que pueda crecer en fe y fidelidad” (reunión, Aruba, 16 de marzo de 2001).

Una palabra de aliento

“Tenemos una grande obligación para con aquellos que se bautizan en la Iglesia; no podemos desatenderlos ni abandonarlos a su suerte. Necesitan ayuda para acostumbrarse a los modos y la cultura de esta Iglesia, y nosotros contamos con la gran bendición y la oportunidad de proporcionarles esa ayuda… Una cálida sonrisa, un amigable apretón de manos y una palabra de aliento obrarán maravillas” (conferencia regional, Ensign/Rose Park, Utah, 28 de febrero de 1999).

Poniendo nuestros brazos a su alrededor

“[Los misioneros] aún tienen la obligación de dar alimento espiritual y ayuda a los que hayan bautizado: de amistarles, escribirles y animarlos; pero ustedes, mis hermanos, como obispos, presidentes de estaca y presidentes de quórumes de élderes, tienen una responsabilidad aún mayor, la de hermanarlos y de hacerles sentirse cómodos, como en casa, felices. Es imperativo” (conferencia regional, Woods Cross, Utah, 10 de enero de 1998).

Nutrición espiritual constante

“Todo converso necesita un amigo en la Iglesia, alguien allegado a él, que conteste sus preguntas, que cuide de él y que lo anime a seguir asistiendo. Necesita una responsabilidad, algo que hacer, pues sin responsabilidades no se progresa. Debe tener una responsabilidad. Debemos cuidar de aquellos que entran en la Iglesia siendo conversos, ya que precisan nutrición espiritual constante en el Evangelio” (conferencia regional, Woods Cross, Utah, 10 de enero de 1998).

Edifiquen la espiritualidad de la gente

“Si yo fuera obispo o presidente de estaca, ¿qué haría? Creo que intentaría concentrar mis mayores esfuerzos en la edificación de la espiritualidad de la gente. Trabajaría tanto como pudiera para edificar su fe en el Señor Jesucristo, en Dios, nuestro Padre Eterno, en el profeta José Smith y en la restauración de esta obra, en su significado y en su propósito. Animaría a mi gente a leer las Escrituras, a leer el Libro de Mormón y el Nuevo Testamento. Les instaría con todas mis fuerzas a hacerlo callada, detenida e introspectivamente. Les instaría a leer las enseñanzas del profeta José Smith” (conferencia regional, Eugene, Oregón, 14 de septiembre de 1996).

Acuérdense de la persona

“Debemos atender a la persona. Cristo siempre habló de las personas. Sanó individualmente al enfermo. En Sus parábolas habló de personas. Esta Iglesia tiene que ver con las personas, no con los números. Ya sea que seamos 6, 10, 12 ó 50 millones, jamás debemos perder de vista el hecho de que la persona es lo verdaderamente importante” (entrevista con Deseret News , 25 de febrero de 2000).

Tengo un testimonio

“Tengo un testimonio verdadero, vibrante y vital de la veracidad de esta obra. Sé que Dios, nuestro Padre Eterno, vive, y que Jesús es el Cristo, mi Salvador y mi Redentor. Él es el que está a la cabeza de esta Iglesia. Lo único que deseo es seguir adelante con esta obra tal y como Él desearía que siguiera adelante” (conferencia de estaca, Washington, Utah, 20 de enero de 2002).

Ideas Para los Maestros Orientadores

Una vez que se prepare por medio de la oración, comparta este mensaje empleando un método que fomente la participación de las personas a las que enseñe. A continuación se encuentran algunos ejemplos:

  1. Consiga seis u ocho piezas chicas de plástico o de madera e invite a los miembros de la familia a construir algo con ellos. Luego pregunte qué elementos básicos podríamos emplear para edificar la espiritualidad personal. Dé a cada uno de los objetos el nombre de una de las sugerencias que da el presidente Hinckley en este mensaje. ¿De qué forma puede cada sugerencia edificar la fe en Jesucristo?

  2. Lea las cuatro primeras declaraciones y comenten cómo pueden colaborar los miembros de la familia con los misioneros.

  3. Lea “El sentirse bienvenidos” y las tres declaraciones siguientes. Invite a los miembros de la familia a compartir las experiencias que hayan tenido al ayudar a un nuevo miembro. Lea “Acuérdense de la persona” y testifique del amor del Salvador.