2003
Preguntas y respuestas
octubre de 2003


Preguntas y respuestas

¿Cuál es la mejor forma de prepararme para recibir el Sacerdocio de Melquisedec?

Las respuestas tienen por objeto servir de ayuda y exponer un punto de vista, y no deben considerarse como declaraciones de doctrina de la Iglesia.

La Respuesta de Liahona

El Sacerdocio Aarónico es el sacerdocio menor y posee “la llave del ministerio de ángeles y el evangelio preparatorio, el cual es el evangelio de arrepentimiento y de bautismo, y la remisión de pecados” (D. y C. 84:26–27). El sacerdocio mayor se denomina con el nombre de Melquisedec, un sumo sacerdote del Antiguo Testamento, y posee “la llave de los misterios del reino, sí, la llave del conocimiento de Dios” (D. y C. 84:19). Puesto que el Sacerdocio de Melquisedec incluye el derecho de oficiar en las ordenanzas mayores y administrar bendiciones espirituales, las experiencias que tengas una vez que lo recibas serán más amplias que las que hayas vivido al ser diácono, maestro y presbítero.

Entre otras cosas, los diáconos pueden repartir la Santa Cena y recoger las ofrendas de ayuno; los maestros pueden preparar la Santa Cena y colaborar en la orientación familiar; mientras que los presbíteros pueden bautizar, bendecir la Santa Cena y ordenar a otros presbíteros, maestros y diáconos. Aunque todas esas responsabilidades del Sacerdocio Aarónico son espirituales, las ordenanzas y los deberes del Sacerdocio de Melquisedec son incluso de una mayor naturaleza espiritual. Por tanto, al prepararte para recibir el sacerdocio mayor, debes prepararte espiritualmente para mayores responsabilidades, como el conferir el don del Espíritu Santo o el dar bendiciones del sacerdocio.

Gran parte de tu preparación consiste en cumplir con tus deberes del Sacerdocio Aarónico de manera diligente y en magnificar cualquier llamamiento que recibas. Tu preparación debe incluir cualquier actividad que te acerque más al Salvador, dado que te estás preparando para recibir Su sacerdocio y Su autoridad para bendecir a los demás. Esas actividades incluyen el orar, el ayunar, el estudiar las Escrituras, el guardar los mandamientos, el estar libre de las influencias dañinas del mundo y el servir a tus semejantes.

Las Respuestas de los Lectores

Como tienes el Sacerdocio Aarónico, ya has empezado a prepararte para recibir el Sacerdocio de Melquisedec. Debes cumplir con tus responsabilidades en el sacerdocio menor, ya que luego tendrás más.

Oyunsuren Bandi, 20, Rama Old Darkhan, Distrito Ulan Bator Norte, Mongolia

Tanto el Sacerdocio Aarónico como el de Melquisedec son coherentes con la idea del servicio. El sacerdocio es servicio. El Sacerdocio Aarónico prepara a los que lo poseen dignamente para un servicio aún mayor como poseedores del Sacerdocio de Melquisedec. A fin de prepararte, estudia Doctrina y Convenios 84. Sé obediente a los mandamientos y tu prójimo será dichoso a causa de tu fidelidad.

Élder Jeffrey Jardine, 21, Misión Argentina Salta

La responsabilidad y la experiencia que se tienen con el Sacerdocio Aarónico son notables, como también lo es el Espíritu que sentimos; pero por medio del Sacerdocio de Melquisedec, llegamos a ser más maduros y responsables, a sentir mayor amor, gozo y bondad. A fin de prepararnos para recibir el Sacerdocio de Melquisedec, debemos estudiar y orar.

John Louie Ambrosio, 18, Rama Catania 1, Distrito Catania, Italia

El asistir a seminario y a otras clases de la Iglesia me ha ayudado a entender la naturaleza del sacerdocio mayor. En particular, estudié Doctrina y Convenios 13, 20, 84 y 107. Esos pasajes encierran un amplio conocimiento de ambos sacerdocios, y cuanto más me esfuerzo por honrar el sacerdocio, tanto mejor va mi vida.

Humberto Martins de Araújo Júnior, 22, Barrio Caetés 1, Estaca Paulista, Olinda, Brasil

Si estudiamos, oramos y guardamos los mandamientos, estaremos listos para recibir el Sacerdocio de Melquisedec. El Señor dijo: “…Daré a los hijos de los hombres línea por línea” (2 Nefi 28:30). Es decir, debemos obrar con diligencia y ser pacientes para poder progresar en el Evangelio.

Grigoryan Babken, 18, Rama Komitas, Distrito Yerevan, Armenia

Si en el ejercicio de tu sacerdocio prestas servicio caritativo e intentas magnificar tu llamamiento como presbítero, te estarás preparando de forma natural para las bendiciones de oficiar en el Sacerdocio de Melquisedec y de servir como misionero.

Élder Benny C. Smith, 20, Misión Chile Santiago Este

Cuando pienso en el sacerdocio, me doy cuenta de lo mucho que nos aman nuestro Padre Celestial y Jesucristo. ¡Qué gran privilegio es efectuar las ordenanzas que son necesarias para la salvación, y cuán importante es ser digno! Me gustan mucho estas palabras del Salvador: “…¿qué clase de hombres habéis de ser? En verdad os digo, aun como yo soy” (3 Nefi 27:27).

Nick Chemezov, 18, Rama Kharkivs’ka, Distrito, Kiev, Ucrania

El Sacerdocio Aarónico es un sacerdocio preparatorio, lo que sugiere que algunas experiencias serán diferentes de las del Sacerdocio de Melquisedec. Las ordenanzas como el matrimonio celestial las efectúan aquellos que tienen el sacerdocio mayor. El cumplir con tus responsabilidades en el Sacerdocio Aarónico te ayudará a prepararte para recibir el Sacerdocio de Melquisedec.

Ebers Raúl Álvarez Comesaña, 23, Barrio Montevideo 10, Estaca Montevideo Oeste, Uruguay

No hay nada más sagrado en la vida de un joven que recibir el Sacerdocio de Melquisedec. Las responsabilidades son mayores, pero si las magnificamos, también lo son las bendiciones. La mejor forma de prepararse es vivir dignamente cada día.

Moisés Nefi Morales Gonzáles, 17, Barrio Naval, Estaca Ventanilla, Perú

“Acudimos a ustedes, mis jóvenes hermanos del Sacerdocio Aarónico. Les necesitamos. Al igual que los 2.000 jóvenes guerreros de Helamán, ustedes también son hijos espirituales de Dios y pueden ser investidos con poder para edificar y defender Su reino. Necesitamos que hagan convenios sagrados, así como ellos lo hicieron. Necesitamos que sean meticulosamente obedientes y fieles, tal como ellos lo fueron”.

Élder M. Russell Ballard, del quórum de los Doce Apóstoles, “La generación más grandiosa de misioneros”, Liahona, noviembre de 2002, pág. 47.