2004
Resistiendo el Paso del Tiempo
febrero de 2004


Resistiendo el Paso del Tiempo

El Libro de Mormón, preservado durante siglos para nuestra época, ayuda a jóvenes mexicanos a edificar el testimonio que van a necesitar para superar las pruebas de la vida.

Mientras descansan sobre los peldaños de piedra de las antiguas ruinas de Dzibilchaltún, en México, Sandra Hernández y Meily Tolosa consideran calladamente las ruinas esparcidas de una ciudad de casi 1.500 años de antigüedad. El silencio que las rodea es casi tan pesado como el húmedo aire tropical. Pero este momento de paz no dura mucho.

Se rompe el silencio cuando Samuel Hernández sale riendo y gritando de entre la espesura de la selva que llega hasta el borde de la pequeña pirámide. Sus amigos, Jorge Tolosa y Wilbert Agosta, van detrás de él.

“Creí que me iba a morir”, dice riendo al dejarse caer sobre los peldaños e intenta recobrar el aliento. Al avanzar con cuidado por la selva hacia una estructura parcialmente cubierta de maleza, Samuel y sus amigos asustaron a una bandada de pájaros, aunque las aves no fueron las únicas sobresaltadas. “¡Ay!, mi corazón”, dice Samuel, riéndose.

Testimonios preservados

Samuel, Meily y otros jóvenes del Barrio Canek, Estaca Mérida Centro, México, dedican el día a explorar algunas de las ruinas antiguas del país. Dzibilchaltún es uno de los miles de asentamientos derruidos y abandonados a lo largo de las Américas por sus antiguos habitantes.

La tierra desde el centro de México hasta Honduras (también llamada Mesoamérica) ha sido el hogar de muchas civilizaciones florecientes. Durante el viaje a Dzibilchaltún, los jóvenes se sienten agradecidos porque se han preservado las ruinas de algunas ciudades de sus antepasados y pueden explorarlas. “Es interesante aprender qué hacían mis antepasados y qué les sucedió”, dice Jorge, un diácono.

Del mismo modo, estos jóvenes están agradecidos porque el registro de la familia de Lehi se haya preservado para aprender de sus enseñanzas y experiencias. “Me siento agradecido de que el Señor preservara el Libro de Mormón para nuestro aprendizaje”, dice Jorge.

Muchos profetas nefitas, como Nefi, Enós y Mormón, oraron para que el Señor preservara sus testimonios de Jesucristo a fin de ayudar a sus descendientes (véase 2 Nefi 25:21; Enós 1:16–18; Palabras de Mormón 1:8).

Tal como lo prometió, el Señor preservó sus registros y los sacó a la luz nuevamente por medio del profeta José Smith. Ahora el Libro de Mormón está llevando a los descendientes de aquellos pueblos, así como a otras personas de todo el mundo, hacia Jesucristo.

“Estoy muy agradecida por el Libro de Mormón”, dice Carmen Hernández, una Damita que espera dar las gracias algún día a los profetas de ese libro. “Cuando los conozca”, dice, “les diré: ‘Gracias por ayudar a tantas personas a encontrar respuestas y venir a Cristo’” (véase 2 Nefi 33:11; Jacob 6:13; Éter 12:38.)

El fortalecimiento de testimonios

Mientras que los testimonios de Cristo registrados en el Libro de Mormón fueron preservados de los estragos del tiempo por la mano del Señor, las antiguas ciudades de Mesoamérica no han gozado de esa protección. El tiempo, los elementos y otros factores han reducido a la nada a algunas de las civilizaciones otrora florecientes.

Aún así, a los jóvenes, como sucede con el grupo del Barrio Canek, les encanta visitar las ruinas, imaginárselas llenas de gente y preguntarse cómo sería la vida en ese entonces.

“Es increíble ver edificaciones como las que deben haber construido y en las que deben haber vivido las personas del Libro de Mormón”, dice Carmen.

Gracias a sus estudios de seminario y de la Escuela Dominical, los jóvenes del Barrio Canek tratan de edificar testimonios de Cristo que no se derrumben ni se deterioren como las ruinas que ahora les rodean.

“Al estudiar el Libro de Mormón, han crecido mi amor por el libro y mi testimonio del Salvador”, dice Carmen.

Según estos jóvenes, la asistencia al templo es otro factor importante para el fortalecimiento de sus testimonios.

Templos antiguos y modernos

Muchos turistas viajan al sur de México, zona denominada “la tierra de los templos”, para explorar las antiguas ruinas llamadas “templos”, a causa de sus aparentes usos religiosos. Pero a pesar de todos los templos antiguos que los rodean, los jóvenes de México están más animados por tener sus propios templos de los Santos de los Últimos Días, donde harán convenios con Dios y se casarán por toda la eternidad.

Uno de éstos es el Templo de Mérida, México, terminado en julio de 2000 y que se halla a sólo 10 ó 15 minutos en automóvil de donde viven los jóvenes del Barrio Canek.

“Todos estábamos tan contentos al saber que íbamos a tener un templo”, dice Ismael Herrera, un presbítero. “Antes teníamos que viajar hasta la Ciudad de México”.

Los jóvenes habían realizado el viaje al Templo de la Ciudad de México para efectuar bautismos por los muertos, pero el templo está ubicado a más de 16 horas de distancia.

“Nuestro templo está tan cerca”, dice Jorge, “que tenemos muchas más oportunidades de asistir”.

“De todas las veces que hemos podido ir al Templo de Mérida, sólo habríamos podido ir al de la Ciudad de México una o dos veces”, concuerda Carmen. “Tener un templo aquí nos permite ayudar a muchas más personas”.

Siempre que el Señor ha tenido un pueblo, le ha mandado construir templos (véase D. y C. 124:39). En el Libro de Mormón, Nefi y sus seguidores construyeron un templo poco después de separarse de las familias de Lamán y Lemuel (véase 2 Nefi 5:16). El rey Benjamín enseñó a su pueblo en un templo (véase Mosíah 1:18). Alma y Amulek enseñaron en templos (véase Alma 16:13). Y Cristo se apareció al pueblo congregado en los alrededores del Templo de Abundancia (véase 3 Nefi 11:1).

Estos jóvenes mexicanos han leído sobre los templos de los nefitas, han visitado las ruinas de los templos de la antigüedad y ahora cuentan con un templo dedicado en su propia región. Les encanta ir a su templo moderno. Está lleno de paz y de tranquilidad.

Al igual que las ruinas de los templos antiguos, parece haber quedado intacto de los efectos del mundo exterior; pero en este templo pueden sentir algo que no sienten en ninguna otra parte.

“Ésta es la casa del Señor”, dice Jorge.

Adam C. Olson es miembro del Barrio Bountiful 20, Estaca Bountiful Sur, Utah.

Estadísticas del Libro de Mormón

Hay 239 capítulos en el Libro de Mormón.

Hay 77 versículos en el capítulo más largo: Jacob 5.

Hay 2 versículos en los capítulos más cortos: 3 Nefi 30 y Moroni 5.

Hay 3.925 referencias sobre el Salvador en el Libro de Mormón, o una referencia cada 1,7 versículos.

La primera tirada del Libro de Mormón constó de 5.000 ejemplares (marzo de 1830).

Entre 1830 y 2002 se han impreso 108.936.922 ejemplares.

El Libro de Mormón, o partes de él, se halla disponible en 103 idiomas.

El Libro de Mormón fue traducido originalmente al español en 1886.

Promesas del Libro de Mormón

A medida que los miembros de la Iglesia estudian este año el Libro de Mormón en la Escuela Dominical, cada uno de nosotros puede obtener o renovar su testimonio de la veracidad del libro por medio de la oración (véase Moroni 10:3–4).

El presidente Gordon B. Hinckley ha dicho: “Les prometo sin reserva alguna que si leen el Libro de Mormón en espíritu de oración, sin importar cuántas veces lo hayan leído, recibirán en sus hogares una porción añadida del Espíritu del Señor. Verán fortalecida su resolución de caminar en obediencia a Sus mandamientos y obtendrán un testimonio más fuerte de la viviente realidad del Hijo de Dios” (Véase “El Libro de Mormón”, Liahona , octubre de 1988, pág. 2).