2004
Preguntas y respuestas
abril de 2004


Preguntas y respuestas

¿Cómo puedo sentir paz cuando pasan cosas tan atemorizantes en el mundo e incluso en mi propia escuela?

  • Es posible sentir paz en nuestro interior aun en tiempos de adversidad.

  • Podemos tener paz al observar los convenios y los mandamientos.

  • Aun cuando seamos probados y nos pasen cosas malas, podemos tener la certeza de que Dios cuida de nosotros.

  • La paz se recibe por medio del Espíritu Santo, por lo que debemos ser dignos de Su compañía.

  • El arrepentimiento puede librarnos del pecado y de la culpa y restaurar la paz a nuestra alma.

La Respuesta de Liahona

Vivimos en un mundo en el que suceden cosas terribles, pero es posible sentir paz en nuestro interior aun cuando todo a nuestro alrededor sea un caos. Jesucristo nos ofrece la misma paz que prometió a Sus apóstoles: “La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo” (Juan 14:27).

Hay muchas cosas que podemos hacer para traer paz a nuestra vida: orar, estudiar las Escrituras, escuchar música edificante, ir a la Iglesia, asistir a seminario y a instituto, o ir al templo. Pero en realidad todo gira en torno a una cosa: “El precio de la paz es la rectitud”, dijo el presidente Ezra Taft Benson (1899–1994) ( The Teachings of Ezra Taft Benson, 1988, pág. 703). O como el presidente Gordon B. Hinckley ha dicho: “Tendrán paz y felicidad si viven el Evangelio” (“Palabras del profeta viviente”, Liahona , marzo de 1997, pág. 16).

No quiere decir que debamos ser perfectos para tener paz, pero sí debemos dar lo mejor de nosotros mismos para hacer lo justo y levantarnos cada vez que nos caigamos.

¿Por qué el gozar de la paz del Señor en el corazón depende de nuestra rectitud? Una de las razones es que no podemos obrar mal y sentirnos bien; otra es que la paz que nos ofrece Jesús procede del Consolador, el Espíritu Santo, y debemos ser dignos de Su compañía. Cuando pecamos, la culpa nos impide sentir la paz del Señor; pero gracias al arrepentimiento, podemos librarnos de la culpa y del pecado y ser merecedores nuevamente de la compañía del Espíritu Santo.

Es importante saber que la promesa de Jesucristo de darnos Su paz no nos garantiza una vida sin dificultades. Todos vamos a ser probados, dado que ése es el motivo por el que estamos aquí. A veces nos pasan a nosotros o les pasan a otras personas cosas malas, pero aún podemos sentir paz.

Tras padecer en la cárcel de Liberty durante meses, el profeta José Smith recibió estas palabras de Dios:

“Hijo mío, paz a tu alma; tu adversidad y tus aflicciones no serán más que por un breve momento;

“y entonces, si lo sobrellevas bien, Dios te exaltará” (D. y C. 121:7–8).

Puede parecernos que nuestras pruebas duran más que un breve momento, pero nos fortalecemos gracias a la ayuda de Dios.

“Es mi testimonio que estamos enfrentando momentos difíciles”, dijo el presidente James E. Faust, Segundo Consejero de la Primera Presidencia, “pero debemos tener valor para obedecer. Testifico que seremos llamados para demostrar nuestra fortaleza espiritual, pues los días venideros se hallan llenos de aflicción y dificultad. Pero con la certeza consoladora de la relación personal con Dios, obtendremos un valor tranquilizador” (“Que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo”, Liahona, febrero de 1999, pág. 6).

Las Respuestas de los Lectores

La revelación moderna dice: “Aprended, más bien, que el que hiciere obras justas recibirá su galardón, sí, la paz en este mundo y la vida eterna en el mundo venidero” (D. y C. 59:23). Podemos hallar paz al vivir el Evangelio como nos enseñan nuestro Salvador y los profetas actuales.

Israel O. Velasco, 17, Barrio General Santos 4, Estaca General Santos, Filipinas

Siempre ha habido conflictos en cada periodo de la historia, mas si obedecemos los mandamientos y los principios del Evangelio, las promesas del Señor se cumplirán y nuestras almas se llenarán de paz. Si somos diligentes y perseveramos hasta el fin, seremos capaces de sobrellevar bien los momentos difíciles sin perder la fe.

Carlos Freire, 16, Barrio Bolívar, Estaca García Moreno, Guayaquil, Ecuador

Puesto que uno de los frutos del Espíritu es la paz, una de las cosas que me ayuda a tener paz es llevar una vida limpia para que el Espíritu Santo me pueda guiar. Me gusta cantar y eso me da paz. El cantar himnos o escuchar arreglos de los himnos me calma y me ayuda a mantener el Espíritu.

Óscar Luciano Mackay López, 17, Rama Las Colinas, Estaca San Isidro, Panamá

Siento paz al leer las Escrituras, hacer cosas buenas y orar sin cesar a nuestro Padre Celestial en busca de guía. Él puede hacer que las cosas me sean más llevaderas, en especial, durante los momentos de dificultad.

Denise Talaboc, 13, Rama Mati 2, Distrito Mati, Filipinas

A pesar de las dificultades y de las atrocidades que vemos con tanta frecuencia, algo que me ha ayudado a tener paz en mi vida ha sido el saber que Dios existe, que es omnipotente, amoroso y que nos conoce a cada uno. Si hay algo que debamos poner en orden en nuestra vida, debemos hacerlo para que podamos disfrutar de la paz completa que el Espíritu del Señor nos brinda en nuestra vida.

Raquel Iveth Hurtado, 17, Rama Los Repartos, Distrito León, Nicaragua

“Aprende de mí y escucha mis palabras; camina en la mansedumbre de mi Espíritu, y en mí tendrás paz” (D. y C. 19:23). Este pasaje nos habla de cómo hallar la paz a pesar de todo lo que sucede a nuestro alrededor. Lo he aplicado a mi propia vida y he recibido paz en mi alma.

Natacha D. Lemire, 14, Barrio Laval, Estaca Montreal, Québec, Canadá

No siempre es fácil sentir la paz del Señor; después de todo, estamos en un periodo de prueba y somos probados diariamente. Pero si guardamos los mandamientos y vivimos el Evangelio, podremos tener paz.

Bjoern T. Kuchel, 20, Barrio Langenhorn, Estaca Neumünster, Alemania

Es posible tener paz y ser felices en medio de tanta adversidad; podemos soportar cualquier cosa con nuestro testimonio como escudo. El conocimiento de que Jesús es nuestro Salvador y de que Dios es nuestro Padre es como un ancla en la tormenta de la vida. Ningún golpe de la adversidad es mayor que la felicidad y la paz que recibimos cuando tenemos fe y un testimonio fuerte.

Franciélly Aparecidapósta, 19, Rama Guaraní, Estaca Belo Horizonte, Brasil

Las respuestas de Liahona y de los lectores tienen por objeto servir de ayuda y exponer un punto de vista, y no deben considerarse como pronuncia-mientos de doctrina de la Iglesia.

“¿Son éstos tiempos peligrosos? Lo son. Pero no hay necesidad de temer. Podemos tener paz en nuestros corazones y paz en nuestros hogares. Cada uno de nosotros puede ser una influencia para bien en este mundo.

“Que el Dios del cielo, el Todopoderoso, nos bendiga y nos ayude al andar por nuestros diferentes caminos en los días inciertos que se aproximan. Que acudamos a Él con fe inquebrantable”.

Presidente Gordon B. Hinckley, “Los tiempos en los que vivimos”, Liahona , enero de 2002, pág. 86.