2004
Rodeada de su amor
junio de 2004


Rodeada de su amor

Era una mañana clara y brillante y estaba preparando una despedida de soltera. Me gusta dar fiestas, de cualquier clase, a la hora que sea y para cuantas personas sean. Entonces, ¿por qué no era capaz de quitarme de encima aquella depresión que amenazaba con convertirme en un mar de lágrimas? Un reciente problema familiar había ocasionado que mi esposo y yo pasáramos varias noches en vela y sumergidos en la desesperación y habíamos estado suplicando la ayuda del Señor.

Aunque aquella mañana había ofrecido muchas oraciones en silencio, no podía contener mi angustia. Las experiencias pasadas me habían enseñado que un benévolo Padre Celestial podía sacarme de ese abismo si me encontraba en suficiente armonía con Él, pero quedaba muy poco tiempo para poder serenarme antes de la llegada de los invitados.

Apenas una hora antes de la fiesta, vi a la hermana encargada del servicio caritativo de la Sociedad de Socorro dirigirse a mi casa. Se me quedó mirando largo rato y dijo: “Sentí la necesidad de venir a verte esta mañana”. Inmediatamente pensé que debía haber algún problema. Yo era la presidenta de la Sociedad de Socorro y sabía que debía dedicarle el tiempo que fuera necesario.

Entonces los brazos de Norma me rodearon; me sostuvo y me dijo lo mucho que me amaba. Aquella bue-na mujer llevaba mucho tiempo abrazando a las hermanas necesitadas y muchas habían relatado el gozo que habían sentido al verla aparecer como por un milagro cuando más la necesitaban.

Ahora era yo la que estaba rodeada de su amor cuando yo más lo necesitaba. Las lágrimas que había estado reprimiendo toda la mañana ahora corrían libremente, pero lo que habían sido lágrimas de desesperación y dolor ahora se convirtieron en el dulce alivio que purifica el alma e ilumina el panorama.

Diez minutos más tarde ella salió de mi casa y supe que aquel día un ángel había atendido mis necesidades.

Ethelyn D. Graham es miembro del Barrio Bountiful 4, Estaca Bountiful Sur, Utah.