2004
Mi inspirado llamamiento misional
agosto de 2004


Mi inspirado llamamiento misional

Soy brasileño, por lo que, cuando recibí mi llamamiento misional, me sorprendió que no fuera llamado a servir en Brasil ni en Sudamérica, sino en la Misión Texas Houston Sur, en Estados Unidos. Esa sorpresa inicial no tardó en convertirse en gratitud.

A los cuatro días de llegar a mi primera área, el obispo del barrio nos invitó a mi compañero y a mí al hospital para visitar al hermano Noel Stevenson, un hermano anciano y enfermo de leucemia. Al reunirnos con el hermano Stevenson, me sorprendió que empezara a hablar en portugués; me dijo que había servido en Brasil en la década de 1950 y mencionó varias ciudades en las que había trabajado, incluida Ponta Grossa, en el estado de Paraná.

“Cuando estuvo en Ponta Grossa, ¿conoció a Raúl Pimentel?”, le pregunté vacilante.

Respondió con una expresión de gozo: “Sí, conocí a Raúl. Yo lo bauticé”.

Le dije al hermano Stevenson que Raúl Pimentel era mi abuelo, el primer miembro de la Iglesia de nuestra familia. Nos abrazamos y las lágrimas bañaron nuestros semblantes.

Le dije que mi abuelo tenía 84 años y que aún seguía activo en la Iglesia, al igual que sus ocho hijos, habiendo contraído matrimonio en el templo los que se habían casado y cinco de ellos habían servido como misioneros de tiempo completo. También sus 30 nietos estaban activos en la Iglesia. Mientras conversábamos, el Espíritu del Señor llenó mi corazón de gozo y gratitud.

Mi abuelo fue bautizado en 1958 por dos misioneros estadounidenses. Sabía que el otro élder había fallecido, pero nunca había vuelto a tener noticias del élder Stevenson. Cuando supo que su nieto había conocido al misionero que lo bautizó, no cupo en sí de gozo.

Él y el hermano Stevenson comenzaron a escribirse correos electrónicos casi cada semana, hasta que éstos cesaron bruscamente. Recibí una llamada telefónica en la que se me comunicó que el hermano Noel Stevenson había fallecido.

Aunque me sentía triste, me sentía aún más agradecido porque el Señor me había permitido conocer al hombre que llevó las bendiciones del Evangelio a mi familia. Esa experiencia me ayudó a ser un mejor misionero y fortaleció mi testimonio de que los llamamientos misionales son inspirados.

Lincoln Pimentel Martins es miembro del Barrio Costa e Silva, Estaca Castelo, Campinas, Brasil.