2005
Buscando empleos, elevando vidas
septiembre de 2005


Buscando empleos, elevando vidas

Los programas de empleo de la Iglesia tienen un alcance internacional y una gran capacidad para edificar, durante mucho tiempo, a las personas que recurren a ellos.

Yanira Torres, de El Salvador, había conocido días mejores. Su esposo la había abandonado, vivía con sus padres y no tenía ni empleo ni ingresos. Y para empeorar las cosas, su hija pequeña estaba enferma y necesitaba cuidados constantes.

Por ser miembro de la Iglesia, había oído de los Servicios de Recursos de Empleo SUD —hay una sucursal en El Salvador—, pero a menos que la salud de su hija mejorara, no podía buscar empleo ni mucho menos trabajar a jornada completa.

Aunque José, el padre de Yanira, también estaba sin empleo y no era miembro de la Iglesia, se ofreció para acudir a la oficina de empleo SUD y ver qué podía encontrar para su hija. “Tal vez pueda traerte algo de esa oficina que te pueda ser útil”, le dijo.

Esa decisión cambiaría su vida.

José se matriculó en el Taller de Búsqueda de Empleo y comenzó a aplicar los principios que fue aprendiendo. Al cabo de seis meses, no sólo había encontrado un magnífico empleo de contador, sino que él y su esposa se habían bautizado en la Iglesia.

En cuanto a Yanira, una vez que la salud de su hija mejoró, también aplicó los conocimientos adquiridos en el centro y encontró un empleo de recepcionista.

Rudy Rodríguez, director del centro de empleo SUD de San Salvador, El Salvador, dice que “cuando una familia está sin empleo, los padres tal vez se miren y se pregunten: ‘¿Con qué alimentaremos hoy a nuestra familia?’. La preocupación los consume por el día y los acosa por la noche, dejándoles poco tiempo para otras actividades. Pero cuando por fin encuentran trabajo —la oportunidad que les permitirá cuidar de sí mismos y de sus hijos—, eso revoluciona su vida”.

A diferencia de las demás revoluciones, ésta es pacífica.

La apertura de centros de empleo en diversas localidades no es una actividad que llame la atención de muchos miembros de la Iglesia, dice Harold C. Brown, director administrativo de los Servicios de Bienestar de la Iglesia. “Pero está surtiendo efectos muy positivos en la vida de la gente”.

En 1999, la Primera Presidencia y el Quórum de los Doce Apóstoles aprobaron un aumento considerable del número de centros de empleo en las áreas internacionales de la Iglesia, a fin de ayudar a la gente a adquirir las destrezas que se requieren para conseguir un buen empleo, comenzar un pequeño negocio o mejorar el que ya tengan. Seis años más tarde, hay oficinas de empleo de la Iglesia que funcionan en 43 países. En 2004 se ayudó a más de 200.000 personas a descubrir nuevos ámbitos educativos, laborales y de autoempleo.

Los esfuerzos internacionales de empleo constituyen una ayuda bien aceptada por los miembros de la Iglesia que viven en países que cuentan con tasas sumamente elevadas de desempleo y subempleo. En muchos de esos países no existen servicios equiparables que ayuden a los miembros a mejorar su condición económica; por ello, los esfuerzos de la Iglesia han sido una bendición para miles de familias, ex misioneros y líderes locales de la Iglesia.

Centros Internacionales de Recursos de Empleo

Timothy Q. Sloan, director de los Servicios de Recursos de Empleo SUD, expresa claramente la apariencia que deben tener los centros de recursos de empleo en cualquier parte del mundo. “Nuestras oficinas cuentan con un mobiliario de aspecto profesional y están ubicadas en lugares centrales”, dice. “Están equipadas con computadoras y acceso a Internet para que los solicitantes de empleo puedan informarse de posibles vacantes y estudiar información relacionada con la búsqueda de empleo. También cuentan con información sobre instituciones educativas locales y recursos para los que trabajan por cuenta propia. Pero, por encima de todo, tanto el personal laboral como los voluntarios crean un ambiente que permite que los miembros que estén sin empleo, y por ende desanimados y sin esperanza, se sientan bienvenidos y obtengan ayuda”.

Los voluntarios y los misioneros de la Iglesia constituyen el personal de la mayoría de las oficinas, aunque algunas cuentan con empleados a jornada completa, de quienes se espera que no sólo ayuden a los que vayan en busca de empleo o desean comenzar un negocio, sino que dediquen tiempo a tender lazos con los líderes de los negocios locales así como líderes educativos y gubernamentales. Como resultado de esa colaboración en equipo, se han encontrado miles de empleos, becas de estudios y subvenciones.

Marco Flores, director de los Servicios de Recursos de Empleo SUD de la Ciudad de México, habla de una empresa que finalmente accedió a entrevistar a solicitantes de empleo procedentes de los servicios SUD: “Al poco tiempo, me llamaron y me dijeron: ‘La gente que nos envía no bebe ni fuma. Son honrados; tienen una apariencia profesional y, además, ¡ustedes no nos cobran por ese servicio! ¿Cómo lo hacen?’”.

Apenas podían creer que aquél fuera un servicio gratuito que la Iglesia le ofrecía a su compañía. Después de contratar a varios miembros de la Iglesia, la empresa suele llamar a los servicios SUD con mayor regularidad. “Tenemos una vacante”, dicen, “y queremos que la ocupe un Santo de los Últimos Días”.

Paulo Araujo, director de empleo de Brasil, comenta que una de las cuestiones más importantes de aquel país es el número de ex misioneros que no encuentran trabajo. “La gran mayoría no tiene un certificado de estudios secundarios”, agrega.

El hermano Sloan recuerda haber viajado a Brasil y visitado varias instituciones educativas en las que se capacita a los adultos para obtener un diploma de secundaria. “Una de ellas era particularmente impresionante. El 90% de los alumnos que asistían a su curso de seis meses se graduaban con éxito”.

Si bien aquella institución salía adelante económicamente, se podían ver muchos pupitres vacíos. “Si tan sólo pudiéramos cubrir todas las plazas”, dijo el director de la escuela. El hermano Sloan le habló de los ex misioneros que podrían tener interés en asistir a las clases. “¿Qué le parecería si les dijésemos a esos jóvenes que acudieran a su centro para obtener su título de secundaria?”, le preguntó.

“¡Nos encantaría tener ese tipo de alumnos!”, respondió el director.

“Si le enviáramos grupos de estudiantes, ¿sería posible recibir un descuento del 10, del 20 o incluso del 50% de la matrícula?”

Sí, dijo el director, aquello era más que posible. Al final de la conversación, acordaron dar una beca del 45% que se aplicaría en la consiguiente reducción de la matrícula. Después de recibir el descuento, más de la mitad de los ex misioneros que se matricularon en la escuela también solicitaron ayuda al Fondo Perpetuo para la Educación, que concede préstamos a los miembros que viven en zonas en vías de desarrollo. Este acuerdo facilitó que recibieran su educación.

Los centros de empleo SUD trabajan conjuntamente con el Fondo Perpetuo para la Educación, explica el hermano Sloan. “Los alumnos solicitantes tienen que matricularse en el Taller de Búsqueda de Empleo, donde pueden examinar las oportunidades profesionales y de formación. Los Servicios de Recursos de Empleo SUD ayudan a los alumnos del FPE a buscar empleo de media jornada así como fondos complementarios como becas, subvenciones o préstamos. Después de que se gradúan los alumnos, los Servicios de Recursos de Empleo SUD los ayudan a buscar un trabajo de jornada completa que les permita mantenerse a sí mismos y a sus familias”.

Cuando los directores de los centros de empleo buscan oportunidades en la comunidad, suceden cosas extraordinarias. En Perú casi se han duplicado las colocaciones en los últimos tres años. Benedicto Pacheco, gerente de los Servicios de Recursos de Empleo SUD, dice que el secreto está en desarrollar una relación a largo plazo con las empresas y las agencias gubernamentales. En Lima, Perú, por ejemplo, la oficina de empleo de la Iglesia ha establecido una alianza estratégica con el gobierno. La oficina de empleo SUD tiene acceso a la base de datos de empleos del gobierno en la que hay más de 250 vacantes diarias. Esta oficina constituye una pieza clave para cubrir dichas vacantes; y no sólo se cubren los empleos con sueldos más bajos. Recientemente, el centro de empleo SUD de Lima colocó a 40 personas en puestos ejecutivos. Estas personas no sólo podrán sostener mejor a sus familias, sino que, además, servirán como magníficos embajadores de la Iglesia.

Los centros de recursos de empleo también imparten clases sobre cómo comenzar una pequeña empresa. “El problema de muchos peruanos”, dice el hermano Pacheco, “es que el único trabajo disponible es el que puedan crear ellos mismos, así que ofrecemos el Taller de Auto Empleo, que les permite comenzar su propio negocio. Este año, más de 150 personas han iniciado en Perú sus propias microempresas, valiéndose de los conocimientos y los recursos que proporciona nuestro centro”.

Talleres

El Taller de Búsqueda de Empleo es otro instrumento vital que permite a la gente expresar sus metas y determinar cuáles son sus talentos y sus aptitudes. Para la mayoría de las personas, es un emocionante proceso de descubrimiento que brinda esperanza y motivación. El taller crea aptitudes concretas y prácticas que se convierten en una enorme ventaja cuando se busca empleo o una escuela a la que asistir, una ventaja, en definitiva, que a menudo constituye la diferencia entre una carrera prometedora y la frustración y el desánimo.

Un presidente de estaca de Sudamérica, por ejemplo, había dedicado un año difícil a buscar trabajo antes de matricularse en el Taller de Búsqueda de Empleo. Como resultado de lo que allí aprendió, hizo algunos cambios en su modo de vestir, reescribió su currículo, preparó una presentación biográfica de 30 segundos y realizó prácticas de entrevistas. Armado con esas destrezas, encontró un puesto como director financiero de una gran empresa.

El Taller de Auto Empleo es un programa nuevo que está teniendo un impacto positivo en las familias de África, Asia y Latinoamérica que desean comenzar o mejorar una pequeña empresa. El taller imparte principios y estrategias básicos que favorecen el crecimiento empresarial. También informa a los miembros de las fuentes de ayuda locales, como las organizaciones que ofrecen préstamos pequeños que permiten iniciar un pequeño negocio propio, o las instituciones de formación que pueden incrementar las posibilidades del éxito.

El Taller de Búsqueda de Empleo y el Taller de Auto Empleo se llevan a cabo con regularidad en la mayoría de los centros de empleo SUD de todo el mundo y a ellos pueden asistir tanto los miembros de la Iglesia como sus amigos. Además, los especialistas de empleo de barrio y estaca (o rama y distrito) pueden ofrecer estos talleres a los miembros de sus unidades. Lo único que se tiene que hacer para apuntarse es llamar al especialista de empleo o al Centro de Servicios de Recursos de Empleo SUD más cercano. El curso se imparte en dos o tres días y tiene una duración de 10 ó 12 horas.

Si bien los Servicios de Recursos de Empleo SUD se centran principalmente en los miembros de la Iglesia, a los centros pueden acudir también personas de otras religiones. “Cuando la gente viene y ve cómo amamos a cada persona y cómo tendemos una mano de ayuda a la gente de todas las religiones, por lo general su corazón se conmueve”, dice Paulo Araujo. “En los últimos años, calcularía que tan sólo en Santiago, Chile, se bautizaron 200 personas después de conocer la Iglesia mediante este programa de empleo”.

Un ejército de voluntarios

La labor de los Servicios de Recursos de Empleo SUD depende en gran medida de la ayuda de voluntarios.

Al día siguiente de inaugurarse el centro de Río de Janeiro, Brasil, 15 voluntarios (10 de ellos amas de casa) se presentaron sin que se les pidiera hacerlo. “Queremos ayudar”, dijeron. Sabían lo mucho que aquella oficina podía bendecir a sus hermanos y hermanas, a sus hijos y a sus vecinos, y querían formar parte de ello.

En los centros de recursos de empleo de todo el mundo, los voluntarios donan más de un millón de horas anuales para ayudar a las personas que pasan por un momento crítico. Algunos voluntarios dan unas horas semanales para impartir un taller u orientar a alguien que busca trabajo, mientras que otras personas sirven como misioneros de servicio o de tiempo completo de la Iglesia.

“Todos los días, los padres, las madres y los hijos se arrodillan para suplicarle al Señor que les ayude a encontrar trabajo”, dice el hermano Brown. “Cuando por fin encuentran empleo, cuando los padres pueden dar de comer a sus hijos y darles un lugar al que puedan llamar hogar, cuando eso sucede, casi todo en su vida cambia para bien”.

A medida que las familias se estabilizan y llegan a ser autosuficientes, se encuentran en mejor posición para prestar servicio y edificar el reino de Dios. Al tenderles una mano a los desempleados y a los que carecen de formación, dice el hermano Sloan, “contribuimos a anclar la Iglesia en la primera y segunda generación, y el espíritu de la autosuficiencia se arraigará en los hogares de los miembros de la Iglesia”.

Si desea obtener información sobre los Servicios de Recursos de Empleo SUD de su localidad, póngase en contacto con su especialista de empleo o con los líderes de su barrio o rama.

Datos de los Servicios de Recursos de Empleo SUD

Países con operaciones de búsqueda de empleo fuera de Estados Unidos y de Canadá

41

Centros de empleo en áreas internacionales (con personal pagado y voluntario)

156

Centros de empleo en Estados Unidos y en Canadá (con personal pagado y voluntario)

103

Horas de servicio de los centros de empleo en 2004

Internacional

EE.UU. y Canadá

Total

Horas de misioneros

269.781

461.227

731.008

Horas de voluntarios

296.379

54.737

351.116

Total

566.160

515.964

1.082.124

Matriculaciones en empleo y educación en 2004

Internacional

EE.UU. y Canadá

Total

Colocaciones por cuenta ajena

66.858

78.714

145.572

Colocaciones por cuenta propia

6.339

3.093

9.432

Matrículas educativas

31.889

13.941

45.830

Total

105.086

95.748

200.834