2005
Preguntas y respuestas
diciembre de 2005


Preguntas y respuestas

“Mi amigo dice estar interesado en unirse a la Iglesia si no tuviera que creer el relato de José Smith. ¿Qué le contesto?”

Liahona

¿Cómo sería la Iglesia sin José Smith? ¿Tendríamos el sacerdocio o un profeta en la actualidad? ¿Tendríamos el Libro de Mormón, templos, familias eternas, revelación moderna o un entendimiento de la naturaleza de la Trinidad?

Parece que a tu amigo le gustan algunas cosas de la Iglesia y cree en ellas. Recuérdale que si cree que la Iglesia es buena y de Dios, entonces José Smith tiene que haber sido llamado por Dios. Sin el profeta José no tendríamos la Iglesia ni sus bendiciones en nuestra vida.

¿Entiende tu amigo la Apostasía y la necesidad de la restauración de la Iglesia, del sacerdocio y del Evangelio de Jesucristo? ¿Entiende que la Iglesia siempre es guiada por profetas, como Moisés y Abraham? De ser así, testifícale que José Smith fue el profeta de quien el Señor dijo: “A él daré poder para llevar mi palabra” (2 Nefi 3:11) y sacar a la Iglesia “de la obscuridad y de las tinieblas, la única iglesia verdadera y viviente” (D. y C. 1:30).

El Libro de Mormón constituye otra evidencia del llamamiento divino de José Smith. Cuando tu amigo lo lea, debe preguntarle a Dios con fe: “¿José Smith escribió el Libro de Mormón o lo tradujo por el poder de Dios?”. El Señor dijo que dio a José Smith “poder para traducir el Libro de Mormón” (D. y C. 1:29). Si el Libro de Mormón es verdadero, entonces José Smith fue un verdadero profeta.

El testimonio de tu amigo podrá fortalecerse al oír el testimonio de otras personas. Invítalo a reunirse con los misioneros, si es que aún no lo ha hecho. Tu amigo puede leer el propio testimonio del profeta en José Smith—Historia (en la Perla de Gran Precio). Todos esos testimonios invitarán al Espíritu a confirmar a tu amigo la veracidad de la experiencia de José Smith.

Por ultimo, invítalo a orar con fe, como hizo José Smith. Si busca la verdad con sinceridad, recibirá la confirmación del Espíritu.

Lectores

Los que decidan unirse a esta Iglesia deberán tener un firme testimonio de la obra de José Smith. Es necesario que entendamos que el Evangelio de Jesucristo fue restaurado por conducto del profeta José y que la veracidad de la Iglesia se basa en la Primera Visión. A fin de ayudar a tu amigo, te sugiero que le expreses tu testimonio sobre José Smith y que le des un buen ejemplo de amor y de amistad.

Anna Lavrentyeva, 18, Rama Tsentralny, San Petersburgo, Distrito San Petersburgo, Rusia

Yo creo que nuestra Iglesia existe gracias a José Smith y a su extraordinaria visión de Dios el Padre y de Su Hijo Jesucristo. Ora por tu amigo para que su corazón se ablande y dile que ore con todo su corazón. Dios lo escuchará y contestará su oración.

Katlyn Birdwell, 19, Barrio Naches, Estaca Selah, Washington

Nuestra fe en el Evangelio restaurado se basa en la realidad de la visión de José Smith. Sin él no tendríamos el Libro de Mormón y no tendríamos la Iglesia, pues el Señor restauró la Iglesia por conducto de él. Si tu amigo no lo cree y no tiene un testimonio de ello, debería orar al respecto.

Fabiola Erlacher, 15, Barrio Linz-Urfahr, Estaca Salzburgo, Austria

La misión de José Smith es uno de los pilares de nuestro testimonio como miembros de la Iglesia, puesto que recibimos la restauración del Evangelio por medio de él. Si su relato es falso, nuestra Iglesia también es falsa. Por otro lado, si es verdadero, entonces se desprende que nuestra Iglesia y sus enseñanzas son verdaderas. Por tanto, un investigador debe aceptar en primer lugar el relato de José Smith como cierto antes de poder unirse a la Iglesia.

Christina E. Baliao, 21, Barrio Universidad Baguio, Estaca Baguio, Filipinas

Dios se valió de un profeta moderno para restaurar el Evangelio de Cristo; de ese modo, volvió a mostrarnos que Él es el mismo ayer, hoy y para siempre.

Barrio Ballerup, Estaca Copenhague, Dinamarca

Es imposible creer que ésta es la Iglesia verdadera sin tener un testimonio de la Primera Visión, de la restauración de la Iglesia y de José Smith como profeta de Dios. Si alguien tiene dudas, puede preguntarle a Dios y Él le contestará tal y como promete en Santiago 1:5 y Moroni 10:3–5.

Élder Javier Pulido, 21, Misión Florida Fort Lauderdale

Da a tu amigo tu testimonio de José Smith; dile que lea el relato él mismo y que ore al respecto. Tendrá una respuesta, como le ocurrió a José Smith.

Rebecca Burk, 16, Barrio Globe 1, Estaca Globe, Arizona

Intenta darle tu testimonio de la veracidad del relato de José Smith; te sorprenderá el gran efecto que el testimonio puede tener en tus amigos. Dile a tu amigo que lea José Smith—Historia y que le pregunte a Dios si es verdad. Además, si él cree que el Libro de Mormón es la palabra de Dios, entonces el relato de José Smith debe ser verdadero. José Smith tuvo que haber traducido el Libro de Mormón por el poder de Dios. Si tu amigo cree que las demás doctrinas de la Iglesia son verdaderas, ello significa que cree que el relato de José Smith también lo es.

Jordi Hunt, 13, Barrio Sugar City 3, Estaca Sugar City, Idaho

La restauración del Evangelio de Jesucristo por conducto del profeta José Smith es el pináculo de nuestra religión. Sin ella, la autoridad necesaria para organizar la Iglesia de Cristo no estaría sobre la tierra. Pero Dios no cambia y Él siempre ha llamado a profetas y continuará haciéndolo para que se cumplan Sus designios.

Stephan Cerqueira Levita, 18, Rama Ilhéus Centro, Estaca Itabuna, Brasil

Las respuestas de Liahona y las de los lectores tienen por objeto servir de ayuda y exponer un punto de vista, y no deben considerarse como pronunciamientos de doctrina de la Iglesia.

“Declaramos sin duda alguna que Dios el Padre y Su Hijo, el Señor Jesucristo, se aparecieron en persona al joven José Smith…

“…Nuestra fortaleza entera se basa en la validez de esa visión. O sucedió o no sucedió; si no ocurrió, quiere decir que esta obra es un fraude; si ocurrió, quiere decir que es la obra más importante y maravillosa debajo de los cielos”.

Presidente Gordon B. Hinckley, “El maravilloso fundamento de nuestra fe”, Liahona, noviembre de 2002, pág. 80.