2006
Mi vida tiene un plan
febrero de 2006


Tiempo para compartir

Mi vida tiene un plan

“Y esta es la promesa que él nos hizo, la vida eterna” (1 Juan 2:25).

Carlos tenía 10 años de edad y le gustaba correr, saltar y jugar; también le gustaba hacer muchas preguntas. Su maestra de la Primaria lo quería mucho y a menudo le decía: “Es muy importante que aprendas lo que se enseña en la Primaria, porque algún día llegarás a ser un poseedor del sacerdocio, padre y líder en la Iglesia, y deberás saber esas cosas”. Carlos pensaba que ella se lo decía sólo para que fuera reverente. No obstante, empezó a prestar atención y a aprender. Al crecer, sí recibió el sacerdocio, llegó a ser padre y fue llamado a ser líder en la Iglesia. Él recordaba lo que su maestra de la Primaria le había dicho, y estaba contento por haber escuchado con atención y por haber aprendido.

Nuestro Padre Celestial tiene un plan para nosotros y nos contó acerca de ese plan cuando vivimos con Él antes de que viniéramos a la tierra. Al enterarnos de Su plan, estábamos tan felices, que nos regocijamos. Su plan incluye el formar parte de una familia; Él también dispuso que pudiésemos elegir entre lo bueno y lo malo e hizo planes para que Jesús viniera a la tierra y nos mostrara cómo elegir lo correcto. Si tenemos fe en Jesucristo y lo seguimos, nuestro Padre Celestial nos promete que seremos felices y que viviremos por la eternidad con nuestra familia, con nuestro Padre Celestial y con Jesucristo.

Póster: Seguiré el plan que mi Padre Celestial tiene para mí.

Colorea el póster de la página A4; después colócalo en una cartulina gruesa y cuélgalo en un lugar que te sirva de recordatorio para seguir el plan que nuestro Padre Celestial tiene para ti.

Note: Si no desea retirar las páginas de la revista, se puede copiar o calcar esta actividad o imprimirla desde www.lds.org en Internet. Para el idioma inglés, haga clic en “Gospel Library”. Para otros idiomas, haga clic en el mapamundi.

Ideas del Tiempo para compartir

  1. 1. Coloque al frente del cuarto de la Primaria la lámina Nº 239 (El Jesucristo resucitado), del juego de láminas Las Bellas Artes del Evangelio. Prepare seis círculos grandes de papel; corte cada uno por la mitad. En seis de los semicírculos, escriba un convenio (diezmo, bautismo, Santa Cena, día de reposo, Palabra de Sabiduría, matrimonio en el templo). En cada uno de los otros seis semicírculos, escriba una de las referencias de las Escrituras que indique la forma de guardar un convenio (Malaquías 3:10; Mosíah 18:10; Moroni 4:3; D. y C. 59:9–13; D. y C. 89:5–21; D. y C. 131:2). Coloque los semicírculos en dos columnas sobre la pizarra o el tablero de anuncios. Pida a los niños que se turnen para buscar y leer en voz alta una de las referencias de las Escrituras. Después, pida al grupo que diga con cuál convenio coincide. Elija a un niño para que nos represente a todos nosotros cuando venimos a la tierra; pídale que se ponga de pie al fondo del cuarto de la Primaria. Cuando se logre elegir un par de semicírculos que coincidan correctamente, junte los dos semicírculos y colóquelos en el piso, formando un sendero por el que el niño pueda caminar. El sendero conduce de vuelta al Salvador. Al hacer convenios y guardarlos, podemos regresar a vivir con Él. Si el tiempo lo permite, cante canciones que recalquen cada convenio.

  2. 2. Con bastante anticipación, haga los arreglos necesarios para que tres o cuatro miembros adultos del barrio o de la rama ayuden en el Tiempo para compartir. Dé a cada uno de ellos una ejemplar de Mis normas del Evangelio, y pídales que piensen en experiencias que puedan relatar a los niños, mediante las cuales demuestren que fueron bendecidos al vivir las normas. Entérese de las normas sobre las que tengan pensado hablar. En el Tiempo para compartir, ponga a la vista un ejemplar de Mis Normas del Evangelio. Elija canciones o himnos que den pistas sobre las normas que se hayan seleccionado. Toque una de las pistas musicales hasta que los niños adivinen la norma correspondiente del Evangelio; después, invite al niño que haya adivinado correctamente a leer la norma del Evangelio. Invite a uno de los miembros adultos a hablar en cuanto a una experiencia en la que haya sido bendecido por haber vivido esa norma específica. De vez en cuando, pida a los niños que canten la canción que tenga la pista musical. Siga efectuando el juego según el tiempo lo permita. Testifique de la felicidad que se recibe cuando vivimos Mis normas del Evangelio.