2006
La carga se le hizo ligera
marzo de 2006


La carga se le hizo ligera

Basado en una historia real

“…el Señor los fortaleció de modo que pudieron soportar sus cargas con facilidad…” (Mosíah 24:15).

Cuando Horst Scharffs tenía catorce años de edad, su mamá le dio dinero para un boleto de tren y lo mandó al campo para intentar comprar comida. La familia Scharffs vivía en Hamburgo, Alemania, durante la Primera Guerra Mundial; no había mucha comida y ésta se tenía que racionar. A menudo, la gente de la ciudad trataba de comprar comida de los granjeros que a veces tenían un poco extra.

Tras haber viajado durante dos horas en el tren, Horst llegó a un pueblo donde comenzó a caminar yendo de puerta en puerta. Aunque visitó más de cuarenta casas, nadie le quiso vender nada.

Horst estaba resuelto a no regresar a casa con las manos vacías, así que decidió caminar los cuatro kilómetros y medio hasta el pueblo más cercano. Después de haber caminado unos cuarenta y cinco minutos y de haber parado ante cada casa que se encontraba en el camino, se encontró con un granjero que le vendió cuarenta y cinco kilos de papas (patatas). ¡Horst no podía creer su suerte! Él pensaba que lo más que podría conseguir sería cuando mucho medio kilo de mantequilla y algunos kilogramos de tocino.

El granjero colocó el saco de papas sobre los hombros de Horst, quien emprendió su regreso a casa de la misma manera como llegó. No pasó mucho tiempo cuando se dio cuenta de lo difícil que era aquella tarea. Las papas, que pesaban por lo menos lo mismo que él, parecían una carga muy pesada para un niño mal nutrido. Si ponía la carga al lado del camino para poder descansar un rato, quizás no podría volvérsela a poner al hombro otra vez.

Mientras analizaba su dilema, de repente pensó en su mamá, quien le había enseñado de las Escrituras en cuanto al poder de la oración. Recordó un pasaje del Libro de Mormón sobre el pueblo de Alma en la tierra de Helam. Esos nefitas, que servían como esclavos a los lamanitas, pidieron al Señor que les aliviara sus cargas. El Señor contestó sus oraciones al hacer que sus cargas se hicieran ligeras. A Horst se le ocurrió que el Señor podría también aligerar el peso de su carga.

Horst comenzó a orar. Instantáneamente sintió como si la carga se le hubiera quitado de los hombros. Pudo caminar con facilidad y sin descansar durante todo el camino de regreso a la estación de ferrocarril.

En la estación ocurrió otro milagro. La policía local tenía autoridad para confiscar cualquier tipo de comida que llevasen los pasajeros. Muchas personas trataban de esconder su comida, pero era imposible que Horst pudiera esconder cuarenta y cinco kilos de papas. Para su sorpresa, no se le dijo nada cuando subió al tren y se le permitió llevar las papas a casa a su mamá.

Esas papas no sólo alimentaron a la familia Horst durante tiempos difíciles, sino que también alimentaron el espíritu del muchacho: Él desarrolló un testimonio firme de que el Señor escucha y contesta nuestras oraciones.

Sandra Dawn Brimhall es miembro del Barrio Welby 4, Estaca Welby, West Jordan, Utah.

“Nuestra fe se consigue por medio de la oración, con el sincero deseo de acercarnos a Dios y confiar en que Él lleve nuestras cargas”.

Élder Robert D. Hales, del Quórum de los Doce Apóstoles, “Cómo tener fe en el Señor Jesucristo”, Liahona, noviembre de 2004, pág. 73.