2006
En las Escrituras hallamos consuelo y valor
Septiembre de 2006


Tiempo para compartir

En las Escrituras hallamos consuelo y valor

“Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré?” (Salmos 27:1).

Los filisteos y los israelitas estaban en guerra. Goliat, un enorme guerrero filisteo, desafió a cualquiera de los israelitas a pelear contra él. Un jovencito llamado David preguntó si él podría pelear contra ese hombre. David tenía gran valor y fe.

Cuando David llegó al campo de batalla, Goliat se burló de él por ser tan joven. David dijo: “…Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel” (1 Samuel 17:45).

David puso una piedra en su honda, la tiró a Goliat y lo hirió en la frente, haciéndolo caer a tierra.

Hoy día tenemos “Goliats” a todo nuestro alrededor; son las cosas malas que nos tientan: el alcohol y las drogas; los programas de televisión y las películas inapropiadas; incluso la pereza y el egoísmo.

El presidente Thomas S. Monson, Primer Consejero de la Primera Presidencia, dijo: “David fue al arroyo y con detenimiento buscó cinco piedras lisas con las cuales hacer frente a su enemigo… Del mismo modo que David se dirigió al arroyo, nosotros también debemos recurrir a nuestro manantial: el Señor. ¿Cuáles piedras lisas seleccionarás para derrotar a tu Goliat?” El presidente Monson propone que escojamos las piedras del valor, del esfuerzo, de la humildad, de la oración y del amor al deber (véase “Afrontad a vuestro Goliat”, Liahona, mayo de 1987, pág. 2).

Nosotros demostramos valor cuando escogemos lo justo; demostramos esfuerzo cuando trabajamos duro; demostramos humildad cuando confiamos en el Señor y cuando oramos para pedir Su ayuda; cumplimos nuestras responsabilidades cuando guardamos nuestras promesas y nuestros convenios bautismales. Podemos derrotar a los Goliats de nuestra vida si utilizamos estas cinco piedras y otras, tales como el estudio de las Escrituras y la noche de hogar.

Conecta los puntos David y Goliath

Conecta los puntos a fin de hacer una lámina de la apariencia que David y Goliat pudieron tener. Coloréala y cuélgala en un lugar donde la puedas ver a menudo. El ver las cinco piedras te recordará que debes vencer a tus propios Goliats.

Ideas del Tiempo para compartir

  1. 1. Invite a una persona adulta a representar a uno de los del pueblo de Alma, en Mosíah 24:8–15. Pídale que lleve una mochila y cuente el relato. Dé a los niños un trozo de papel y pídales que escriban una prueba o un desafío que los niños tienen hoy día como, por ejemplo ropa inmodesta, programas indecentes, etc. (Los niños más pequeños pueden hacer dibujos.) A medida que los niños hablen de sus desafíos, pídales que envuelvan una pequeña piedra en el papel y la coloquen en la mochila. Vaya pasando la mochila entre algunos de los niños. Hablen de cómo nuestro Padre Celestial les ayuda con sus pruebas. Con cada sugerencia, quite varias de las piedras. Vuelva a pasar la mochila. Canten una canción o un himno acerca del Salvador. Explique que Jesucristo siempre nos ayudará y nos consolará.

  2. 2. Invite a dos hermanos, aprobados por el obispo o el presidente de rama, para que vayan preparados para contar (1) el relato de la Liahona, que guió al barco hacia la tierra prometida (véase 1 Nefi 18:8–22) y (2) el relato del sueño de Lehi y la barra de hierro que conduce al árbol de la vida (véase 1 Nefi 8). Pregunte a los niños qué tuvo que hacer la gente para demostrar fe y recibir dirección. ¿Cuáles son la Liahona y la barra de hierro de nuestros días? Lea Alma 37:44 y 1 Nefi 11:25 (palabras de Cristo, palabra de Dios). ¿De qué modo recibimos las palabras de Cristo? Diga a los niños que para dar respuesta a esa pregunta, les va a dar pistas musicales. Por cada canción, toque las primeras notas, y deje que los niños adivinen cuál es la canción y su mensaje. El mensaje nos indicará a dónde debemos acudir para oír las palabras de Cristo. Toque canciones acerca de profetas, del Espíritu Santo y de las Escrituras. Señale que para recibir orientación, debemos hacer lo mismo hoy día que lo que hizo el pueblo de Nefi.