2007
Élder Octaviano Tenorio De los Setenta
Mayo de 2007


Élder Octaviano Tenorio
De los Setenta

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El élder Octaviano Tenorio Domínguez sabe que el recibir las ordenanzas del templo cambia la vida de las personas. Ha cambiado su propia vida, y él ha tenido puestos que le han permitido ver cómo ha cambiado la vida de otras personas. “Permanezcan cerca del templo”, nos insta.

Nació el 31 de octubre de 1942, hijo de Octaviano Tenorio y Flora Domínguez de Tenorio, en Tilapan, Veracruz, México, y se unió a la Iglesia después que su familia se mudó a Río Bravo, en el norte de México.

El élder Tenorio El élder Tenorio se certificó contabilidad y administración de empresas. Después de varios años, conoció a Rosa Elva Valenzuela González en la Ciudad de México, donde ahora residen. Fueron sellados el 4 de enero de 1974 en el Templo de Mesa, Arizona, y tienen cinco hijos.

Muy al principio de su carrera profesional, se le pidió al élder Tenorio que aceptara un puesto como gerente del Centro de Servicios Genealógicos de la Iglesia en México. Ya que le iba muy bien en su empleo en la industria de las publicaciones, no estaba seguro si debía aceptar el nuevo puesto, pero después de una serie de acontecimientos inspirados, comprendió que debía hacerlo.

“Cambió el curso de mi vida”, dice él, ya que entrelazó su vida con la historia familiar y la obra del templo.

Después de trabajar en ese empleo por siete años, durante los cuales sirvió como presidente de estaca, fue llamado a ser sellador y el primer registrador del Templo de la Ciudad de México. Dejó el templo para presidir la Misión México Tuxtla Gutiérrez. Posteriormente fue gerente de los Departamentos de Registros de Miembros, de Administración de Materiales y de los Servicios de Bienestar de área; durante ese tiempo sirvió como representante regional y posteriormente como Setenta de Área.

Después que se jubiló la persona que lo había reemplazado, el élder Tenorio de nuevo ocupó el puesto de registrador del Templo de la Ciudad de México. “El templo ha sido una parte importante de mi vida, y creo que la verdadera felicidad se halla a través de las ordenanzas del templo”, dice él.

El élder Tenorio está muy agradecido al Señor y considera una gran bendición el poder servirle ahora en el Primer Quórum de los Setenta.