2007
Una exposición de arte en Canadá une a la comunidad
Junio de 2007


Una exposición de arte en Canadá une a la comunidad

Sean Flint era un nuevo miembro de la Iglesia y misionero de barrio, y deseaba compartir su conocimiento del Evangelio con todas las personas de su ciudad, Moose Jaw, Saskatchewan, Canadá. El hermano Flint reconocía que existían ciertas ideas erróneas acerca de la Iglesia en su ciudad, lo cual dificultaría la obra misional.

“Deseábamos hacer algo que lograra atraer la atención hacia la Iglesia y que mostrara que muchas de las ideas preconcebidas sobre la Iglesia no eran ciertas”, dice el hermano Flint.

Este hermano habló con los misioneros de su barrio, y juntos decidieron que la mejor manera de compartir el Evangelio sin generar confrontaciones y al mismo tiempo tender la mano a la comunidad y a las más de 30 diferentes iglesias sería reunir a todos en torno a aquello que tenían en común: la fe. Se tomaron en cuenta varias ideas, pero al final decidieron que lo mejor sería presentar una exposición de arte inspiradora basada en la fe.

“Uno de los misioneros me dijo que había pensado exponer obras de arte en una exposición patrocinada por la Iglesia”, dijo el hermano Flint. “Entonces se me ocurrió una idea: ¿no sería estupendo invitar a todas las iglesias de Moose Jaw a participar y que todas expusieran sus propias obras de arte?”

La idea estaba ahí y al poco tiempo nació la Exposición de arte del Evangelio de 2006. Con la ayuda de los miembros y de los misioneros del Barrio Moose Jaw se corrió la voz y se hicieron planes.

Se prepararon cuarenta carteles grandes de colores los cuales se distribuyeron junto con invitaciones para que los miembros de otras iglesias expusieran su arte religioso. Los miembros distribuyeron también más de 32.000 carteles más pequeños por toda la ciudad, dice Gerry Miller, líder misional del barrio.

El hermano Miller agregó que los jóvenes del barrio también colaboraron. “Los hombres jóvenes, bajo la dirección del presidente de los Hombres Jóvenes de la estaca, Lorne Bachiu, confeccionaron más de 150 caballetes para exponer las obras de arte”, dijo.

El periódico local, el Times-Herald, dedicó un artículo a la exposición, y la cadena local de radio, CHAB, también hizo una transmisión en cuanto a ella.

Sin embargo, poco antes de la fecha prevista para la exposición, el hermano Flint temía que quizá no pudiera llevarse a efecto.

“Tres días antes de la exposición todavía no habíamos recibido ninguna respuesta de otras Iglesias o de personas que no fueran miembros”, explica el hermano Flint. Pero después de orar mucho a lo largo de los dos días siguientes, la iglesia Saint AndrewUnited Church y diez miembros de otras religiones llamaron para ofrecer sus obras de arte.

La exposición abrió sus puertas según lo previsto, y dio cabida a 140 obras de arte en seis categorías diferentes. Los misioneros estaban presentes para responder a cualquier pregunta de los visitantes y para aportar información sobre la Iglesia a los que la solicitaban.

A pesar de que la asistencia a la exposición no llegó a los centenares, el hermano Flint logró lo que deseaba, es decir, reunir a los residentes de Moose Jaw y compartir el Evangelio de una manera amigable.

“No hubo ningún tipo de confrontación. Parece que todos pudieron sentir el Espíritu. Fue una experiencia estupenda”, dijo el hermano Flint.

Vicci Spicer, que aportó a la exposición su antigua réplica de un templo masón de madera tibetana, que databa del siglo XVI, expresó su agradecimiento por la oportunidad de participar en dicha exposición.

“Por lo general, dado que pertenezco a la fe judía, no se me invita a las exposiciones de arte religioso”, explicó Vicci Spicer. “Conocí a muchas personas maravillosas y vi obras de arte muy hermosas, pero por encima de todo, en la iglesia mormona encontré amistad”.

Aunque todavía no se ha decidido si esta exposición de arte se convertirá en un acontecimiento anual, se cuenta con el apoyo de la comunidad para efectuar una nueva exposición.

“La iglesia Saint Andrew’s United Church disfrutó mucho esta exposición. Les pareció una idea fantástica y propusieron que su propia iglesia albergara el acontecimiento al año siguiente”, dice el hermano Flint. “Todas las personas que participaron en la exposición dijeron que volverían al año siguiente y que correrían la voz”.