2007
Más ideas para el Tiempo para compartir, agosto de 2007
Agosto de 2007


Más ideas para el Tiempo para compartir, agosto de 2007

A continuación se ofrecen ideas adicionales que las líderes de la Primaria pueden utilizar junto con la sección Tiempo para compartir de este ejemplar de la revista Liahona. Para consultar la lección, las instrucciones y la actividad que corresponden a estas ideas, véase “Escucha la voz apacible y delicada”, en las páginas A4 y A5 de la sección Amigos de este ejemplar.

  1. Válgase de una lección práctica (consulte “Lecciones prácticas”, La enseñanza: el llamamiento más importante, págs. 185–186) para ayudar a los niños a entender cómo pueden reconocer el Espíritu. Prepare una “caja con calcetines” cortando en la parte inferior de la caja dos agujeros de unos 8 centímetros de diámetro y separados unos 15 centímetros entre sí. La caja debe ser lo bastante grande para que un niño pueda introducir las manos, pero también debe ser lo bastante pequeña para poder sostenerla en alto y que toda la Primaria la vea. Corte la parte superior de dos calcetines viejos y sujete con grapas la orilla de los mismos con el borde de cada uno de los agujeros, cerciorándose de que las puntas de las grapas queden hacia el interior de la caja para que los niños no se rasguñen. El hacer esto con los calcetines impedirá que los niños vean el contenido de la caja.

    Introduzca en la caja un objeto muy conocido sin que los niños vean qué es, cierre la caja y colóquela de lado. Sosténgala en alto o colóquela sobre una mesa y pida a un niño que meta las manos por los calcetines e intente describir lo que hay en el interior. Abra la tapa de la caja para que los niños de la Primaria puedan ver de qué objeto se trata. Emplee objetos fácilmente reconocibles, como frutas conocidas, juguetes o cosas de la casa. Repita la actividad con diversos objetos y niños y explique que no nos cuesta reconocer los objetos que nos resultan familiares.

    Entonces dé a los niños objetos que sean más difíciles de reconocer, como por ejemplo artículos especializados, como pueden ser utensilios de cocina o de jardinería. Si el niño no lograra identificarlo, pídale que describa cómo se siente el objeto cuando lo toca (como por ejemplo, frío, suave, duro, rasposo, etc.).

    Compare la experiencia de la caja con reconocer las impresiones del Espíritu Santo. Cuando estamos familiarizados con el Espíritu, cuando sentimos Su paz regularmente, sabemos cómo se siente y podemos reconocerlo con facilidad. Sin embargo, cuando somos pequeños o no hemos tenido muchas experiencias con el Espíritu, tal vez nos cueste reconocerlo.

    La forma de aprender a reconocer el Espíritu Santo es sentir Sus impresiones por uno mismo, aunque también podemos aprender de las experiencias de los demás. Comparta su testimonio del Espíritu Santo y una experiencia de cuando percibió Sus impresiones.

  2. Ponga a la vista las palabras enseñar, guiar, advertir, proteger y consolar en diferentes partes del aula; dígales a los niños que va a darles el significado de ellas y que desea que encuentren la palabra que usted está definiendo. Emplee definiciones sencillas. Explique que usted conoce a una persona capaz de hacer todas esas cosas y permita que los niños adivinen que se trata del Espíritu Santo.

    Muestre las láminas siguientes: Las bellas artes del Evangelio 520 (Gordon B. Hinckley), 518 (Ezra Taft Benson) y 516 (Harold B. Lee). Ayude a los niños a nombrar a cada uno de estos Presidentes de la Iglesia y lea las citas seleccionadas de los siguientes artículos para ilustrar tres de las cinco palabras: enseñar (Gordon B. Hinckley, “Creo en estos Tres”, Liahona, julio de 2006, pág. 2), proteger (Ezra Taft Benson, “A los niños de la Iglesia”, Liahona, julio de 1989, pág. 97) y advertir (relato de Harold B. Lee, Primaria 1, lección 7). Si lo desea, puede hacer uso de experiencias propias o referirse a los artículos siguientes para ilustrar las dos palabras restantes: consolar (James E. Faust, “El Consolador”, Liahona, abril de 2005, pág. A2) y guiar (Thomas S. Monson, “La enseñanza de los hijos”, Liahona, octubre de 2004, pág. 2). Testifique de cómo le ha ayudado el Espíritu Santo a usted.