2007
Testigos de las Escrituras
Noviembre de 2007


Testigos de las Escrituras

Las Escrituras de la Restauración no compiten con la Biblia, sino que la complementan.

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Expresamos amor y admiración al presidente Henry B. Eyring, al élder Quentin L. Cook y al élder Walter F. González y rogamos que las bendiciones del Señor los acompañen en sus nuevos llamamientos.

Expresamos sentimientos sinceros de gratitud a cada uno de ustedes, hermanos y hermanas. Sus ejemplos de servicio y compasión están recibiendo mucha atención por todo el mundo. Al mismo tiempo, muchos se preguntan en cuanto a la historia y las doctrinas de esta Iglesia; entre esos críticos están los que ponen en tela de juicio el Libro de Mormón1.

La indiferencia hacia el Libro de Mormón o hacia cualquier otra Escritura sagrada me preocupa profundamente. Al tratar esa preocupación, he intitulado mis comentarios “Testigos de las Escrituras”.

Definiciones

Definiré el término escrituras en lo que respecta a la Biblia y a las Escrituras de la Restauración2. Los miembros de la Iglesia “creemos que la Biblia es la palabra de Dios hasta donde esté traducida correctamente; también creemos que el Libro de Mormón es la palabra de Dios”3. Las Escrituras de la Restauración también incluyen Doctrina y Convenios, así como La Perla de Gran Precio.

En el diccionario se define el sustantivo testigo como una “atestación” de un hecho o acontecimiento, o sea, un testimonio4. El término testigo encierra especial significado cuando se aplica a la palabra de Dios. En la Biblia leemos esta importante declaración: “Por boca de dos o de tres testigos se decidirá todo asunto”5. Esto asegura a los hijos de Dios que a las doctrinas divinas las ratifica más de un testigo de las Escrituras.

Las Escrituras testifican de Jesucristo

Tanto la Biblia como el Libro de Mormón son testigos de Jesucristo; enseñan que Él es el Hijo de Dios, que vivió una vida ejemplar, que expió por toda la humanidad, que murió en la cruz y se levantó de nuevo como el Señor resucitado. En ellas se enseña que Él es el Salvador del mundo.

Los testigos de las Escrituras se corroboran el uno al otro. Este concepto se explicó hace mucho tiempo cuando un profeta escribió que el Libro de Mormón se había escrito “con el fin de que creáis [la Biblia]; y si creéis en [la Biblia], también creeréis en [el Libro de Mormón]”6. En cada libro se hace mención del otro; cada libro es evidencia de que Dios vive y de que habla a Sus hijos mediante revelación a Sus profetas7.

El amor por el Libro de Mormón expande el amor que uno siente por la Biblia y viceversa. Las Escrituras de la Restauración no compiten con la Biblia, sino que la complementan. Estamos en deuda con mártires que dieron su vida para que pudiésemos tener la Biblia, la cual establece la naturaleza eterna del Evangelio y del plan de felicidad. El Libro de Mormón restaura y recalca doctrinas bíblicas como el diezmo8, el templo9, el día de reposo10 y el sacerdocio11.

Un ángel proclamó que el Libro de Mormón12 establecería la verdad de la Biblia13. También reveló que los escritos de la Biblia que tenemos hoy en día no están tan completos como cuando fueron originalmente escritos por profetas y apóstoles14. Declaró que el Libro de Mormón restauraría cosas claras y preciosas que se habían quitado de la Biblia15.

Una profecía del Libro de Mormón advirtió que algunas personas se opondrían al concepto de tener escrituras adicionales. A aquellos que piensan que “no [necesitan] más Biblia”16, consideren este consejo que Dios ha dado:

“¿No sabéis que hay más de una nación? ¿No sabéis que yo, el Señor vuestro Dios, he creado a todos los hombres… y que gobierno arriba en los cielos y abajo en la tierra; y manifiesto mi palabra a los hijos de los hombres, sí, sobre todas las naciones de la tierra?

“… ¿No sabéis que el testimonio de dos naciones os es un testigo de que yo soy Dios, que me acuerdo tanto de una nación como de otra? Por tanto, hablo las mismas palabras, así a una como a otra nación. Y… el testimonio de las dos se juntará también”17.

El relato de las Escrituras sobre Jesucristo es en verdad acerca de lo que ocurrió en dos hemisferios18. Mientras en el hemisferio oriental María y José hacían los preparativos para el nacimiento del santo niño en Belén19, Nefi, en el occidental, recibía instrucción del Mesías preterrenal. El Señor dijo a Nefi: “…sé de buen ánimo… mañana vengo al mundo para mostrar al mundo que he de cumplir todas las cosas que he hecho declarar por boca de mis santos profetas”20.

A los que dudan de ese segundo testigo —el Libro de Mormón— el Señor amonestó: “…por haber tratado ligeramente las cosas que habéis recibido… permanecerán bajo… condenación hasta que se arrepientan y recuerden… el Libro de Mormón y los mandamientos anteriores que les he dado [la Biblia, y obran] de acuerdo con lo que he escrito”21.

El Señor dio otras Escrituras de la Restauración22 y declaró que esas palabras también se cumplirán23. Con esos testigos de las Escrituras, las doctrinas falsas serán confundidas24. Con esos testigos de las Escrituras, las doctrinas de la Biblia no sólo se corroboran sino que se aclaran.

Las Escrituras de la Restauración aclaran la Biblia

¿En qué forma las Escrituras de la Restauración aclaran la Biblia? Existen muchos ejemplos, pero cito sólo algunos, empezando con el Antiguo Testamento.

Isaías escribió: “…hablarás desde la tierra, y tu habla saldrá del polvo; y será tu voz de la tierra como la de un fantasma, y tu habla susurrará desde el polvo”25. ¿Podrían otras palabras describir mejor al Libro de Mormón, que salió “de la tierra” para “[susurrar] desde el polvo” a la gente de hoy?26.

Pero Isaías no fue el único profeta del Antiguo Testamento que predijo el Libro de Mormón. Ezequiel escribió:

“…toma ahora un palo, y escribe en él: Para Judá, y para los hijos de Israel… Toma después otro palo, y escribe en él: Para José, palo de Efraín, y para toda la casa de Israel…

“Júntalos luego el uno con el otro, para que sean uno solo, y serán uno solo en tu mano”27.

Hoy día, los santos que viven en muchas naciones de la tierra sostienen agradecidos la Biblia (el palo de Judá) y el Libro de Mormón (el palo de Efraín) unidos como si fueran uno en sus manos.

¿Y qué del Nuevo Testamento? En el Libro de Mormón se atestigua también en cuanto a sus enseñanzas. Como ejemplos de ello están el milagroso nacimiento del niño en Belén28, Su sermón del monte29 y el intenso sufrimiento del Salvador30. La doctrina de la Resurrección se menciona con más frecuencia en el Libro de Mormón que en la Biblia31.

Pablo mencionó la necesidad de tener el Espíritu Santo y preguntó: “¿Recibisteis el Espíritu Santo…? Y ellos le dijeron: Ni siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo”32. Esa doctrina la aclara otro testigo de las Escrituras, transmitido por medio del Profeta del Señor para la Restauración, que nos enseñó a “creer en el don del Espíritu Santo por medio de la imposición de manos”33. Ese valioso y potente don está de nuevo al alcance de los hijos de Dios.

Pablo hizo referencia a los tres grados de gloria después de esta vida, cuando enseñó que “una es la gloria del sol, otra la gloria de la luna, y otra la gloria de las estrellas”34. Otro testigo de las Escrituras ha aclarado esa vislumbre de la gloria posmortal. El Señor reveló que “la gloria de lo celestial es una, así como la gloria del sol es una.

“Y la gloria de lo terrestre es una, así como es una la gloria de la luna.

“Y la gloria de lo telestial es una, así como la gloria de las estrellas es una”35.

El más alto de esos reinos, el celestial, está reservado para los que obedecen la ley de ese reino:

“Y aquellos que no son santificados por la ley… de Cristo, deberán heredar otro reino, ya sea un reino terrestre o un reino telestial.

“Porque el que no es capaz de obedecer la ley de un reino celestial, no puede soportar una gloria celestial”36.

Esos tres grados de gloria tienen que ver con la vida posmortal; tienen que ver con la inmortalidad del alma humana. Ese don de la inmortalidad se hizo realidad a causa de la expiación de Jesucristo37. Esta importante palabra —expiación— en cualquiera de sus formas, se menciona sólo una vez en la versión del Rey Santiago del Nuevo Testamento38; ¡en el Libro de Mormón aparece 39 veces!39.

Juan, al escribir en el libro de Apocalipsis del Nuevo Testamento, vio “volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo”40. Un ángel específico poseía las llaves de la responsabilidad por el Libro de Mormón41. ¡Era el ángel Moroni! Éstos son tan sólo unos ejemplos de las muchas doctrinas bíblicas que se aclaran por medio de las Escrituras de la Restauración42.

El Libro de Mormón: Otro Testamento de Jesucristo

De buena voluntad compartimos las Escrituras de la Restauración con la gente de todo el mundo. En el Libro de Mormón se encuentra registrado el ministerio personal del Señor resucitado a la gente de la antigua América. Reflexionemos en estas verdades eternas que Él proclamó:

“He aquí, soy Jesucristo, el Hijo de Dios. Yo creé los cielos y la tierra, y todas las cosas que en ellos hay. Era con el Padre desde el principio…

“…las Escrituras concernientes a mi venida se han cumplido…

“Yo soy la luz y la vida del mundo”.

El Salvador continuó:

“…al que venga a mí con un corazón quebrantado y un espíritu contrito, lo bautizaré con fuego y con el Espíritu Santo…

“…he venido al mundo para traer redención al mundo, para salvar al mundo del pecado.

“Por tanto, al que se arrepintiere y viniere a mí como un niño pequeñito, yo lo recibiré, porque de los tales es el reino de Dios… he dado mi vida, y la he vuelto a tomar; así pues, arrepentíos y venid a mí… y sed salvos”43.

Esas declaraciones del Señor resumen quién es Él en realidad y lo que en verdad desea que seamos. Desea que vengamos a Él y, que al final, nos encontremos gloriosamente acogidos por los brazos de Su amor.

Expreso mi profunda gratitud por los testigos de las Escrituras. He visto el potente cambio que viene a las personas que aplican las enseñanzas del Señor a sus vidas. Esa transformación conduce a la bendición de la vida eterna44.

Sé que Dios vive. Jesús es el Cristo. Su evangelio ha sido restaurado en estos últimos días. El presidente Gordon B. Hinckley es Su profeta en esta época. De ello testifico, en el nombre de Jesucristo. Amén.

Notas

  1. El título completo es El Libro de Mormón: Otro Testamento de Jesucristo.

  2. La Restauración la previeron Pedro (véase Hechos 3:19–21), Juan (véase Apocalipsis 14:6–8) y Pablo (véase Efesios 1:10). Al profeta José Smith se le enseñó que, en esta última dispensación, habría una “restauración de todas las cosas… que se han declarado por boca de todos los santos profetas desde el principio del mundo” (D. y C. 27:6).

  3. Los Artículos de Fe 1:8.

  4. Merriam-Webster’s Collegiate Dictionary, décimo primera edición, 2003, “witness”, 1439.

  5. 2 Corintios 13:1. En Mateo 18:16 y Éter 5:4 aparecen declaraciones similares.

  6. Mormón 7:9.

  7. Al profeta de esta actual dispensación el Señor declaró: “…esta generación recibirá mi palabra por medio de ti” (D. y C. 5:10).

  8. Véase Alma 13:15; 3 Nefi 24:8–10.

  9. Véase 2 Nefi 5:16; Jacob 1:17; 2:2, 11; Mosíah 2:5–7.

  10. Véase Mosíah 13:16–19; 18:23.

  11. Véase 2 Nefi 6:2; Mosíah 18:18; Alma 6:1; 13:1–3, 6–11; 3 Nefi 18:5; Moroni 3:1–4.

  12. El Libro de Mormón es para manifestar “a todas las familias, lenguas y pueblos que el Cordero de Dios es el Hijo del Eterno Padre, y es el Salvador del mundo; y que es necesario que todos los hombres vengan a él, o no serán salvos” (1 Nefi 13:40).

  13. Véase 1 Nefi 13:40.

  14. Véase 1 Nefi 13:28–29.

  15. Véase 1 Nefi 13:40.

  16. 2 Nefi 29:6.

  17. 2 Nefi 29:7–8.

  18. Debido a que Él es Creador de “incontables mundos” (Moisés 1:33), Escrituras adicionales de otros lugares son una clara posibilidad.

  19. Véase Lucas 2:4–6.

  20. 3 Nefi 1:13.

  21. D. y C. 84:54, 57.

  22. Véase D. y C. 135:3.

  23. Véase José Smith—Mateo 1:31–35.

  24. Véase 2 Nefi 3:12; Ezra Taft Benson, “Un nuevo testigo de Cristo”, Liahona, enero de 1985, pág. 4.

  25. Isaías 29:4.

  26. Isaías vio que en los últimos días, Dios llevaría a cabo “un prodigio grande y espantoso” (Isaías 29:14). Esas palabras resonaron en los oídos de los habitantes de la antigua América: “…el Señor volverá a extender su mano por segunda vez para restaurar a su pueblo de su estado perdido y caído. Por tanto, él procederá a efectuar una obra maravillosa y un prodigio entre los hijos de los hombres” (2 Nefi 25:17). Esa obra maravillosa incluiría la salida a la luz del Libro de Mormón y la restauración del Evangelio. En el Libro de Mormón se cita a Isaías con frecuencia. El estudio de esas citas tal vez sea tedioso, pero no repetitivo. De los 433 versículos de Isaías que aparecen en el Libro de Mormón, 234 difieren de los de la Biblia.

  27. Ezequiel 37:16–17.

  28. Véase 1 Nefi 11:13–20; Alma 7:10.

  29. Véase 3 Nefi 12–14.

  30. Véase Mosíah 3:7. A Su profeta de los últimos días se le dio una versión directa de Su sufrimiento (Véase D. y C. 19:16–19).

  31. La palabra resurrección aparece en 40 versículos de la Versión del Rey Santiago de la Biblia; aparece en 56 versículos del Libro de Mormón. Véase también Jeffrey R. Holland, Christ and the New Covenant: The Messianic Message of the Book of Mormon, 1997, págs. 238–41.

  32. Hechos 19:2. Véase Hechos 2:38 en cuanto a la enseñanza de Pedro tocante a la necesidad de tener el don del Espíritu Santo.

  33. History of the Church, Tomo 5, pág. 499.

  34. 1 Corintios 15:41.

  35. D. y C. 76:96–98; véase también 131:1.

  36. D. y C. 88:21–22.

  37. Véase Mosíah 16:10; Alma 42:23; Mormón 6:21.

  38. Véase Romanos 5:11.

  39. En inglés: Expiación: 28 veces; expiar o expiando: 8 veces; expía: 3 veces. En varios versículos, la palabra expiación aparece más de una vez (véase 2 Nefi 9:7; Alma 34:9; 42:23).

  40. Apocalipsis 14:6.

  41. Véase D. y C. 27:5; 128:20.

  42. El Nuevo Testamento se refiere a “otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor” (Juan 10:16). Esa doctrina se aclara en el Libro de Mormón; da testimonio del Señor resucitado que se dirige a la gente de la antigua América. Allí, el Señor dijo: “…vosotros sois aquellos de quienes dije: Tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo yo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño y un pastor” (3 Nefi 15:21).

    En el Nuevo Testamento aparece un relato limitado del conocimiento que Pablo tenía del bautismo por los muertos (véase 1 Corintios 15:29). Únicamente en las Escrituras de la Restauración se aclara esa doctrina divina (véase D. y C. 124:29–30, 41; 128:1, 11–12, 16–18; 138:47–48).

  43. 3 Nefi 9:15–16, 18, 20–22.

  44. Véase 3 Nefi 9:14; D. y C. 30:8.