2008
Mi vida es un don, un plan se le dio
Enero de 2008


Tiempo para compartir

Mi vida es un don, un plan se le dio

“Todos los seres humanos, hombres y mujeres, son creados a la imagen de Dios. Cada uno es un amado hijo o hija espiritual de padres celestiales y, como tal, cada uno tiene una naturaleza y un destino divinos” (“La Familia: Una proclamación para el mundo”).

Mi vida es un don, un plan se le dio, allá en el cielo fue donde empezó. Opté por venir a este mundo terrenal, y procurar siempre la luz celestial.

(“El plan de Dios puedo seguir”, Canciones para los niños, pág. 86)

Estas palabras enseñan que viviste con nuestro Padre Celestial antes de venir a la tierra; eres Su hijo. Nuestro Padre Celestial le pidió a Su Hijo, Jesucristo, que creara la tierra, y ésta se preparó a fin de que pudieras venir a recibir un cuerpo. También se te dio el albedrío, y escogiste venir a la tierra y aprender a seguir el plan de nuestro Padre Celestial.

En las Escrituras se te enseña en cuanto al plan de nuestro Padre Celestial. Jacob, un profeta del Libro de Mormón, enseñó que Jesucristo fue escogido para ser nuestro Salvador, que vendría a la tierra, tomaría sobre Sí los pecados del mundo y proporcionaría la manera de que todos los hijos de nuestro Padre Celestial regresaran a Él. Gracias a Jesús, puedes arrepentirte de tus pecados y ser perdonado. Jacob dijo: “¡Oh cuán grande es el plan de nuestro Dios!” (2 Nefi 9:13).

Nuestro Padre Celestial te ama; Él te ha dado Su palabra —las Escrituras— a fin de que puedas aprender acerca de Su plan, y si lo sigues, serás feliz en la tierra y regresarás a vivir con Él algún día.

Actividad

Separa de la revista la página A4 y pégala en cartulina gruesa. Recorta cada una de las piezas, siguiendo las líneas negras, y pega en la parte de atrás de cada pieza un pedazo de franela o material áspero. Utiliza la ilustración del franelógrafo terminado a fin de que te sirva para acomodar las piezas en el orden correcto. Aprende en cuanto al plan de salvación y comparte con tu familia lo que hayas aprendido. Si lo deseas, puedes utilizar esta actividad para una lección de la noche de hogar.

Ideas del Tiempo para compartir

  1. Muestre una lámina de la Primera Presidencia y del Quórum de los Doce Apóstoles y un ejemplar de “La Familia: Una proclamación para el mundo” (Liahona, octubre de 2004, pág. 49). Hablen sobre la importancia de la proclamación y ayude a los niños a memorizar la primera frase del segundo párrafo. Explique que ser “creados a la imagen de Dios” significa que tenemos cuerpos físicos y que podemos llegar a ser como nuestro Padre Celestial. Hablen sobre las bendiciones de tener un cuerpo y mencione lo que dice en Mis Normas del Evangelio: “Mantendré mi mente y mi cuerpo sagrados y puros, y no participaré de cosas que sean dañinas para mí”. Hablen sobre las formas de mostrar respeto por nuestro cuerpo.

  2. Diga: “Tengo un destino divino”, y pregunte a los niños lo que eso significa. Analicen el significado de las palabras “divino” (directamente de Dios) y “destino” (un plan predeterminado). Lean juntos Abraham 3:23, y subraye la frase “fuiste escogido antes de nacer”. Relate algunos acontecimientos de la vida de Abraham. Haga hincapié en que nuestro Padre Celestial conoció y amó a Abraham en la vida preterrenal. Debido a su obediencia, Abraham recibió muchas bendiciones de nuestro Padre Celestial. Dé algunos ejemplos de otras personas que fueron escogidas antes de nacer para llevar a cabo una importante misión: José Smith (véase 2 Nefi 3:14–15), Gordon B. Hinckley (véase “Buscad el reino de Dios”, Liahona, mayo de 2006, pág. 81), y Jesucristo (véase Moisés 4:1–2). Recuerde a los niños que nuestro Padre Celestial tiene una importante misión para que ellos la cumplan mientras estén en la tierra. Pregunte: “¿Qué cosas desea nuestro Padre Celestial que ustedes hagan?”. Testifique que toda persona tiene un destino divino y que el hacer lo justo servirá para que puedan cumplirlo.