2008
UN TESTIMONIO PERSONAL DEL SALVADOR
Marzo de 2008


UN TESTIMONIO PERSONAL DEL SALVADOR

Supongo que mi bautismo cuando era una niña de once años marcó el principio de mi testimonio de Aquél a cuya Iglesia me había afiliado. Desde entonces he tenido el deseo de seguir las enseñanzas de Jesucristo y de vivir de acuerdo con los principios del Evangelio.

El obtener mi testimonio de Jesucristo ha sido un proceso gradual y se ha incrementado con mi participación activa en la Iglesia. En lo hermoso de la naturaleza he percibido muchas veces Su gran amor por nosotros y eso me brinda un mayor aprecio por Él. Al ayunar y orar y recibir respuesta a esas oraciones, he sentido que el Espíritu me testifica, sabiendo que Jesucristo es el Mediador entre el Padre Celestial y nosotros. He tenido el gozo de estar cerca de Él las muchas veces que voy a adorarlo al templo.

A lo largo de mi vida, mi testimonio ha crecido y se ha fortalecido hasta que, actualmente, no tengo duda alguna de que Jesucristo es el Hijo de Dios, mi Salvador y Redentor. Ese conocimiento me brinda una serena tranquilidad y paz.