2008
Cuando estés en Roma, haz como estos romanos
Septiembre de 2008


Cuando estés en Roma, haz como estos romanos

La juventud de Roma, Italia, se mantiene fuerte en contra de las influencias invasoras del mundo.

La gente entraba y salía de los comercios, y saludaba a sus amigos en el abarrotado centro de la ciudad. Algunas personas hablaban de negocios mientras se dirigían al trabajo, al mismo tiempo que otras compartían sus opiniones sobre la política. Los niños jugaban, disfrutando el sol matinal.

Así podría haber sido un día típico en Roma de la antigüedad.

El Imperio Romano era una poderosa civilización que dominaba militar y económicamente. ¿Quién podría haber imaginado que caería?

Pero cayó. Desde su interior, el decaimiento del imperio se vio alimentado por la ambición de las personas por el poder y las riquezas, y por su indiferencia hacia la rectitud. Desde su exterior, el cada vez más débil imperio fue invadido y conquistado por potencias militares vecinas.

En la actualidad, los hombres y las mujeres jóvenes de la Estaca Roma, Italia, se mantienen fuertes, tal como una vez lo hizo el imperio. Pero estos jóvenes se mantienen firmes en contra de las influencias invasoras del adversario y fortalecen su espiritualidad al llevar una vida recta.

Misioneros romanos

En una carta a los romanos, el apóstol Pablo dijo: “Porque no me avergüenzo del evangelio” (Romanos 1:16). Hoy en día, los jóvenes Santos de los Últimos Días de Roma tampoco se avergüenzan ni necesitan que se les aliente a defender lo que creen, aun cuando a veces es difícil.

Arianna Hibo, de 15 años, dice: “Tengo amigos que no comparten mis ideas, pero siempre me respetan”.

Dalila Vardeu, de 15 años, agrega: “Tengo amigos que me escuchan y tratan de comprender lo que soy”.

¿Y qué es? ¿Qué características describen a estos cuantos jóvenes Santos de los Últimos Días que sobreviven en la ajetreada capital italiana? Son honrados, dedicados, cordiales, rectos y sinceros en su deseo de vivir y compartir el Evangelio.

Sami Pace, de 16 años, prestó servicio como presidente del quórum de diáconos en una época en que era el único miembro del quórum. “Aprendí la importancia de la obra misional, aun cuando hasta ahora no he obtenido ningún resultado”, dice. “Soy el único joven de la zona en que vivo que es miembro. Todos los días aprendo algo más en cuanto a la obra misional”.

Denise De Feo, de 15 años, tiene un ejemplo en su hermano mayor. “En este momento está sirviendo en una misión y está teniendo muchas experiencias. No todas son buenas, pero siempre tiene algo que enseñar, y eso me consuela”.

Los jóvenes saben que incluso actos aparentemente pequeños de servicio o de obra misional pueden tener un efecto positivo en los demás. Davide Bosco, de 17 años, dice: “En las Escrituras, el Señor nos pide que dejemos que nuestra luz alumbre (véase Mateo 5:16). No nos pide que hagamos grandes cosas, sino que hagamos las pequeñas”.

Para la fortaleza de la juventud italiana

Los jóvenes de Roma, miembros de la Iglesia, sí dejan que su luz alumbre, y lo hacen en marcado contraste con los muchos antiguos romanos que lamentablemente adoptaron prácticas que no eran rectas y que contribuyeron a su decaimiento moral. En vez de ello, los jóvenes de la actualidad reflejan la Luz de Cristo y fortalecen su espiritualidad a medida que mantienen normas elevadas y asisten al templo.

Denise se ha dado cuenta de que vivir el Evangelio le brinda un descanso de las muchas presiones del mundo actual. El Evangelio también le ayuda a saber cómo escoger lo correcto. “Las cosas que mis amigos hacen no siempre son las cosas buenas que yo debo hacer”, dice sencillamente.

Pero Riccardo Celestini, de 14 años, recalca la importancia de tener apoyo al tratar de tomar decisiones correctas: “A veces también necesito la ayuda de mi familia o de otro tipo porque no puedo hacerlo solo”.

Parte de esa otra ayuda proviene de Para la fortaleza de la juventud, un folleto que ayuda a estos jóvenes de diferentes formas. Andrew Bishop, de 13 años, no asiste a los entrenamientos ni a los juegos de béisbol si se llevan a cabo en domingo.

Arianna también sigue el consejo en cuanto a la observancia del día de reposo. Es corredora y ha tenido que participar en carreras los domingos, pero llegó el momento en que supo que tenía que tomar una decisión. “Oré, y aunque fue difícil tomarla, decidí ir mejor a la iglesia”, dice.

El consejo en cuanto a la honradez es útil para Davide y Riccardo. “En la escuela se nos presenta la oportunidad de hacer trampa y copiar las tareas de alguien más”, dice Davide. “Pero el no hacerlo marcará la diferencia entre nosotros y otras personas”. Agrega que la honradez “es uno de los principios que tal vez se piense que no es muy importante, pero es lo que marca esa diferencia”.

Riccardo sabe que la honradez en los deportes también es importante: “Si jugamos siguiendo las reglas, sabemos que estamos haciendo nuestro mejor esfuerzo y que no estamos haciendo trampas; así nos podemos sentir satisfechos por lo que hemos hecho”.

Lejos y cerca

Hay una cosa con la que estos jóvenes no están satisfechos, y consiste en las pocas oportunidades que tienen de asistir al templo. Ya que no hay un templo en Italia, los miembros de la Iglesia en Roma viajan seis horas (de ida) al Templo de Berna, Suiza. Los viajes para realizar bautismos por los muertos no se llevan a cabo con mucha frecuencia, pero aun cuando el templo se encuentra lejos, estos jóvenes lo mantienen cerca de su corazón a medida que se esfuerzan por aferrarse a los sentimientos especiales que reciben cada vez que asisten.

“Cuando estoy en el templo, siento que estoy en casa”, dice Sami. “Cada vez adquiero un poco más de conocimiento”.

“Mi parte favorita del templo es que allí siento el Espíritu con mucha fuerza”, dice Andrew. “Sé que nuestros antepasados nos están agradeciendo el haberles ayudado. Estamos haciéndoles un obsequio.

Dalila está de acuerdo. “Es muy bonito sentir que las personas aceptan lo que hacemos por ellos. Es una experiencia maravillosa”.

Arianna resume los comentarios de sus amigos: “Todo lo que han dicho es verdad. El templo es un lugar santo en la tierra, y no importa que el templo esté en Suiza o en España. El Espíritu siempre es el mismo y podemos crecer espiritualmente cada vez que vamos”.

Roma en la actualidad está llena de piezas rotas de edificios, escaleras y arcos antiguos: pedazos de estructuras que una vez fueron grandiosas pero que fueron destruidas por fuerzas más potentes que ellas. Los jóvenes de Roma, por otro lado, toman las piezas de su vida —el Evangelio, las Escrituras, la familia, las normas y el templo— y desarrollan testimonios firmes que resisten las influencias negativas del mundo.

Sami tiene una sugerencia para obtener esa fortaleza: “No hay que darnos por vencidos; sigamos adelante”.