2009
Una invitación para las Mujeres Jóvenes
Jan. 2009


Una invitación para las Mujeres Jóvenes

Imagen
Young Women general presidency

Elaine S. Dalton (centro), presidenta; Mary N. Cook (izquierda), primera consejera, y Ann M. Dibb, segunda consejera.

Ser “ejemplo de los creyentes” no es una labor fácil. Recordar quiénes somos y lo que hacen los creyentes requiere esfuerzo diario. Nos gustaría invitarles a hacer tres cosas cada día que les brindarán fortaleza y les ayudarán a ser un ejemplo para sus familiares y amigos. En calidad de presidencia, estamos haciendo estas cosas el cien por ciento de las veces. ¿Les gustaría unirse a nosotras?

En primer lugar, oren todos los días.

En segundo lugar, lean el Libro de Mormón todos los días, al menos durante cinco minutos.

En tercer lugar, sonrían todos los días.

Les invitamos a sonreír, ya que se encuentran en la tierra en este periodo tan excepcional en el que se ha restaurado el evangelio de Jesucristo. Un profeta de Dios les ha enseñado que las buenas personas del mundo se sentirán atraídas hacia ustedes por su ejemplo en la medida en que “se las perciba como distintas y diferentes, en el sentido más afortunado de estos términos”1.

¡Piensen en qué sucedería si miles de jovencitas como ustedes hicieran estas tres cosas todos los días!

Muchos de los éxitos perdurables de la vida se basan en el fundamento de hacer cosas pequeñas de manera constante durante largo tiempo. Estas tres cosas son pequeñas y sencillas, pero recuerden: “…por medio de cosas pequeñas y sencillas se realizan grandes cosas” (Alma 37:6). Estamos convencidas de que descubrirán las bendiciones que brinda el hacer estas tres cosas a diario. Y si algún día olvidan hacerlas, podrán volver a empezar al día siguiente.

Testificamos que si oran, leen el Libro de Mormón y sonríen todos los días, serán bendecidas por su esfuerzo y serán ejemplo de los creyentes, jovencitas que ejercerán una influencia positiva en el mundo.

Nota

  1. Véase Spencer W. Kimball, “Vuestro papel como mujeres justas”, Liahona, enero de 1980, pág. 167.