2009
Centrados en la obra de salvación del Señor
marzo de 2009


Centrados en la obra de salvación del Señor

LaRene Porter Gaunt, miembro del personal de revistas de la Iglesia, llevó a cabo esta entrevista.

En una entrevista con las revistas de la Iglesia, Julie B. Beck, presidenta general de la Sociedad de Socorro, compartió su testimonio acerca de esta organización.

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Julie B. Beck

¿Cuál es la función de la Sociedad de Socorro en el adelanto de la obra del Salvador?

Hermana Beck: Como hermanas de la Sociedad de Socorro, estamos unidas ante todo en nuestra fe en Jesucristo. Él es nuestro líder y nuestro modelo. Testifico de la realidad de Su expiación. Testifico de que vive y que Su poder es real.

Como Santos de los Últimos Días, deseamos venir a Cristo. Cuando el profeta José Smith organizó la Sociedad de Socorro, dijo que las mujeres no sólo debían cuidar de los pobres, sino también salvar almas1. Éste sigue siendo nuestro propósito. Debemos participar en la obra de salvación del Señor, la cual consiste en “llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna del hombre” (Moisés 1:39).

Para comenzar, podemos fortalecernos a nosotras mismas espiritualmente por medio de la oración, y al ser autosuficientes en nuestro conocimiento de las Escrituras. Atesoramos las ordenanzas, los convenios y mandamientos que el Señor nos ha proporcionado.

De este modo, podemos ayudar a recoger al Israel disperso. Tenemos el deber de preparar a misioneros, de compartir el Evangelio y de colaborar en la retención de aquellos que se bauticen. Tenemos la responsabilidad de prepararnos personalmente y de preparar a los miembros de nuestra familia para el templo. Podemos recopilar nuestra historia familiar y ayudar a los hijos del Señor a sellarse como familias eternas.

Paso a paso, en la Sociedad de Socorro podemos ayudarnos unas a otras a venir a Cristo al llevar a cabo la obra para la cual fuimos organizadas.

¿Cómo pueden hacer todo esto las hermanas de la Sociedad de Socorro, que están tan ocupadas?

Hermana Beck: Las maravillosas mujeres de esta Iglesia son capaces de hacer esto y más; lo único es que no se puede hacer todo a la vez. Es por eso que es de suma importancia establecer prioridades y utilizar nuestros recursos y tiempo para aquello que será de más provecho: colaborar en la obra del Señor.

Cada hermana debe procurar contar con la guía del Espíritu Santo. Cuando una hermana colabora en la obra del Señor, tiene derecho a recibir Su ayuda.

¿Qué es lo que la ayudó a aprender la importancia de la Sociedad de Socorro?

Hermana Beck: Cuando era pequeña, mi padre sirvió como presidente de la única misión de Brasil. Había menos de 4.000 miembros, la mayoría de los cuales tenían mucho potencial pero todavía no estaban preparados para dirigir. Sólo había unas cuantas ramas en las que estaba organizada la Sociedad de Socorro.

Mi madre recibió la asignación de organizar las Sociedades de Socorro de la misión; ella no hablaba portugués y no tenía ningún manual disponible. Lo que sí tenía era un testimonio del Evangelio y de la Sociedad de Socorro. Ella y sus consejeras comenzaron por enseñar a las hermanas a ser maestras visitantes.

Comenzaron la capacitación en una pequeña rama de São Paulo, a la que asistieron siete humildes hermanas. La consejera de mi madre, que era brasileña, les dio la bienvenida. Después de la oración, se puso de pie y, con las manos temblorosas, les leyó un mensaje que explicaba el programa de las maestras visitantes. Después mi madre se puso de pie; ella sabía cuatro frases en portugués: “Sé que Dios vive. Sé que Jesús es el Cristo. Sé que tenemos un profeta viviente. En el nombre de Jesucristo. Amén”. Así concluyó la reunión. Mi madre abrazó a las hermanas y se despidió de ellas.

¡Qué comienzo tan humilde para una obra tan magnífica! Con el tiempo, se estableció la Sociedad de Socorro en todas las ramas de Brasil. Las hermanas se esforzaron por prepararse para que se creara una estaca y se construyera el primer templo de Sudamérica; aprendieron acerca de las ordenanzas y de los convenios y cómo salvar almas.

Gracias en parte a que las hermanas de la Sociedad de Socorro colaboraron en el progreso de la obra del Señor, la Iglesia en Brasil cuenta ahora con más de un millón de miembros. Al igual que estas hermanas de Brasil, nosotras también debemos cumplir con nuestra parte. Nadie puede hacerlo por nosotras. No podemos delegar nuestra responsabilidad de edificar el reino a ninguna otra persona. Es nuestro trabajo. Ruego que lo aceptemos de todo corazón y que seamos excelentes en afirmar la fe, en fortalecer a las familias y en aliviar las cargas.

¿Qué bendiciones recibimos al centrar las actividades de la Sociedad de Socorro en la obra de salvación del Señor?

Hermana Beck: A medida que llevamos a cabo la obra del Señor de salvar y bendecir a los demás, estamos más unidas e invocamos las bendiciones del cielo. Mi visión es que las mujeres de esta Iglesia se unirán de maneras muy poderosas. Considero que cuando nos centramos en lo importante y prescindimos de lo trivial, nuestra confianza aumenta y se eleva nuestro espíritu; superamos mejor la dificultad y nos sentimos menos cargadas. Por supuesto, seguimos estando muy ocupadas, pero ocupadas en la obra de la salvación.

¿Cómo nos ayuda la Sociedad de Socorro a mantener la debida perspectiva en este mundo lleno de problemas?

Hermana Beck: La Sociedad de Socorro nos ofrece protección en estos tiempos peligrosos. Las lecciones dominicales, las actividades y reuniones de la Sociedad de Socorro y el programa de las maestras visitantes son el medio por el que podemos llevar a cabo la obra del Señor y fortalecer a las personas y a las familias.

Aunque todos hacemos frente a problemas como el divorcio, la desobediencia, las deudas, la depresión, la apatía y la adicción, no podemos olvidar que también vivimos en una época en la que el Espíritu del Señor se derrama sobre nosotros. Ésta es una época en la que el Evangelio se está predicando por todo el mundo, en la que los hijos de Israel se están congregando, en la que hay templos sobre la tierra y en la que tenemos la protección de los convenios y las ordenanzas del sacerdocio.

Debemos rogar que se amplíe nuestra visión para percibir lo que ve el Señor. Esta obra es más grande de lo que alcanzamos a apreciar. Podemos lograr el éxito ante un enemigo engañador y resuelto. Nuestros hogares pueden y deben ser lugares de refugio.

¿Cuál es la función de las lecciones dominicales de la Sociedad de Socorro?

Hermana Beck: El propósito de nuestra reunión de cada domingo consiste en estudiar juntas las doctrinas del Evangelio. Las hermanas que son llamadas a servir en la Primaria, las Mujeres Jóvenes y otras responsabilidades también aprenden las doctrinas del Evangelio en sus llamamientos. Dado que nuestros cursos de estudio son tan importantes, debemos mantener breve y decorosa la duración de los ejercicios de apertura de la Sociedad de Socorro a fin de establecer el Espíritu para el estudio del Evangelio que le seguirá.

En la Sociedad de Socorro estudiamos Enseñanzas de los presidentes de la Iglesia, una serie de manuales que enseñan las palabras de los profetas y que constituyen una biblioteca personal de dichas enseñanzas para los hombres y las mujeres de la Iglesia. Las palabras de los profetas son claras e inspiradas. No podemos, ni debemos mostrarnos pasivas e indiferentes al estudiarlas.

Estamos estudiando las palabras del profeta José Smith a partir de la mejor recopilación de sus obras que jamás se haya publicado. Este manual es el resultado de años de investigación y de cuidadosa revisión. Si bien las Escrituras y las revistas de la Iglesia pueden enriquecer el análisis en grupo, no necesitamos complementar las palabras de los profetas con otras fuentes, especialmente fuentes ajenas a la Iglesia.

Instamos a nuestras maestras a hacer preguntas que promuevan la reflexión y fomenten un intercambio abierto. El Espíritu es el maestro, y debemos prepararnos de manera tal que Él esté presente en cada lección dominical.

¿Cuál es el papel de las reuniones de la Sociedad de Socorro entre semana?

Hermana Beck: En las reuniones de la Sociedad de Socorro entre semana aplicamos las doctrinas de salvación. Nuestra unidad y hermandad se desarrollará de manera natural a medida que trabajemos juntas. Por ejemplo, cultivaremos habilidades para compartir el Evangelio y preparar a misioneros; aprenderemos las unas de las otras mediante la historia familiar. A medida que mejoremos nuestras aptitudes como amas de casa, como limpiar, organizar, cocinar, confeccionar ropa y jardinería, aprenderemos a crear un ambiente de progreso espiritual y edificación en nuestro hogar.

También debemos aprender a ser autosuficientes en aspectos temporales como la formación académica, la preparación de una carrera profesional y el dominio de los avances tecnológicos. Debemos almacenar alimentos y aprender a hacer presupuestos; debemos esforzarnos por aumentar nuestra salud física y mental.

Al planificar estas reuniones y actividades, debemos evaluar los recursos preciosos de los que disponemos: tiempo, energía y fondos consagrados. Utilicémoslos únicamente para ayudarnos a vivir el Evangelio en nuestro hogar y hacer avanzar la obra del Señor.

¿Cómo podemos ayudar a las Mujeres Jóvenes en su transición a la Sociedad de Socorro?

Hermana Beck: Nuestras talentosas mujeres jóvenes están atravesando el puente que va de la juventud a la edad adulta, y las hermanas de la Sociedad de Socorro tienen la responsabilidad de asegurarse de que no se pierda ninguna de ellas.

A las jovencitas se les ha enseñado a guardar los convenios bautismales, y en la Sociedad de Socorro las ayudamos a prepararse para concertar los convenios del templo. Las hermanas de la Sociedad de Socorro de dieciocho años pueden dirigir comités, enseñar habilidades, ayudar en la obra misional, servir como maestras visitantes, participar en la historia familiar y en proyectos del templo, y ser partícipes integrales de la obra de salvar almas.

¿Qué función tiene el programa de las maestras visitantes?

Hermana Beck: Las maestras visitantes ministran en representación del Salvador. Nuestras manos son las Suyas, nuestro amor es Su amor y nuestro servicio es Su servicio2. Las buenas maestras visitantes conocen a las hermanas a las que visitan; las aman, las sirven y les ayudan a aprender el Evangelio por medio del Espíritu; se centran en fortalecer los hogares y a las personas. No hay mayor privilegio que el de velar por otra persona y fortalecerla; ésta es verdaderamente la obra de la salvación.

¿En qué forma marca una diferencia en el mundo la Sociedad de Socorro?

Hermana Beck: Estuve reunida con un grupo de mujeres que son ministras y miembros del parlamento del África occidental, y me preguntaron lo que hacemos para ayudar a las mujeres africanas. Les expliqué que en sus países contamos con muchos grupos organizados de mujeres a los que se les llama Sociedades de Socorro. Enviamos el Manual de instrucciones de la Iglesia a la presidenta de cada grupo. Las mujeres se reúnen con frecuencia para estudiar el Evangelio y para aprender cómo cuidar a su familia.

La presidenta divide a las mujeres de la Sociedad de Socorro de dos en dos, y juntas visitan a las hermanas en su hogar, donde evalúan sus necesidades. ¿Hay alguien que esté enfermo? ¿Tienen suficiente comida y ropa? ¿Tienen la formación académica que necesitan? Después de las visitas, las hermanas presentan un informe de lo que observaron. Hay alguien que necesita zapatos, otra persona que va a tener un hijo y otra que necesita trabajo. Se pregunta a las hermanas del grupo si alguna tiene los recursos que se necesitan y, la mayoría de las veces, la respuesta es afirmativa. Así es como ayudamos a nuestras hermanas de África.

Mientras les explicaba, estas mujeres asentían con la cabeza y sonreían. Una de ellas me dijo: “Ese modelo funcionaría con nuestras mujeres”.

Considero que la Sociedad de Socorro es un modelo que funciona en el mundo entero, y que nuestras hermanas son la fuerza benéfica más selecta, más capaz y más significativa que existe en el mundo hoy. Confío en nuestra capacidad de hacer avanzar la obra de salvación del Señor todas juntas.

Notas

  1. Véase History of the Church, tomo V, pág. 25.

  2. Véase Henry B. Eyring, “Elévense a la altura de su llamamiento”, Liahona, noviembre de 2002, pág. 77.

Fotografía de la hermana Beck por Busath Photography; ilustración fotográfica por JOHN LUKE; detalle de Cristo y el joven rico, por Heinrich Hofmann, cortesía de C. Harrison Conroy Co.

Ilustración fotográfica por Matthew Reier; fotografía del Templo de Curitiba, Brasil, por John Luke, © IRI

Ilustración fotográfica por Matthew Reier.