2009
Jesucristo es mi Salvador
April 2009


Tiempo para compartir

Jesucristo es mi Salvador

“Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” (Juan 14:6).

Antes de que el Padre Celestial nos enviara a la tierra, Él eligió a Jesucristo para que fuera nuestro líder y Salvador. Ustedes eligieron seguir a Jesucristo antes de nacer.

Cuando Jesús vino a la tierra, enseñó el Evangelio y estableció Su Iglesia. Él cumplió con Su promesa de ser nuestro Salvador; sufrió, murió y resucitó para que pudiéramos resucitar y vivir de nuevo con el Padre Celestial y nuestra familia.

En las Escrituras se nos enseña acerca de las muchas bendiciones que Jesucristo hizo posibles. ¿Recuerdan el relato del sueño de Lehi? Lehi vio un árbol, el cual representa el amor del Padre Celestial y de Jesucristo.

En el árbol había un fruto que hacía felices a las personas. Lehi probó el fruto y lo llenó de gran gozo. Lehi quería que toda su familia lo probara. (Véase 1 Nefi 8:10–12.)

El fruto del árbol representa las bendiciones que recibimos gracias a Jesucristo y Su expiación. Nosotros probamos el fruto cuando confiamos en Jesucristo, cuando nos bautizamos y recibimos el Espíritu Santo y cuando vivimos el Evangelio y sentimos el amor de nuestro Salvador.

Actividad

Quite la página A5 y péguela sobre cartulina gruesa; haga cortes en el árbol sobre las rayas blancas y recorte los frutos. Para cada fruto, busque los pasajes de las Escrituras, encuentre la bendición que el Padre Celestial nos ha dado y escríbala sobre la línea. Pase la lengüeta de cada fruto por cada uno de los cortes del árbol.

Moroni 6:8

Mosíah 16:7–8

Juan 14:27

Hebreos 12:2

2 Nefi 31:20

3 Nefi 19:21

Juan 8:12

Moroni 8:17

3 Nefi 27:13

Moroni 7:41

Ideas para el Tiempo para compartir

  1. En la vida premortal, elegí seguir a Jesucristo. Pida a los niños que mencionen algunas de las decisiones que hayan tomado ese día (qué ropa ponerse, qué comer, etc.). Escriba las respuestas en la pizarra. Explique que el Padre Celestial nos ha dado el albedrío, o sea, la capacidad de tomar decisiones. Enseñe acerca del concilio de los cielos, cuando el Padre Celestial presentó Su plan. Explique que el hacer uso de nuestro albedrío es una parte importante de ese plan. Ayude a los niños a comprender que Satanás quería cambiar el plan y quitarnos la capacidad de escoger. Jesucristo deseaba seguir el plan del Padre Celestial y se ofreció para ser nuestro Salvador. Recalque a los niños que ellos eligieron seguir a Jesucristo (véase Primaria 6, lección 2). Escriba preguntas para ayudar a los niños a repasar lo que hayan aprendido. Coloque las preguntas en un recipiente. Elija a un niño para que saque una pregunta del recipiente y la conteste. Luego, pida a ese niño que elija a otro para que saque otra pregunta y la conteste. Siga con la actividad según lo permita el tiempo. Exprese su testimonio en cuanto a la importancia de seguir a Jesucristo constantemente.

  2. Mi familia y yo resucitaremos. De antemano, y con la aprobación del obispo o del presidente de rama, invite a un miembro que haya sufrido la muerte de un ser querido para que exprese su testimonio acerca de lo que significa la resurrección para él o ella. Apile en el orden que se da a continuación las siguientes láminas de Las Bellas Artes del Evangelio, dejando la lámina 227 en la parte superior: 227 (Jesús ora en Getsemaní), 228 (La entrega de Jesús), 230 (La Crucifixión), 231 (La sepultura de Jesús), 233 (María y el Señor resucitado), 234 (Jesús muestra Sus heridas) y 316 (Jesús enseña en el hemisferio occidental). Mientras la pianista toca, dé una piedrita a los niños para que la pasen de mano en mano. Dígales que simboliza la piedra que se colocó a la entrada de la tumba de Cristo. Cuando se detenga la música, pida al niño que se haya quedado con la piedrita que tome la lámina que haya quedado arriba y que cuente algo acerca de ella o que escoja a alguien para que le ayude. Haga lo mismo con cada lámina, haciendo una pausa después de la lámina 234 para leer al unísono Lucas 24:39. Ayude a los niños a entender que después de que Jesucristo hubo resucitado, los apóstoles pudieron palpar Sus manos, al igual que los niños palpan sus propias manos. Siga adelante con las demás láminas. Enseñe que, gracias a la expiación de Jesucristo, todas las personas que hayan vivido sobre la tierra resucitarán. Dé el tiempo a la persona invitada para que comparta su testimonio.

Ilustración por Brad Teare.