2009
Recordé al Salvador
Agosto 2009


Recordé al Salvador

Iris Adriana Leal Castilla, de Colombia

Hace algún tiempo pasé por un periodo en el que mis problemas personales me abrumaban y sentía que no tenía a nadie que me ayudara a resolverlos. Asistía a la Iglesia con regularidad, pero no había logrado encontrar soluciones a mis dificultades. A menudo me sobrevenía el temor, especialmente durante la noche. Me sentía muy desdichada.

Un día en el que me sentía especialmente angustiada, intenté ponerme en contacto con el presidente de misión; otro día, tuve un fuerte deseo de comunicarme con el Presidente de la Iglesia. Pensaba que si tan sólo pudiera hablar con él o escribirle, me daría las respuestas que buscaba.

Mientras me hallaba en este estado de turbación mental, asistí a una sesión de la conferencia de distrito de Cúcuta, Colombia. Durante un discurso del presidente de misión, hallé la respuesta que necesitaba. Cuando el presidente Canals preguntó: “¿Cuándo fue la última vez que tuvieron una experiencia espiritual?”, me di cuenta de que había estado tan preocupada procurando encontrar a alguien que me ayudara a resolver mis problemas, que había olvidado el llamado del Salvador de allegarnos a Él (véase D. y C. 88:63). En mi apremio por encontrar una solución, había olvidado al Ser que tenía el poder de brindarme la paz en las aflicciones y de dar respuesta a mis oraciones.

Ese mismo día comencé el proceso de allegarme a mi Padre Celestial y a Su Hijo, Jesucristo. Le comuniqué a mi Padre Celestial mi temor y mi angustia, y rogué en el nombre de Jesucristo que pudiera tener Su Espíritu conmigo. Deposité todas mis cargas a los pies del Salvador, recordando Su promesa: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mateo 11:28).

Todavía no tengo la respuesta a todos mis problemas personales, pero he recibido fuerzas y consuelo. También he recibido impresiones de que si vivo una vida recta, si obedezco los mandamientos y sirvo al Señor con todo mi corazón, Él me ayudará a resolver mis problemas o me dará la fortaleza para soportarlos (véase Mosíah 24:14).