2010
Fortalezcamos la fe en Dios el Padre y en Jesucristo por medio del estudio personal de las Escrituras
Marzo de 2010


Mensaje de las maestras visitantes

Fortalezcamos la fe en Dios el Padre y en Jesucristo por medio del estudio personal de las Escrituras

Enseñe los pasajes de las Escrituras y las citas o, si fuera necesario, otro principio que bendiga a las hermanas que usted visite. Dé testimonio de la doctrina e invite a las personas a quienes visite a compartir lo que hayan sentido y aprendido.

“De recién casada,… me invitaron a un almuerzo que se daba a todas las hermanas de la Sociedad de Socorro de mi barrio que hubiesen leído ya fuese el Libro de Mormón o algún libro breve de historia de la Iglesia. En ese entonces, yo sólo leía las Escrituras de vez en cuando, por lo que llené los requisitos para ir al almuerzo por haber leído un libro breve, lo cual era más fácil y llevaba menos tiempo. Durante el almuerzo, experimenté la fuerte sensación de que, si bien el libro de historia era bueno, yo debía haber leído el Libro de Mormón. El Espíritu Santo me inspiraba a cambiar mis hábitos de lectura de las Escrituras. Aquel mismo día comencé a leer el Libro de Mormón y desde entonces nunca he dejado de leerlo… Gracias a haber comenzado a leer las Escrituras a diario, he aprendido acerca de mi Padre Celestial, de Su Hijo Jesucristo y de lo que debo hacer para ser como Ellos…

“…Toda mujer puede ser instructora de doctrina del Evangelio en su hogar y toda hermana de la Iglesia debe tener conocimiento del Evangelio como líder y como maestra. Si todavía no se han formado el hábito del estudio diario de las Escrituras, comiencen ahora y continúen estudiándolas a fin de estar preparadas para sus responsabilidades tanto en esta vida como en las eternidades”1.

Julie B. Beck, Presidenta General de la Sociedad de Socorro.

“Un estudio de las Escrituras fortalecerá nuestros testimonios y los testimonios de nuestros familiares. En la actualidad, nuestros hijos crecen rodeados de voces que los instan a abandonar lo recto y a buscar en su lugar los placeres del mundo. A menos que tengan un firme cimiento del evangelio de Jesucristo, un testimonio de la verdad y la determinación de vivir rectamente, ellos son vulnerables a esas influencias. La responsabilidad de fortalecerlos y protegerlos es nuestra”2.

Presidente Thomas S. Monson.

“Quisiéramos que nuestras hermanas fueran eruditas en las Escrituras,… deben conocer las verdades eternas para su propio bienestar, y también para enseñar a sus hijos o a cualquier persona que entre en la esfera de su influencia”3.

“Deseamos que los hogares de la Iglesia sean bendecidos con mujeres eruditas en las Escrituras, ya sean solteras o casadas, jóvenes o ancianas, divorciadas o viudas… Logren un conocimiento perfecto de las Escrituras, no para disminuir a los que no lo tienen, sino para elevarlos”4.

Presidente Spencer W. Kimball (1895–1985).

Notas

  1. Julie B. Beck, “Mi alma se deleita en las Escrituras”, Liahona, mayo de 2004, págs. 107–9.

  2. Thomas S. Monson, “Tres metas para guiarte”, Liahona, noviembre de 2007, pág. 118.

  3. Véase Spencer W. Kimball, “Privilegios y responsabilidades de la mujer de la Iglesia”, Liahona, febrero de 1979, pág. 140.

  4. Véase Spencer W. Kimball, “El papel de las mujeres justas”, Liahona, enero de 1980, pág. 168.

Ilustración fotográfica por Matthew Reier.