2010
En busca de la Iglesia verdadera
Marzo de 2010


Cómo lo sé

En busca de la Iglesia verdadera

¿Habría en la tierra alguna iglesia dirigida por un profeta viviente?

Mi amiga Julyette y yo estábamos un día comunicándonos por el Internet cuando ella me dijo que andaba buscando una religión que tuviera un profeta viviente que hablara con Dios cara a cara. Yo pensaba que Dios había cesado de hablar al hombre acá en la tierra, porque tenemos la Biblia y consideraba que eso era suficiente para nuestra salvación.

Pero mi amiga me dijo: “Si Dios no tuviera un profeta aquí en la tierra, sería un mentiroso, porque Él prometió que nunca haría nada sin llamar a profetas” (véase Amós 3:7).

Entonces le pregunté: “¿Dónde está ese profeta viviente?” Contestó que no lo sabía.

Comencé a reflexionar preguntándome cómo encontrar la verdadera iglesia. Sabía que había muchas religiones cristianas con diferentes doctrinas, y pensé en el Internet, que tiene infinidad de fuentes de información; así que entré ahí y escribí: “una iglesia verdadera y perseguida”. No sé por qué escribí esas palabras, pero aparecieron varias listas de religiones, incluso La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Aunque en Brasil hay muchas iglesias cristianas, yo nunca había oído hablar de ésa.

Cuando entré en el sitio Web, leí el relato sobre un muchacho de catorce años que había visto a Dios y a Jesucristo cara a cara, y que había traducido el Libro de Mormón por el poder de Dios. Nunca había oído nada de José Smith ni del Libro de Mormón, y me pareció interesante; pero lo que me llamó la atención fue notar que en el libro decía que Jesucristo apareció a los antiguos habitantes del continente americano.

Sentí grandes deseos de leerlo, así que solicité que me enviaran un ejemplar. Le hablé a Julyette sobre el sitio Web, y cuando ella leyó el relato de José Smith, quedó convencida de que ésta era la Iglesia de Jesucristo y me comentó que el Señor me había preparado para que encontrara esta religión para ella.

Me quedé impresionado con su certeza y quise averiguarlo yo mismo. Cuando le pregunté a mi madre si sabía algo del Libro de Mormón, me dijo que mi hermana tenía un libro azul que le habían dado dos misioneros; se lo pedí prestado y lo leí de tapa a tapa en una semana; en esos días no tuve interés en nada más. ¡Qué sensación de paz sentí! Pensé en la promesa de que todo el que leyera el libro debía preguntar a Dios si era la verdad, y Él respondería (véase Moroni 10:3–4).

Temprano por la mañana me fui a mi cuarto para ofrecer una oración. Puse mi confianza en Dios y le pregunté si el libro era verídico; sentí como un ardor por dentro, algo que no sabía lo que era, pero que me causó gozo. Esa noche tuve un sueño en el que apareció uno de los profetas del Libro de Mormón; yo le pregunté si el libro era verdadero y me dijo que sí. Cuando me desperté, pensé: “El Libro de Mormón realmente es verdadero”.

Anduve preguntando hasta que encontré a alguien que me indicó dónde estaba la iglesia. Un viernes me fui en bicicleta hasta la capilla, pero no había nadie allí. Entonces oré pidiendo ayuda para saber cuándo eran las reuniones y volví a la semana siguiente. Al llegar, una señora mayor me dijo que las reuniones de la Iglesia se realizaban los domingos por la mañana, así que regresé a casa feliz y entusiasmado, tanto, que el corazón me latía rápidamente.

Cuando llegué a la capilla el domingo por la mañana, los miembros me recibieron bien. Me impresionó la organización de la Iglesia; durante las reuniones sentí paz y gozo en el corazón, y después les pedí a los misioneros que fueran a mi casa a enseñarme. Al regresar, le dije a mi madre que había encontrado la religión verdadera.

Los misioneros me enseñaron sobre la restauración del evangelio de Jesucristo. Ya conocía la historia de José Smith, por lo que cuando me sugirieron que orara para saber la verdad, les contesté que ya había recibido la respuesta y les conté la experiencia que había tenido. Quedaron admirados por mi testimonio y me propusieron una fecha para bautizarme: el 15 de mayo de 2004. Mientras tanto, mi amiga Julyette también se bautizó. Mi bautismo fue el gozo más grande de mi vida, y mi amiga y yo estamos muy contentos por haber encontrado la verdadera Iglesia de Jesucristo.

Ilustraciones por Scott Greer; fotografía del presidente Hinckley por Drake Busath.