2010
Cheryl A. Esplin
Mayo de 2010


Cheryl A. Esplin

Segunda consejera de la Presidencia General de la Primaria

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Cheryl A. Esplin

Cheryl Asay Esplin, segunda consejera de la Presidencia General de la Primaria, no recuerda ningún momento en el que no creyera en el Padre Celestial y en Jesucristo. “Se me enseñó desde una edad temprana a orar”, dice. “Recuerdo que recurría a la oración antes que nada para buscar ayuda, y siempre recibí respuesta a mis oraciones”.

Nació en octubre de 1944 y es hija de Orson y Mildred Asay; se crió en una granja situada a 13 km al este de Lovell, Wyoming, Estados Unidos. Como segunda de nueve hijos, a menudo se le pedía que cuidara de sus hermanos pequeños. Mientras lo hacía, la hermana Esplin recuerda que oraba para que su familia estuviera a salvo mientras sus padres salían.

La hermana Esplin obtuvo una licenciatura en educación primaria por la Universidad Brigham Young. Mientras estudiaba, conoció a su esposo, Max Esplin, y se casó con él en el Templo de St. George, Utah, el 1 de septiembre de 1967. Tras su graduación, el hermano Esplin fue reclutado por el ejército, y la hermana Esplin enseñó el quinto año de primaria cerca de su familia en Byron, Wyoming.

Ha prestado servicio en las organizaciones auxiliares de la Sociedad de Socorro, las Mujeres Jóvenes y la Primaria. Su llamamiento más reciente fue para servir en la mesa directiva general de la Primaria. También sirvió con su esposo mientras él era Presidente de la Misión Carolina del Norte Raleigh.

Los Esplin tienen cinco hijos. A la hermana Esplin le encanta estar con sus nietos; juntos preparan panqueques (tortitas) y gofres, juegan a disfrazarse, salen de caminata y leen cuentos.

A la hermana Esplin le encanta el mensaje de su pasaje favorito de las Escrituras, Doctrina y Convenios 84:88: “Y quienes os reciban, allí estaré yo también, porque iré delante de vuestra faz. Estaré a vuestra diestra y a vuestra siniestra, y mi Espíritu estará en vuestro corazón, y mis ángeles alrededor de vosotros, para sosteneros”. Ella espera que los niños recuerden que el Padre Celestial siempre está cerca de ellos y que pueden hablarle mediante la oración.