2010
Labores humanitarias de la Iglesia: El discipulado en acción
Septiembre 2010


Labores humanitarias de la Iglesia: El discipulado en acción

En los Evangelios hay muchos relatos del Salvador sanando a enfermos, a ciegos y a cojos. Además, abunda en las Escrituras la invitación del Señor de seguirlo, hacer lo que Él hizo y llegar a ser como Él es. Para hacerlo es necesario que tengamos compasión, que procuremos bendecir y sanar, aliviar cargas y calmar el dolor y el sufrimiento.

El procurar esos objetivos es el principio que motiva la labor humanitaria de la Iglesia en todo el mundo, la cual se financia en gran parte con los donativos voluntarios de miembros de la Iglesia que tienen ese mismo deseo.

En años recientes, millones de personas de más de cien países han sido bendecidas gracias a iniciativas humanitarias de la Iglesia mediante las cuales se ha llevado agua potable a aldeas remotas, se ha brindado movilidad a personas que no pueden caminar, se ha ayudado a prevenir y tratar la ceguera, se ha salvado la vida de recién nacidos con problemas, se ha vacunado contra enfermedades y se ha ayudado a mejorar las cosechas y la nutrición.

Agua potable

En muchas partes del mundo, escasea el agua para la irrigación, para beber, cocinar, o asearse. A menudo se recolectan unos cuantos litros a la vez de ríos, estanques o pozos poco profundos que están contaminados con parásitos y enfermedades. El tiempo que lleva conseguir agua hace que muchos adultos no puedan dedicarse a actividades más productivas que podrían ayudar a alimentar a una familia.

Las personas que participan en los proyectos de agua potable de la Iglesia no sólo proporcionan sistemas de agua potable, sino que además construyen instalaciones sanitarias y enseñan las prácticas básicas de higiene. Según las circunstancias locales, el agua potable puede proceder de un pozo nuevo hecho en una capa acuífera, de un pozo cavado a mano que esté revestido y cubierto o de agua de un manantial que se lleva por tubería a una comunidad.

Los contratistas locales completan los proyectos haciendo uso del trabajo donado por las personas que recibirán el agua. Los comités locales de agua se encargan de administrar los sistemas, que están diseñados para servir por generaciones. Matt Heaps, gerente de la iniciativa de agua potable, dijo: “La verdad es que nuestros proyectos tienen más que ver con las personas que con los sistemas de agua. Todo se hace con la intención de ayudar a las personas y a las comunidades a ser autosuficientes”.

A partir de 2002, se ha proporcionado agua potable a más de cinco millones de personas mediante 235 proyectos en 54 países.

El don de la movilidad

Para quienes no pueden moverse libremente por su cuenta, recibir una silla de ruedas, un andador o una extremidad ortopédica es como recibir alas. De pronto ya es posible obtener una educación académica, un trabajo, asistir a la capilla, relacionarse con más gente y prestar servicio al prójimo.

Lamentablemente, en muchas partes del mundo, incluso los aparatos más básicos para la movilidad no están disponibles o son demasiado caros. Al proporcionar ese equipo, Latter-day Saint Charities elimina la barrera física que impide que muchas personas logren su potencial. La iniciativa de las sillas de ruedas se asocia con organizaciones locales y realiza compras a fabricantes locales, donde es posible, y de esa forma asegura que los beneficiarios tengan el equipo que mejor satisfaga sus necesidades. Además, ayuda a asegurar que quienes reciban una silla de ruedas puedan acceder a la terapia subsiguiente y que haya repuestos y gente capacitada para hacer el mantenimiento del equipo. En los últimos nueve años, más de 300.000 personas han logrado mayor movilidad mediante este programa.

Tratamiento para la visión

En la actualidad hay ceguera que puede tratarse, corregirse o detenerse por medio de procedimientos médicos. La iniciativa de la Iglesia de tratamiento de la visión procura mejorar la atención médica de la vista y prevenir los problemas de la vista proporcionando equipo y capacitación por parte de especialistas a corto plazo. Esos especialistas les dan a los profesionales médicos locales el equipo, el material y la capacitación necesarios para cuidar a los pacientes mucho tiempo después de que los especialistas se hayan ido del país. En Mongolia, por ejemplo, el cuerpo médico local que fue capacitado mediante la iniciativa de tratamiento de la vista ahora está realizando chequeos gratis de retinopatía diabética.

Reanimación neonatal

El primer llanto del bebé es música para los oídos de la madre. Pero muy a menudo y en muchos lugares, en vez del llanto o la voz alegre de una enfermera o partera, sólo hay silencio a causa de vías respiratorias bloqueadas. Eso es trágico, ya que, usando un aspirador nasal económico y técnicas de reanimación respiratoria comprobadas, los médicos, las enfermeras y las parteras muchas veces pueden salvar a bebés recién nacidos que de otro modo morirían.

En la iniciativa de la Iglesia de capacitación sobre reanimación neonatal se utilizan especialistas a corto plazo para capacitar a médicos, enfermeras y parteras locales en cuanto a las técnicas de la reanimación neonatal. Un requisito del programa es que cada persona que participe capacite a otras personas que ayudan con los partos en el área.

Este método de capacitar al maestro permite que el conocimiento y las herramientas para salvar vidas traspasen rápidamente las fronteras del idioma y la cultura. La comunidad médica mejora, las personas que ayudan en los partos ya no se quedan mirando sin poder hacer nada cuando un recién nacido tiene dificultades para respirar y las familias son bendecidas. Liz Howell, coordinadora internacional de salud de LDS Charities, dijo: “Realmente es un programa que cambia y salva vidas”.

Salud y fortaleza

Algunas enfermedades que ya no representan una amenaza para los niños que viven en países desarrollados siguen presentes en muchos países. El sarampión es una de las principales causas de muerte de niños pequeños, según la Organización Mundial de la Salud1.

El hambre y la desnutrición también son muy comunes; impiden el desarrollo físico y mental de los niños y hacen que aumente en gran medida su susceptibilidad a enfermedades como el sarampión. De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, “la desnutrición y la deficiencia en vitaminas y minerales básicos producen la muerte de más de cinco millones de niños cada año”2.

En 2003, la Iglesia se unió a la Iniciativa y Alianza Internacional contra el Sarampión. Además de contribuciones económicas, la Iglesia ha cumplido una función muy importante en la organización, promoción y realización de campañas de vacunación local, valiéndose de voluntarios de la Iglesia. A partir de 2003, aproximadamente 56.000 miembros de la Iglesia han brindado más de 600.000 horas de servicio en 32 naciones. Desde 2001, a través de la Iniciativa y Alianza contra el Sarampión, se ha vacunado a más de seiscientos millones de niños y jóvenes. Las muertes por sarampión en todo el mundo se han reducido de 750.000 en el año 2000 a 197.000 en 20073.

La labor humanitaria de la Iglesia siempre se ha ocupado también de ayudar a alimentar a los hambrientos. En la actualidad, los problemas de la hambruna y la desnutrición también son abordados por una iniciativa relacionada con los alimentos, la cual enseña a las comunidades de zonas rurales y urbanas a cultivar legumbres y a criar animales pequeños como fuente de proteínas. Muchas de las técnicas que se enseñan se basan en años de investigaciones realizadas por el Instituto Benson, el cual pasó a formar parte de Latter-day Saint Charities en el año 2007.

Wade Sperry, gerente de la iniciativa, dijo que, cuando la salud física de las personas mejora, también mejora su salud emocional y espiritual.

Seguir a Jesucristo

Cuando los que siguen a Cristo son testigos del sufrimiento y la necesidad en el mundo, instintivamente sienten el deseo de ayudar. Estas iniciativas humanitarias ofrecen a los miembros de la Iglesia una manera organizada y eficaz de materializar su deseo de seguir la admonición del Salvador: “En verdad, en verdad os digo que éste es mi evangelio; y vosotros sabéis las cosas que debéis hacer en mi iglesia; pues las obras que me habéis visto hacer, ésas también las haréis; porque aquello que me habéis visto hacer, eso haréis vosotros” (3 Nefi 27:21).

Notas

  1. Véase Organización Mundial de la Salud, Nota descriptiva N° 286, http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs286/es/.

  2. Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, “La subnutrición en el mundo 2004”, http://www.fao.org/docrep/007/y5650s/y5650s03.htm#P26_3460.

  3. Véase “Miembros ayudan con una iniciativa contra el sarampión”, Liahona, febrero de 2010, pág. 76.

En el esfuerzo de la Iglesia por seguir al Salvador se incluye la ayuda humanitaria, la cual tiene el propósito de ser de largo alcance en tiempo y espacio.

Ilustración fotográfica por Howard M. COLLETT.