2010
Defendí al profeta José Smith
Diciembre de 2010


Defendí al profeta José Smith

Maria Brando, Italia

En 1978 tuve un sueño inolvidable en el que se me aparecieron dos personas. Al hablar con ellas en ese sueño, experimenté una increíble sensación de gozo. Ese sentimiento de felicidad siguió incluso hasta después de que me levanté a la mañana siguiente.

Ese mismo día, dos misioneros Santos de los Últimos Días llamaron a la puerta de nuestra casa y preguntaron si podían compartir un mensaje. Recordando mi sueño, estuve de acuerdo y los invité a pasar. Mi esposo se mostró reacio, pero dio su consentimiento cuando le dije que no podía soportar que se fueran sin hablar con ellos.

Entre otras cosas, los misioneros me enseñaron aquel día acerca de los profetas. Yo estaba familiarizada con los profetas de la Biblia, tales como Abraham y Moisés, pero los misioneros también me enseñaron acerca de un profeta de nuestros días, José Smith. Al final de la lección, los élderes preguntaron si podrían regresar para otras lecciones y les dije que sí.

Después de varias más, me invitaron a bautizarme. Me gustaba lo que había aprendido pero, antes de bautizarme, quería obtener un testimonio de José Smith. De todo lo que los misioneros me habían enseñado, su historia era lo que me resultaba más difícil aceptar; pero sabía que si era sincera en mi búsqueda de dicho testimonio, el Padre Celestial me confirmaría la verdad.

Fui a ver a un clérigo de la iglesia en la que me había criado; le dije lo que los misioneros me habían enseñado y expresé un gran deseo de reunirme con ellos otra vez. No obstante, antes que yo pudiera decir otra cosa, me aseguró que José Smith estaba loco, que era un visionario.

De repente, escuché una voz que me dijo: “José Smith es un profeta verdadero”. El corazón me comenzó a palpitar con fuerza, y aunque todavía no me había bautizado en la Iglesia, me encontré defendiendo al Profeta de la Restauración.

El sentimiento de confirmación se hizo aún más intenso cuando salí de la oficina del ministro. Había recibido mi respuesta y sabía en qué iglesia debía educar a mis hijos.

Me bauticé poco después y sentí un gran deseo de compartir lo que había encontrado. Había recibido una confirmación espiritual acerca del profeta José Smith, y quería que otras personas sintieran el gozo que ahora tenía en mi vida como resultado de ello. Mi esposo experimentó ese gozo por sí mismo cuando se unió a la Iglesia dos años después que yo.

Me siento agradecida por vivir en una época en la que tenemos de nuevo profetas en la tierra. Gracias a su guía, tengo un camino seguro que puedo seguir.