2011
¿Dónde está Isabelle?
Enero 2011


¿Dónde está Isabelle?

“Estaban deseosos de ser bautizados como atestación y testimonio de que estaban dispuestos a servir a Dios con todo su corazón” (Mosíah 21:35).

Isabelle estaba tan entusiasmada que casi iba dando saltitos al ir por el pasillo con su papá. Su mamá le acababa de cepillar su cabello oscuro y de abrocharle el vestido largo blanco que llevaría puesto para su bautismo. Se detuvo afuera de la habitación en la que todos esperaban.

“¿Puede cualquier persona llevarse uno de esos?”, le preguntó a su papá, apuntando a unos ejemplares del Libro de Mormón que estaban en una mesa pequeña.

“Sí, son para las personas que quieren saber más en cuanto a nuestra Iglesia”, le dijo el papá.

Isabelle echó un vistazo a la sala. Estaba llena de personas a las que amaba. Su abuela, sus tías, tíos y primos estaban sentados cerca del frente. Su mejor amiga, Grace, estaba sentada con su familia al fondo, pero Isabelle no vio a su maestra de la escuela, la señorita Perkins.

“Vamos adentro”, le dijo su papá. “Es hora de que empiece la reunión”.

“¿Podemos esperar a la señorita Perkins un minuto más?”

La señorita Perkins era la maestra favorita de Isabelle. Le encantaban los libros, así como a Isabelle.

“Fuiste muy amable de invitarla, Isabelle, pero tal vez no venga”, le dijo su papá dulcemente.

Isabelle suspiró y asintió. Ella y su papá entraron en la sala y se sentaron en la primera fila. Justo antes del himno de apertura, Isabelle se dio vuelta para buscar a su maestra una última vez. ¡Ahí estaba con la familia de Grace! Isabelle sonrió, y la señorita Perkins le devolvió la sonrisa.

Después del bautismo de Isabelle, el obispo les pidió a todos que se juntaran para una foto.

“¿Dónde está Isabelle?”, preguntó.

Todos miraron alrededor. ¡Isabelle no estaba!

Grace fue a buscar a su amiga. Primero buscó por el pasillo, pero Isabelle no estaba allí. Entonces la buscó en el vestíbulo, pero tampoco estaba allí. Por último, Grace la buscó fuera y la vio en las escaleras de la capilla hablando con la señorita Perkins.

“Gracias por venir a mi bautismo”, dijo Isabelle.

“De nada”, dijo la señorita Perkins. “Lamento que tuve que salir tan rápido, pero tengo otro compromiso hoy”.

“Está bien, pero le quería dar algo”. Isabelle le dio a su maestra un Libro de Mormón que había tomado de la mesa del pasillo. “Sé que le encanta leer, y éste es un libro muy bueno”.

“Gracias”, dijo la señorita Perkins.

“¿Lo leerá?”, preguntó Isabelle.

“Sí, lo leeré”, dijo la señorita Perkins. “Te lo prometo”.

Isabelle se sentía muy feliz. Sonrió al darse vuelta y ver a Grace esperándola.

“¿Qué haces aquí fuera?”, preguntó Grace. “Tu mamá quiere una fotografía de grupo”.

“Le fui a dar un Libro de Mormón a la señorita Perkins”, dijo Isabelle.

Grace abrió los ojos asombrada. “¿Te dio miedo?”

“Un poco, pero me asustaba más que sólo lo guardara en un estante en algún lugar. Así que le pregunté si lo leería”.

“¿Y qué dijo?”, preguntó Grace.

“¡Prometió que lo haría!”

“¡Qué bien!”, dijo Grace.

Las dos niñas se unieron al grupo de amigos y familiares.

“Me alegro de que Grace te haya encontrado, Isabelle”, dijo el obispo. Y entonces les pidió a todos que se pusieran juntos para la foto. Isabelle se puso justo en el medio de la primera fila.

Después, la mamá de Isabelle se inclinó para abrazarla. “Ahora podrás recordar el día de tu bautismo para siempre”, dijo.

Isabelle sonrió. Sabía que con fotografía o sin ella, nunca olvidaría el día de su bautismo, y lo bien que se sintió al ser una misionera.

Ilustraciones por Craig Stapley.