2011
Los jóvenes adultos y la noche de hogar
Febrero de 2011


Los jóvenes adultos y la noche de hogar

Los miembros de la Iglesia de todo el mundo apartan los lunes por la noche para efectuar la noche de hogar. Tal como lo han enseñado los profetas modernos, la noche de hogar es un tiempo “para actividades de grupo, para organizarse, para expresar amor, para compartir testimonios, para aprender principios del Evangelio, para la diversión y el recreo familiar y, por sobre todas las cosas, es un tiempo de unidad y solidaridad familiar”1.

Para los jóvenes adultos que siguen a continuación, la noche de hogar es una prioridad. Ninguno de ellos vive con sus padres o hermanos. Algunos participan en las noches de hogar con sus compañeros de cuarto o con otros miembros del barrio o con amigos de instituto. Otros apartan un tiempo para, a solas, rendir adoración. Todos ellos reconocen las bendiciones en sus vidas, inmediatas y futuras, por seguir la admonición de los profetas de participar en la noche de hogar.

Una bendición en todos los aspectos de la vida

Como soy conversa y el único miembro de la Iglesia en mi familia, asisto a la noche de hogar en el centro de adultos solteros de mi ciudad. El participar en la noche de hogar ha sido importante para mí porque he aprendido a enseñar en grupos pequeños, he llegado a comprender mejor los principios del Evangelio que me enseñaron cuando estaba investigando la Iglesia, y he visto a otros progresar al enseñar o compartir sus testimonios.

Sé que éstas son habilidades importantes para mi futuro. Cuando tenga mi propia familia, sabré cómo organizar noches de hogar poderosas y divertidas, gracias a los buenos ejemplos que he visto.

Pero la noche de hogar también constituye una parte importante de la etapa actual de mi vida. A veces es más fácil quedarse en casa los lunes por la noche, especialmente si hay mal tiempo o si tengo mucho que estudiar, pero casi cada vez que tengo ese dilema, voy de todos modos a la noche de hogar porque sé que es importante estar con otros jóvenes adultos solteros para conversar sobre el Evangelio y divertirnos juntos. Aun en las ocasiones en que hay poca asistencia, siempre resulta ser una gran experiencia.

Lo bueno de llevar a cabo las noches de hogar en el centro de jóvenes adultos es que podemos llegar más temprano, o quedarnos más tarde para estudiar, practicar el piano, participar en juegos o simplemente relajarnos… siempre hay algo que hacer.

Sé que soy bendecida cuando soy obediente y sigo el consejo profético de participar en las noches de hogar. He visto pruebas de esto en mis estudios, en mi trabajo, en el hecho de recibir energía para la semana y en sentirme, en general, animada.

Lenneke Rodermond, Países Bajos

Una fundación sobre la que puedo edificar

Me crié en una familia en la que celebrábamos la noche de hogar con regularidad. Recuerdo que cuando era niña, las noches de hogar eran uno de los acontecimientos más importantes de mi vida y que me levantaba emocionada los lunes por la mañana y les recordaba a mis padres que esa noche era la noche de hogar. Hoy en día soy una joven adulta, vivo con mis padres, y sigo pasando ese tiempo especial con mi familia cada semana.

Debido a que mi familia constantemente efectuaba las noches de hogar desde que yo era muy pequeña, siempre he comprendido su importancia. En Corea, donde muchos padres e hijos están sumamente ocupados y el tiempo en familia es escaso, la noche de hogar es una maravillosa oportunidad de estar juntos y de fortalecernos unos a otros.

Otra bendición que ha resultado del esfuerzo de mis padres es que he recibido un cimiento firme sobre el cual edificar mi testimonio de Jesucristo. Aun cuando aprendí el Evangelio en la iglesia, fue a través de las lecciones de la noche de hogar que realmente llegué a comprender sus principios. Como resultado de eso, me ha sido posible asistir a la iglesia y crecer en el Evangelio basándome en mi propia fe y no en la de mis padres.

Hye Ri Lee, Corea

Una oportunidad para compartir mi fe

Soy un joven de 24 años que ha logrado un fuerte testimonio del evangelio de Jesucristo al seguir el consejo profético de efectuar la noche de hogar. Aunque soy el único miembro de la Iglesia en mi familia, después de mi bautismo comprendí que la noche de hogar podría fortalecernos, así que decidí incorporarla en nuestro hogar.

Toda mi familia sabe ahora que los lunes son días especiales en que nos reunimos como familia para aprender las verdades del Evangelio. En ocasiones resolvemos problemas familiares o hablamos de los desafíos, necesidades o intereses individuales de los miembros de la familia. He aprendido a comunicarme de verdad con mi Padre Celestial y a sentarme en consejo con mi familia en un espíritu de amor. Como resultado de ello, nos hemos unido más, lo que es una gran bendición.

Además, la noche de hogar ha establecido un fuerte cimiento para mi familia en el evangelio de Jesucristo; ellos están ahora investigando la Iglesia. De hecho, los misioneros de tiempo completo asisten de vez en cuando a nuestras noches de hogar.

Sé que cuando me case, mi familia será bendecida por medio de la noche de hogar, pero también estoy agradecido de que he podido hacer que la noche de hogar sea una parte importante de mi vida. Sé que La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días es verdadera y que el programa de la noche de hogar es inspirado por Dios.

Lebani Butawo, Zimbabwe

Una prioridad establecida

Me crié en una familia donde la noche de hogar era una prioridad. Para poder estar en casa a tiempo los lunes por la noche, nos íbamos derecho a casa desde la escuela, sin hacer planes con nuestros amigos. Las cuestiones personales, tales como las tareas escolares, las hacíamos después de la noche de hogar. No había realmente nada que tuviera precedencia sobre este tiempo especial que nuestra familia pasaba junta.

La noche de hogar produjo un impacto en nosotros no sólo por la prioridad que le otorgábamos, sino también porque todos colaborábamos para que fuera una realidad. Nos turnábamos para dar la lección, para preparar el refrigerio y para decidir quién ofrecería la primera y la última oración. No escuchábamos simplemente las lecciones, sino que también teníamos la oportunidad de darlas. Como resultado, fui bendecida por obtener un conocimiento y testimonio del Evangelio y por que se fortalecieron nuestros lazos familiares.

Debido a que la noche de hogar se ha convertido en un hábito en mi vida, espero con ansias las bendiciones que traerá cuando tenga mi propia familia.

Chieko Kobe, Japón

Un remedio para la nostalgia

Me crié en una familia donde mis padres han sido un brillante ejemplo para mis dos hermanos, mi hermana y para mí, y nuestra familia ha recibido muchas bendiciones gracias a sus esfuerzos. Por ejemplo, nos hemos convertido en una familia muy unida, acudiendo el uno al otro en tiempos de necesidad o pruebas. Y aunque algunos de los miembros de mi familia son menos activos, aún participan en la noche de hogar.

Viví por un tiempo en Sydney, Australia, y sentía mucha nostalgia por estar tan alejada de Irlanda. Afortunadamente vivía cerca de un centro de reuniones de la Iglesia, a donde asistía a las noches de hogar con otros jóvenes adultos. Eso fue una gran bendición para mí; al asistir, dejé de sentir nostalgia. Fue maravilloso relacionarme con miembros jóvenes en un ambiente cómodo y donde el Espíritu estaba presente.

Linda Ryan, Irlanda 

Algo que nunca lamento

Me uní a la Iglesia en mayo de 2009. Desde entonces he llegado rápidamente a valorar las bendiciones que vienen por asistir con regularidad a las noches de hogar. Una experiencia memorable ocurrió una vez que nuestro barrio de jóvenes adultos solteros jugaba “fútbol de silla”, una variante de fútbol de salón, en el salón cultural del centro de reuniones. El juego consistía en defender tu silla, mientras atacabas a los otros jugadores con una pelota de goma. Yo formé equipo con otros dos jugadores, pero al final quedábamos sólo nosotros tres en el juego e inmediatamente nos volvimos el uno contra el otro. En vez de enojarnos por eso, ¡no podíamos parar de reírnos! Fue lo más divertido que me ha pasado en años, y sé que me resultaría muy difícil tener una experiencia similar fuera de la Iglesia. Todos la pasamos muy bien, independientemente de si habíamos ganado o no, pero la experiencia no fue especial para mí por esa razón. Lo que la hizo realmente memorable fue el espíritu de amistad que sentí en esa actividad.

Son esos momentos los que me ayudan a aligerar la abrumadora carga de los estudios de posgrado. Independientemente de cómo haya sido la semana, sé que siempre me sentiré mejor si asisto a la noche de hogar. Tal vez no me entusiasme siempre la actividad que tengamos y quizás no siempre esté dispuesto a tomarme el tiempo, lo cierto es que nunca me arrepiento por haber ido.

Matt Adams, Nebraska, EE. UU.

Una prioridad para todos nosotros

Hay muchas maneras en que podría pasar las noches de los lunes, desde participar en agrupaciones universitarias hasta actividades deportivas y de recreación, pero todos los que vivimos en nuestra residencia estudiantil —todos somos Santos de los Últimos Días— hemos decidido que es importante que llevemos a cabo la noche de hogar y lo hemos convertido en una prioridad. Hemos optado por darle preferencia a fortalecernos unos a otros en una época de la vida donde vivir el Evangelio puede considerarse una tarea difícil. El compartir testimonios y experiencias entre nosotros nos ha unido más como jóvenes adultos y como amigos.

La noche de hogar es un tiempo semanal donde puedo contar que recibiré alimento espiritual. En numerosas ocasiones he llegado a la noche de hogar con ciertas preguntas en mi mente, para descubrir las respuestas en las lecciones o en el pensamiento espiritual que se comparte. Es igualmente un tiempo para establecer y reflexionar en las metas que me ayudarán a desarrollarme personalmente.

Después de haber tomado la decisión de efectuar la noche de hogar en forma regular, no lo considero un sacrificio; sé que es donde debo estar y es también donde quiero estar.

Luc Rasmussen, Gales

Nota

  1. Joseph Fielding Smith, Harold B. Lee y N. Eldon Tanner, Family Home Evenings, 1970–1971, 1970, v.

Ilustraciones por Randall Sly.