2011
Una sociedad de mujeres santas
Agosto de 2011


Mensaje de las maestras visitantes

Una sociedad de mujeres santas

Estudie este material y, según sea apropiado, analícelo con las hermanas a las que visite. Utilice las preguntas como ayuda para fortalecerlas y para que la Sociedad de Socorro forme parte activa de la vida de usted.

Fe • Familia • Socorro

Eliza R. Snow, segunda Presidenta General de la Sociedad de Socorro, enseñó: “El apóstol Pablo habló en sus días de mujeres santas; es deber de cada una de nosotras serlo. Todas tendremos metas elevadas si hemos de ser mujeres santas; sentiremos que se nos llama a cumplir deberes importantes, y ninguna está exenta de ellos. No hay ninguna hermana tan aislada ni en una esfera tan estrecha que no pueda hacer mucho por establecer el reino de Dios en la tierra”1.

Hermanas, no estamos aisladas ni tampoco es estrecha nuestra esfera. Al aceptar el don de ser activas en la Sociedad de Socorro, llegamos a ser parte de lo que el profeta José Smith describió como “un pueblo electo, separados de todos los males del mundo—escogidos, virtuosos y santos”2.

Esta sociedad nos ayuda a fortalecer la fe y a crecer espiritualmente al darnos oportunidades de liderazgo, de servicio y de enseñar. Al prestar servicio se agrega una nueva dimensión a nuestra vida; progresamos espiritualmente y aumenta nuestro sentido de pertenencia, de identidad y de autoestima. Nos damos cuenta de que el objetivo total del plan del Evangelio es brindarnos una oportunidad para que alcancemos nuestro máximo potencial.

La Sociedad de Socorro nos ayuda a prepararnos para recibir las bendiciones del templo, para honrar los convenios que hacemos, y para participar en la causa de Sión. La Sociedad de Socorro nos ayuda a aumentar la fe y la rectitud personal, a fortalecer a las familias, y a buscar y socorrer a los necesitados.

La obra de la Sociedad de Socorro es santa, y el realizar una obra santa genera santidad en nosotras.

Silvia H. Allred, Primera Consejera de la Presidencia General de la Sociedad de Socorro.

De las Escrituras

Éxodo 19:5; Salmos 24:3–4; 1 Tesalonisenses 4:7; Tito 2:3–4; Doctrina y Convenios 38:24; 46:33; 82:14; 87:8; Moisés 7:18

De nuestra historia

Al dirigirse a las mujeres de la Sociedad de Socorro de Nauvoo, el profeta José recalcó la santidad y explicó que, a medida que las hermanas llegasen a ser puras y santas, tendrían una marcada influencia en el mundo. Él explicó: “Lo que las magnificará… será la mansedumbre, el amor y la pureza… Esta sociedad… tendrá poder para mandar a las reinas que pueda haber en su medio… Los reyes y las reinas de la tierra vendrán a Sión y presentarán sus respetos”. Las hermanas de la Sociedad de Socorro que vivan sus convenios inspirarán no sólo el respeto de los nobles, sino que, prometió José a las hermanas, “…si viven de acuerdo con estos privilegios, no se podrá impedir que los ángeles las acompañen”3.

A medida que las hermanas participaron en la obra de prestar servicio y salvar a los demás, se santificaron a sí mismas. Lucy Mack Smith, la madre del Profeta, mencionó el bien que la Sociedad de Socorro podía lograr: “Debemos amarnos mutuamente, velar unas por otras, consolarnos y obtener instrucción, a fin de que podamos estar todas juntas en el cielo”4.

Notas

  1. Eliza R. Snow, “An Address”; véase cita de la hermana Barbara B. Smith en “Las mujeres de los últimos días”, Liahona, enero de 1980, pág. 166.

  2. Véase José Smith, en Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: José Smith, pág. 171.

  3. José Smith, en Historia de la Iglesia, tomo IV, págs. 605–606.

  4. José Smith, en Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: José Smith, pág. 480.

Ilustración fotográfica por Christina Smith.