2011
A toda lengua y pueblo
Octubre de 2011


A toda lengua y pueblo

Cuando Alma, el profeta del Libro de Mormón, confió los anales de su pueblo a su hijo Helamán, le indicó que recordara que el Señor tenía “un sabio propósito” para preservar las Escrituras (Alma 37:12). En cuanto a las planchas, él dijo: “…que deben ser conservadas y entregadas de una generación a otra, y que deben ser guardadas y preservadas por la mano del Señor hasta que vayan a toda nación, tribu, lengua y pueblo” (Alma 37:4).

En 1827, José Smith obtuvo esos anales, y para 1829 había terminado de traducirlos al inglés por el don y el poder de Dios. El libro, que se publicó en 1830, fue un poderoso instrumento misional para convencer a los lectores de la veracidad del evangelio de Jesucristo. Sin embargo, con una tirada inicial de 5.000 ejemplares, enviar el Libro de Mormón a “toda nación, tribu, lengua y pueblo” debió parecer algo muy lejano.

Aún así, el Señor reiteró esa profecía a José Smith en 1833, y predijo el día en que “…todo hombre oirá la plenitud del evangelio en su propia lengua y en su propio idioma” (D. y C. 90:11). El Libro de Mormón, “el cual contiene… la plenitud del evangelio de Jesucristo” (D. y C. 20:9), cumple una función clave en el cumplimiento de esa profecía.

A mediados de 1800, los misioneros llevaron el Evangelio a Europa. El Libro de Mormón se publicó en danés en 1851, y luego siguieron ediciones en alemán, francés, galés e italiano en 1852. En la actualidad, el Libro de Mormón completo se encuentra disponible en 82 idiomas, y hay pasajes seleccionados en otros 25 idiomas. La profecía de que todo pueblo oiría el Evangelio en su propia lengua se va cumpliendo día tras día a medida que la obra de traducción y la obra misional siguen adelante.

La obra de traducción

El proceso de traducir el Libro de Mormón del inglés a un idioma nuevo, en ocasiones lleva años. Este proceso comienza sólo después de que la Primera Presidencia y el Quórum de los Doce Apóstoles hayan aprobado el proyecto y haya suficientes miembros que tengan ese idioma como lengua materna y que puedan servir como traductores. A los traductores y a los revisores se les imparten normas meticulosas y se les instruye a permanecer cerca del Espíritu al traducir. Una vez que la traducción se ha terminado, el texto pasa por un proceso independiente de revisión eclesiástica.

Después de su publicación, los miembros pueden pedir la nueva edición por medio de los Servicios de Distribución. Muchos de esos miembros antes sólo tenían capítulos seleccionados del Libro de Mormón en su idioma y, en algunos casos, solamente el testimonio de los misioneros.

El Libro de Mormón y la obra misional

Cuando se abre por primera vez una zona geográfica para la obra misional, la barrera del idioma constituye un desafío significativo. Sin materiales impresos en el idioma del lugar, los misioneros deben aprender el idioma y dar testimonio por medio del Espíritu. En algunas partes del mundo, muchas personas hablan un segundo idioma y los misioneros pueden darle un Libro de Mormón en ese idioma. Antes de que el Libro de Mormón se tradujera al mongol, por ejemplo, muchos miembros de Mongolia lo estudiaban en ruso.

Sin embargo, el Evangelio se comprende mejor en la familiaridad y la claridad de la lengua materna. Eric Gemmell, que prestó servicio en la Misión Ljubljana Eslovenia desde el año 2001 al 2003, vio en forma personal la diferencia que se produjo en los miembros y en los investigadores al tener el Libro de Mormón en su idioma materno. Él sirvió los primeros 18 meses de su misión antes de que el Libro de Mormón estuviera disponible en esloveno.

La obra fue difícil. La primera rama de la Iglesia se había establecido sólo una década antes. Eslovenia acababa de obtener su independencia y estaba en el proceso de eliminar paulatinamente el serbocroata, el previo idioma del país. Los misioneros llevaban consigo ejemplares del Libro de Mormón en serbocroata y en inglés, idioma que la mayoría de los jóvenes había estudiado en la escuela. Pero con mucha frecuencia, la gente rechazaba el libro porque no entendía ninguno de los dos idiomas. Eric recuerda el vacío que se sentía al dar testimonio a la gente acerca de la grandeza y la importancia del Libro de Mormón, y luego tener que decirles que no tenía un ejemplar en su idioma.

Seis meses antes de que Eric regresara a casa, llegó la primera remesa de ejemplares del Libro de Mormón en esloveno. La rama llevó a cabo una reunión en la cual cada uno de los miembros y los misioneros recibieron un ejemplar. “Había un espíritu especial en el ambiente”, recuerda Eric, quien escribió en su diario cómo se sintió al tener en las manos ese valioso y tan esperado libro. “Fue como sostener las planchas de oro mismas” apuntó. Después de la reunión, los misioneros se llevaron los libros sobrantes para utilizarlos en la obra misional. Eric y su compañero estaban tan contentos que cuando llegaron a su apartamento, abrieron las cajas, dispersaron los libros y les sacaron fotografías para tener un recuerdo del acontecimiento. Estaban muy ansiosos por compartir los libros con la gente. Con el Libro de Mormón en esloveno, los misioneros no sólo tuvieron más éxito al hablar con las personas, sino que también tuvieron un modo de reavivar los testimonios de los miembros menos activos que no habían asistido a la Iglesia por años.

Durante los últimos seis meses de su misión, Eric vio cómo los testimonios de los miembros eslovenos se fortalecieron. “Una vez que tuvieron el Libro de Mormón en su idioma materno, realmente lo comprendieron y se afianzó en su corazón”, dijo. Antes, los discursantes y los maestros en las reuniones de la Iglesia tenían que leer las Escrituras en serbocroata y alguien las interpretaba y explicaba algunas palabras. “Era como si avanzáramos con dificultad con palabras prestadas de otro idioma”, recuerda Eric. Cuando los miembros comenzaron a leer el Libro de Mormón en su idioma materno, “su comprensión del Evangelio aumentó de inmediato”, comenta Eric.

En su propio idioma

Mojca Zheleznikar es una de esos miembros que se unió a la Iglesia en Eslovenia antes de que el Libro de Mormón estuviera disponible en esloveno. Su testimonio del Evangelio lo obtuvo al escuchar a los misioneros y estudiar el Libro de Mormón en croata y en inglés. Después de que se terminó la traducción en esloveno, Mojca leyó la obra traducida y sintió el poder de las palabras en su idioma materno. “Sentí que la verdad se extendía ante mí con sencillez clara y pureza profunda”, recuerda. “Fue como si la voz de mi Creador me hablara en mi propio idioma, el mismo en el que me hablaba mi madre”.

Los miembros de alrededor del mundo experimentan sentimientos similares cuando reciben el Libro de Mormón en su idioma. En 2003, después de que el libro se tradujo al quekchí, lengua que hablan los mayas de Guatemala y Belice, los traductores revisaron la traducción con grupos de miembros locales. Uno de los traductores recuerda: “Habíamos reunido a un grupo de miembros pioneros en la capilla Senahú para realizar la lectura y, al terminar cada pasaje, reinaba un silencio reverente en el salón; la comprensión era completa y el Espíritu estaba intensamente presente; fue una experiencia sagrada”.

Uno de los miembros que estuvieron presentes en esa reunión, Elvira Tzí, está agradecida por la traducción del Libro de Mormón en quekchí, debido a las bendiciones que traerá a la nueva generación. Ella dice que la traducción permitirá que los miembros más jóvenes “obtengan una comprensión plena de la palabra del Señor y tengan respeto por lo que Él requiere”.

Para los miembros de la Iglesia, el estudiar el Libro de Mormón en su propio idioma es una fuente de infinitas bendiciones. A medida que los miembros “aprendan y enseñen de las Escrituras en un espíritu de oración”, dijo la Primera Presidencia, “su testimonio crecerá, su conocimiento se ensanchará, su amor por la familia y por los demás se desarrollará, su capacidad para servir a los demás aumentará, y obtendrán mayor fortaleza para resistir la tentación y para defender la verdad y la rectitud”1.

Bendiciones de gran alcance

Las ricas bendiciones que el Libro de Mormón trae a la vida de quienes lo estudian causan una fuerte motivación de compartirlo con los demás, lo cual cumple aun más la profecía. Cada año, se distribuyen cerca de cuatro millones de ejemplares del Libro de Mormón en todo el mundo en más de 100 idiomas, a medida que cada miembro y cada misionero comparte individualmente su testimonio de Jesucristo con los demás. El “sabio propósito” del que habló Alma en tiempos antiguos se deja ver en el alcance mundial del Libro de Mormón y en cada vida que cambia.

Nota

  1. Carta de la Primera Presidencia, 15 de octubre de 2008.

En la primera edición del Libro de Mormón se imprimieron 5.000 ejemplares.

A medida que la obra de la traducción sigue adelante, miembros de todo el mundo, como Lea y Flora Lotrič, de Eslovenia, experimentan el gozo de sostener en sus manos por primera vez un ejemplar del Libro de Mormón en su propio idioma.

Fotografía por Eric Gemmell.

Una vez terminada la traducción, se pide a miembros de la Iglesia que hablen ese idioma que revisen el texto. Desde la izquierda: Walter Barillas Soto, Mike Peck, Sulenny Ruby Cucul Sierra, John Bringhurst y Josefina Cucul Tiul revisan el Libro de Mormón en quekchí, en Cobán, Guatemala.

Esquina superior izquierda: fotografía por Busath; abajo: fotografía por Tod Harris.