2012
Sentía que era lo correcto
Junio de 2012


Sentía que era lo correcto

Jeffery Stockett, Utah, EE. UU.

El Espíritu se manifiesta de diferentes maneras. He experimentado momentos de paz, sentimientos de consuelo y claridad de pensamiento. Algunas de las impresiones más vívidas que recibo son simplemente un sentimiento de que algo es verdad o que es lo correcto. Es difícil describir el sentimiento, pero está presente cuando uno sencillamente sabe que algo es verdadero o que es necesario actuar.

Una de las experiencias más poderosas que he tenido en cuanto a ese sentimiento fue cuando buscaba una casa para comprarla. Era soltero y durante varios años había estado pensando en comprar una casa. Le dije a mi agente de bienes raíces lo que buscaba, y ella se esmeró por encontrar casas que se ajustaran a mis especificaciones. Me mostraba casas, pero yo las rechazaba porque no sentía que fueran la correcta. Me empezó a preguntar qué era lo que me disgustaba de cada una a fin de poder mostrarme casas que se acomodaran mejor a mis necesidades. Lamentablemente, no me era posible expresar muy bien lo que faltaba.

Finalmente, una tarde recorrimos una casa que no era tan bonita como algunas de las que habíamos visto; era un poco más cara que las demás y se ajustaba a la descripción de lo que yo quería, pero no tan bien como otras que habíamos visto. Sin embargo, después de que la vimos, le dije a mi agente que deseaba hacer una oferta. Ella pareció un tanto sorprendida por el hecho de que yo deseara actuar con tanta rapidez; considerando lo renuente que me había mostrado los meses anteriores, tenía toda la razón de sentirse sorprendida. No obstante, el sentimiento de que ese era el lugar donde tenía que vivir era casi sobrecogedor. No sentí la necesidad de detenerme a pensar en ello.

Presenté una oferta y los vendedores la aceptaron a pesar de que no era la más alta que habían recibido. Le dije a mi familia que sabía que debía vivir en esa casa, aunque no sabía por qué.

Muy pronto descubrí la razón por la que tenía que vivir allí. En menos de un mes conocí a una hermana en el barrio de solteros y, un poco más de un año después nos arrodillamos ante el altar en el templo, donde fuimos sellados como esposo y esposa.

Verdaderamente el Señor actúa de maneras misteriosas. Cuando me ayudó a escoger una casa, no tenía idea de que me estaba guiando hacia el matrimonio eterno. Todo lo que sabía era que se me estaba guiando a tomar ese paso, y ahora me doy cuenta de que esa guía provino de Su Espíritu.