2012
El poder del sacerdocio
Julio de 2012


Relatos de la conferencia

El poder del sacerdocio

Véase presidente Thomas S. Monson, “Dispuestos a servir y dignos de hacerlo”, Liahona, mayo de 2012, págs. 67, 68.

Durante la Segunda Guerra Mundial, a principios de 1944, tuvo lugar una experiencia relacionada con el sacerdocio que un corresponsal no miembro de la Iglesia, que trabajaba para un periódico de Hawai, relató… Él y otros corresponsales se encontraban en la segunda oleada detrás de los marines en el atolón Kwajalein. Al avanzar, se dieron cuenta de que en el agua flotaba boca abajo un soldado, era obvio que estaba gravemente herido. El agua a su alrededor estaba roja por la sangre; entonces vieron a otro soldado que iba hacia donde estaba su compañero herido. El segundo soldado también estaba herido, con el brazo izquierdo que le colgaba inútilmente al costado. Levantó la cabeza del que flotaba en el agua para que no se ahogara. Con voz llena de pánico gritó para pedir ayuda. Los corresponsales miraron otra vez al muchacho que estaba sosteniendo y le respondieron: “Hijo, no hay nada que podamos hacer por ese muchacho”.

“Entonces”, escribió el corresponsal, “vi algo que nunca había visto”. Ese muchacho, que también estaba gravemente herido, fue hasta la orilla con el cuerpo aparentemente inerte de su compañero y “colocó la cabeza de éste sobre su rodilla… ¡Qué escena!, dos muchachos heridos de muerte, ambos… jóvenes limpios y bien parecidos, incluso en su angustiante situación. Ese muchacho inclinó la cabeza encima del otro y dijo: ‘Te mando, en el nombre de Jesucristo y por el poder del sacerdocio, que permanezcas vivo hasta que encuentre ayuda médica’”. El corresponsal concluyó su artículo: “Los tres [los dos marines y yo] estamos aquí en el hospital. Los médicos no se explican [cómo es que están con vida], pero yo lo sé”.

Preguntas para reflexionar

  • ¿Qué bendiciones reciben los Santos de los Últimos Días por medio del poder del sacerdocio?

  • ¿Cómo están conectados la fe y el sacerdocio, tanto para los poseedores del sacerdocio como para los que reciben bendiciones?

Considere escribir lo que piensa en su diario personal o hablar en cuanto a ello con otras personas.