2012
Demostrar nuestro discipulado mediante el amor y el servicio
Julio de 2012


Mensaje de las maestras visitantes

Demostrar nuestro discipulado mediante el amor y el servicio

Con espíritu de oración, estudie este material y, según sea apropiado, analícelo con las hermanas a las que visita. Utilice las preguntas como ayuda para fortalecer a sus hermanas y para hacer de la Sociedad de Socorro una parte activa de la vida de usted.

Fe, Familia, Socorro

Durante toda Su vida terrenal, Jesucristo mostró Su amor por los demás al ministrar por ellos. “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tenéis amor los unos por los otros” (Juan 13:35). Él dio el ejemplo y quiere que nosotros “socorramos a aquellos que necesitan de [nuestro] socorro” (Mosíah 4:16). Llama a Sus discípulos a trabajar con Él en Su ministerio, brindándoles así la oportunidad de servir a los demás y de llegar a ser más como Él1.

Nuestro servicio como maestras visitantes será muy semejante al ministerio de nuestro Salvador cuando mostremos nuestro amor a quienes visitamos al hacer lo siguiente2:

  • Recordar sus nombres y los de los miembros de su familia, y familiarizarse con ellos.

  • Amarlas sin juzgarlas.

  • Velar por ellas y fortalecer su fe “una por una”, como lo hizo el Salvador (3 Nefi 11:15).

  • Establecer una amistad sincera con ellas, así como visitarlas en sus hogares y en otros lugares.

  • Preocuparse por cada hermana; recordar los cumpleaños, las graduaciones, las bodas, los bautismos u otras fechas que sean significativas para ellas.

  • Tender una mano a las hermanas nuevas y a las menos activas.

  • Tender una mano a las que se sientan solas o necesiten consuelo.

De las Escrituras

3 Nefi 11; Moroni 6:4; Doctrina y Convenios 20:47

De nuestra historia

“El Nuevo Testamento contiene relatos sobre mujeres cuyos nombres no siempre se mencionan y que ejercieron fe en Jesucristo… Tales mujeres llegaron a ser discípulas ejemplares… [Ellas] viajaban con Jesús y Sus Doce Apóstoles y daban de sus bienes para contribuir con Su ministerio. Después de Su muerte y resurrección, las mujeres continuaron siendo discípulas fieles”3.

Pablo escribió sobre una mujer llamada Febe, que estaba “al servicio de la Iglesia” ( Romanos 16:1) y pidió a las personas que “la [ayudaran] en cualquier cosa en que a ella le sea menester; porque ella ha ayudado a muchos” (Romanos 16:2). “La clase de servicio prestado por Febe y otras grandes mujeres del Nuevo Testamento continúa presente hoy en las integrantes de la Sociedad de Socorro —líderes, maestras visitantes, madres y otras— que actúan como auxiliadoras o ayudantes de muchos”4.

Notas

  1. Véase Hijas en Mi reino: La historia y la obra de la Sociedad de Socorro, 2011, pág. 117.

  2. Véase Manual 2: Administración de la Iglesia, 2010, 3.2.3.

  3. Hijas en Mi reino, pág. 3.

  4. Véase Hijas en Mi reino, pág. 7.