2013
Encurtidos, nabos y testimonio: Inspiración de la vida y de las enseñanzas de Lorenzo Snow
Enero 2013


Encurtidos, nabos y testimonio Inspiración de la vida y de las enseñanzas de Lorenzo Snow

Este año, al estudiar las enseñanzas del presidente Lorenzo Snow, ustedes llegarán a conocerlo como un profeta, vidente y revelador cuyo consejo es increíblemente pertinente hoy en día.

Si han visto un retrato de Lorenzo Snow, el quinto Presidente de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, probablemente recuerden su larga barba blanca y su rostro de bondad; y si se detuvieron unos minutos a examinar el retrato, tal vez les hayan llamado la atención sus ojos, cansados pero no abatidos, avejentados pero llenos de energía y luz.

Quizás hayan oído que el presidente Snow fue inspirado a predicar sobre el diezmo, y es posible que recuerden haber leído algo sobre una experiencia sagrada que tuvo en el Templo de Salt Lake.

Pero, ¿conocen las circunstancias que llevaron a esa experiencia en el templo y lo que resultó de ella? ¿Tienen curiosidad de saber el relato sobre la revelación que recibió en cuanto a la ley del diezmo?

¿Y qué se puede decir de sus ojos y de su rostro? Después de conocer al presidente Snow, un ministro de otra religión escribió: “Su rostro reflejaba el poder de la paz; su presencia era una bendición de paz. En las profundidades serenas de sus ojos se encontraba no sólo el ‘hogar de la oración silenciosa’, sino la morada de la fortaleza espiritual… y la sensación más extraña se apoderó de mí, de que estaba ‘en tierra santa’”1. ¿Les gustaría saber acerca de las aventuras, las pruebas, los triunfos, los pesares, las alegrías y las revelaciones que se combinaron para formar tal semblante?

Este año, las hermanas de la Sociedad de Socorro y los poseedores del Sacerdocio de Melquisedec estudiarán Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: Lorenzo Snow. Al aprender de las enseñanzas del presidente Snow y hablar sobre ellas en la Iglesia y en su hogar, llegarán a conocerlo y ver más allá del hombre de aspecto bondadoso en un viejo cuadro. Lo conocerán como un hombre de Dios, un profeta, vidente y revelador cuyo consejo es increíblemente relevante en la actualidad.

Para despertar su interés, a continuación se dan unos pocos ejemplos de las enseñanzas y los relatos que encontrarán en el curso de estudio de este año. El capítulo y los números que aparecen en los párrafos siguientes corresponden al manual Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: Lorenzo Snow.

Quizás recuerden un interesante discurso de una conferencia general en el cual el élder David A. Bednar, del Quórum de los Doce Apóstoles, comparó el proceso de conversión con el de encurtir un pepino2. Pero el élder Bednar no fue el primer apóstol que hizo esa comparación; el presidente Snow ofreció una analogía similar hace ciento cincuenta años:

“Coloquen un pepino en un barril de vinagre y se producirán muy pocos efectos durante la primera hora, así como durante las primeras doce horas. Examínenlo y hallarán que los efectos se produjeron sólo en la cáscara, ya que se requiere mayor tiempo para encurtirlo. Cuando una persona se bautiza en la Iglesia, se produce un efecto en ella, pero no es el efecto para que de inmediato sea un encurtido; es decir, no se establece en ella la ley de la justicia y del deber durante las primeras doce o veinticuatro horas; debe permanecer en la Iglesia, al igual que el pepino en el vinagre, hasta que llegue a estar empapada con el espíritu correcto…”3.

Cuando el presidente Snow se refería a la conversión, hablaba por experiencia propia. Con frecuencia habló de dos acontecimientos —uno que ocurrió antes de unirse a la Iglesia y otro que tuvo lugar poco después de su bautismo y confirmación— que contribuyeron a que él se empapara “con el espíritu correcto”. Encontrarán los relatos de esas experiencias en las páginas 1, 3, y 63–65.

“¿Por qué se llama a [un] hombre a actuar como presidente de un pueblo?”, preguntó una vez el presidente Snow. “¿Es a fin de lograr influencia y luego usarla directamente para su propio engrandecimiento? No, sino que, por el contrario, se lo llama a actuar en tal posición de acuerdo con el mismo principio según el cual actuó el Hijo de Dios al dársele el sacerdocio, para que haga sacrificios. ¿Para sí mismo? No, más bien en beneficio de las personas a quienes preside… [para] llegar a ser siervo de sus hermanos, no su señor, y trabajar para su beneficio y bienestar”4.

El presidente Snow puso en práctica ese principio como líder de la Iglesia y, a veces, encontraba formas creativas de hacerlo. Por ejemplo, una vez utilizó nabos, sábanas y paja para levantar el ánimo de un grupo de santos afligidos. Ese relato se encuentra en el capítulo 7; y si desean leer algunas de sus enseñanzas sobre el liderazgo en la Iglesia, vayan al capítulo 18.

El presidente Snow fue un líder poderoso, creativo y eficiente porque sabía quién es el verdadero Líder. Él enseñó: “…la gran obra que ahora se lleva a cabo —el recogimiento del pueblo de las naciones de la tierra— no tuvo origen en la mente de ningún hombre ni grupo de hombres, sino que emanó del Señor Todopoderoso”5. Al dirigirse a un grupo de miembros de la Iglesia que se reunieron en su honor cuando cumplió ochenta y cinco años, les dijo: “Siento que todo lo que he logrado no es obra de Lorenzo Snow, y que las experiencias que me han llevado a esta posición como Presidente de la Iglesia no son obra de Lorenzo Snow, sino que el Señor lo ha hecho”6.

Enseñó esa verdad a lo largo de todo su ministerio, pero se le recordó de ella en forma sagrada y personal poco antes de convertirse en Presidente de la Iglesia. El 2 de septiembre de 1898, al morir el presidente Wilford Woodruff, el élder Snow pasó a ser el apóstol de más antigüedad. Por considerarse incompetente para enfrentar esa responsabilidad, se retiró a orar a solas en un cuarto del Templo de Salt Lake. Oró suplicando guía pero no percibió ninguna respuesta a su oración, por lo cual, después de un rato, salió del cuarto y entró en un ancho corredor. Allí fue donde obtuvo su respuesta: el Salvador resucitado apareció ante él, aproximadamente a un metro del suelo, y le explicó cómo seguir adelante con el liderazgo de la Iglesia. Para saber más de dicha experiencia, diríjanse al capítulo 20.

El presidente Snow es bien conocido por haber recibido una revelación sobre la ley del diezmo. Para los miembros de la Iglesia en 1899, esa revelación comenzó con una enérgica declaración: “Ha llegado la hora en que todo Santo de los Últimos Días que ha determinado estar preparado para el futuro y tener sus pies asentados fuertemente en una base sólida, cumpla con la voluntad del Señor y pague un diezmo íntegro. Ésa es la palabra del Señor para ustedes”7.

Los Santos de los Últimos Días respondieron fielmente al consejo de su profeta y, como resultado, el Señor los bendijo individual y colectivamente. La influencia de esa revelación continúa en el presente a medida que, en todo el mundo, los miembros de la Iglesia reciben bendiciones espirituales y temporales al obedecer la ley del diezmo. Refiéranse al capítulo 12 para leer sobre la experiencia que condujo a dicha revelación y las bendiciones que se recibieron después de ella.

Como todos los profetas, el presidente Snow expresó un poderoso testimonio de Jesucristo; él enseñó: “Todos dependemos de Jesucristo, de Su venida al mundo para abrir el camino mediante el cual podamos obtener la paz, la felicidad y la exaltación. Y si Él no hubiera hecho estos esfuerzos, nunca podríamos haber obtenido estas bendiciones y privilegios que se nos garantizan en el Evangelio…”8. Testificó del nacimiento del Salvador, de Su ministerio terrenal, de la Expiación, de Su intervención en la restauración de Su Iglesia, y de la Segunda Venida. En el capítulo 24 encontrarán más expresiones de testimonio del presidente Snow sobre Jesucristo.

Por supuesto, este breve artículo sólo ofrece una muestra de la vida y del ministerio del presidente Snow. En su estudio de Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: Lorenzo Snow, hallarán muchos otros relatos inspiradores, como los relatos de la primera oportunidad que tuvo de enseñar cuando era misionero, de la gran sorpresa que le causó el haber sido llamado para prestar servicio en el Quórum de los Doce Apóstoles, de sus emociones al encontrarse en un barco durante una terrible tormenta en el Océano Atlántico, y de cuatro experiencias en que el poder del sacerdocio salvó a personas de la muerte, incluso a él mismo. Aprenderán mucho de sus enseñanzas sobre diversos temas, tales como la unidad, la humildad, los convenios, la obra del templo, las relaciones familiares, la lucha por obtener la perfección, el sacerdocio, la Sociedad de Socorro y el gozo de compartir el Evangelio.

Si han dedicado tiempo a leer y meditar algunos de los relatos y las enseñanzas que se mencionan en este artículo, o aun si han decidido leerlos dentro de poco, pueden estar seguros de que el presidente Snow quedaría complacido con su empeño. Él fue una persona que estudió durante toda su vida y enseñó que “debemos esforzarnos” a fin de “avanzar en los principios de la verdad” y “obtener más conocimiento celestial”9. “Cada día que ha pasado o cada semana que ha pasado debe ser la mejor que hayamos tenido; es decir, debemos mejorar un poco todos los días, en conocimiento y sabiduría, y en capacidad para hacer el bien”10.

Esperamos que la vida de ustedes se enriquezca este año mediante el estudio de Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: Lorenzo Snow. Al estudiar este curso, podrán tener una experiencia similar a la de aquel buen ministro religioso que conoció personalmente al presidente Snow. Al ver más allá de ese rostro de bondad y esos ojos serenos, ustedes también podrán sentir que están en tierra santa, no por haber conocido a Lorenzo Snow, sino porque se habrán acercado más a su Padre Celestial y a Jesucristo, de quienes él fue testigo.

Notas

  1. Reverendo Prentis, citado en Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia: Lorenzo Snow, 2012, pág. 32.

  2. Véase David A. Bednar, “Os es necesario nacer de nuevo”, Liahona, mayo de 2007, págs. 19–21.

  3. Véase Enseñanzas: Lorenzo Snow, pág. 71.

  4. Enseñanzas: Lorenzo Snow, pág. 232.

  5. Enseñanzas: Lorenzo Snow, pág. 162.

  6. Enseñanzas: Lorenzo Snow, pág. 156.

  7. Enseñanzas: Lorenzo Snow, págs. 32 y 165–166.

  8. Enseñanzas: Lorenzo Snow, pág. 295.

  9. Enseñanzas: Lorenzo Snow, pág. 68.

  10. Véase Enseñanzas: Lorenzo Snow, pág. 110.

El presidente Snow enseñó que el pago del diezmo trae bendiciones. En tiempos pasados, el diezmo se recibía en oficinas como la que aparece en la foto (Salt Lake City, década de 1880). A la izquierda: En sus preparativos para recibir a unos amigos, el presidente Snow hizo candelabros con nabos a fin de iluminar su casa de troncos.

Lorenzo Snow tuvo la sagrada experiencia de ver al Señor resucitado en el Templo de Salt Lake.

Izquierda: fondo © Artbeats; retrato por John Willard Clawson © IRI; derecha: fotografía por Robert Casey.

Desde la izquierda: ilustración por Brian Call; fotografía por Robert Casey; fotografía cortesía de la Biblioteca de Historia de la Iglesia.

Fotografía cortesía de la Biblioteca de Historia de la Iglesia; detalle de La Segunda Venida, por Grant Romney Clawson © IRI.