2013
Mi maestra de seminario había estado igual de ocupada
Febrero 2013


Mi maestra de seminario había estado igual de ocupada

Por Maria Andaca, Metro Manila, Filipinas

En las Filipinas, hay escuelas secundarias de ciencia que se enfocan mucho en las materias académicas. Los alumnos de esas escuelas tienen más materias, pasan más tiempo en clase y tienen mucha tarea. Ésas eran las circunstancias en las que me encontraba cuando era una mujer joven.

Cuando comencé la escuela secundaria, dejé de lado muchas actividades porque sabía que tendría que pasar mucho tiempo estudiando. Casi nunca iba a las actividades de la Iglesia y en ocasiones no iba a la Iglesia los domingos pues tenía eventos escolares. También me era muy difícil ir a seminario.

Un sábado, mi maestra de seminario nos contó lo ocupada que ella estaba durante su época en la escuela secundaria. A pesar de su ocupada agenda, encontraba la forma de completar sus asignaciones para seminario y de estudiar los pasajes del dominio de las Escrituras en la biblioteca. Yo decidí aceptar el desafío que nos hizo de hacer lo mismo que ella había hecho. Llevaba conmigo las tarjetas del dominio de las Escrituras todo el tiempo y las repasaba cuando tenía tiempo libre. Oré para recibir ayuda a fin de equilibrar mi estudio de seminario con las exigencias escolares. Memorizaba las Escrituras en el viaje camino a la escuela y sacaba las tarjetas mientras conversaba con mis amigas. Durante los recreos y el almuerzo, mis amigas se entretenían interrogándome para ver si sabía los pasajes; y entonces, algunas de ellas comenzaron a traer sus libros de Escrituras y a hablar de las actividades que realizaban en sus iglesias. Sentí un cambio en el ambiente a mi alrededor y mis estudios parecían menos pesados e iban mejor.

Mis tres hermanas más jóvenes siguieron mi ejemplo y ahora mi familia cosecha las bendiciones de las Escrituras en el hogar. Aprender mis versículos del dominio de las Escrituras fue una cosa simple; pero más importante que las palabras que memoricé, aprendí la diferencia que las Escrituras podían causar en mí y en la gente a mi alrededor. Sé que cualquiera sea el desafío que afrontemos, siempre encontraremos fortaleza y dirección en las palabras de nuestro amado Salvador.