2013
Quédate en Cape Town
Marzo 2013


Quédate en Cape Town

Nicky Burgoyne Smith, Utah, EE. UU.

Desde que había servido en la Misión Inglaterra Londres, deseaba volver para vivir y trabajar allí. Ya que hacía poco había terminado mi maestría, decidí que tal vez sería el momento preciso para mudarme a Londres. Encontré un trabajo allí y me sentía bien respecto a mudarme.

Sin embargo, una noche oré para saber cuál era la voluntad del Señor y si el mudarme a Londres era lo acertado para mí. Mientras trataba de dormir, una y otra vez me venía el pensamiento: “Tienes que quedarte en Cape Town”. Eso sucedió durante varias horas. Finalmente llegué a la conclusión de que Dios quería que me quedase en Cape Town; de modo que, aunque quería mudarme, decidí quedarme. Inmediatamente después me quedé dormida.

Al día siguiente comencé a racionalizar lo que había pasado la noche anterior y seguí preguntándome si, después de todo, no debía ir a Londres. Sin embargo, esa noche se repitió la experiencia de la noche anterior. La idea: “Tienes que quedarte en Cape Town”, me venía una y otra vez a la mente. Al meditar sobre ello, me convencí de que el Señor realmente quería que me quedara en Cape Town; y yo quería hacer lo que el Señor deseaba que hiciera.

A la semana siguiente, el presidente de estaca me llamó y me pidió que me reuniera con él. De inmediato supe que el Señor tenía un llamamiento para mí. El Espíritu me testificó que la razón por la cual tenía que quedarme en Cape Town era que el Señor tenía una labor para mí.

Acepté el llamamiento como presidenta de las Mujeres Jóvenes de estaca y, al servir durante los próximos años, pude ser un instrumento en las manos del Señor. Como resultado, mi vida y la vida de las personas a quienes presté servicio fueron bendecidas; mejoré mis habilidades de liderazgo y el Señor me enseñó muchas cosas por medio de mi servicio a los demás.

Desde entonces he desarrollado mayor confianza en el Señor. Cuán agradecida estoy por los suaves susurros del Espíritu que me guían para saber y hacer Su voluntad. Al dudar menos y estar dispuesta a seguir la inspiración que recibo, experimento mayor regocijo y paz, y sé que mi Padre Celestial está complacido con mi vida.