2013
Se cortó la llamada
Abril de 2013


Se cortó la llamada

Seda Meliksetyan, Armenia

En marzo de 1997, mientras vivíamos en la ciudad rusa de Rostov-on-Don, mi esposo y yo fuimos bautizados en La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.

Al estudiar las doctrinas de la Iglesia, encontré la respuesta a muchas de mis preguntas. Era interesante aprender acerca del plan de salvación, incluso sobre la práctica del bautismo por los muertos; me sorprendió saber que podíamos bautizarnos por nuestros antepasados fallecidos.

Un año después de nuestro bautismo, el presidente de misión nos invitó a prepararnos para ir al templo. Como parte de nuestra preparación, empezamos a investigar nuestra historia familiar. Un día, mientras pensaba en cuanto a realizar esta obra, sonó el teléfono: era mi suegra. Le pregunté si podía enviarme una lista de los antepasados fallecidos del lado de la familia de mi esposo. Se sorprendió y me dijo que el bautismo por los muertos no era una doctrina de Cristo, sino algo que los mormones habían inventado. Yo no estaba segura de cómo responderle, pues no estaba familiarizada con referencias de las Escrituras que respaldaran esa doctrina.

Mientras pensaba en cómo responderle, se cortó la llamada. Por un momento no supe bien lo que había ocurrido, pero colgué el teléfono y fui a mi habitación. Tomé el Nuevo Testamento entre mis manos, me arrodillé para orar y le pedí al Padre Celestial que me mostrara dónde podría encontrar la respuesta.

Cuando terminé mi oración, abrí la Biblia. Sentí como si alguien me hubiera dicho que leyera el versículo 29 en la página donde la había abierto. Me encontraba en el capítulo 15 de 1 Corintios, que habla acerca de la doctrina del bautismo por los muertos.

Me conmovió y sorprendió el que el Padre Celestial hubiera contestado mi oración en ese preciso momento. Fue una sensación hermosa.

Estaba muy concentrada, pensando en esa experiencia, cuando de pronto el teléfono sonó de nuevo. Era mi suegra, quien me preguntó por qué se había cortado la llamada. Le dije que no sabía, y entonces le pedí que abriera su Biblia y leyera 1 Corintios 15:29.

Pocos días después, había sobre mi mesa una lista de familiares fallecidos. Mi suegra había leído el pasaje de las Escrituras y ahora creía que el Salvador, por medio del apóstol Pablo, había enseñado la doctrina del bautismo por los muertos.

Dios ha prometido grandes bendiciones a aquéllos que realizan esta obra de redención. Sé que así es.