2013
Mi oración más sincera
Agosto 2013


Mi oración más sincera

Jaimee Lynn Chidester, Utah, EE. UU.

Cuando era estudiante de primer año en la universidad, tuve un trabajo de medio tiempo en la tienda de comestibles de una pequeña ciudad. Tenía el turno de cierre que terminaba a las once de la noche y, pese a la seguridad relativa de la comunidad, con frecuencia me ponía nerviosa cuando cerraba la tienda sola.

Una noche me sentía particularmente nerviosa. Cuando terminé de limpiar la tienda y me dirigí a cerrar la caja registradora, me invadió un sentimiento de temor. No tenía ninguna razón lógica para estar tan asustada, pero no podía evitar el nerviosismo. No quería exagerar llamando a la policía, pero también quería estar protegida en caso de que hubiera un peligro real.

Finalmente, me arrodillé a orar y le dije a mi Padre Celestial que tenía miedo y no sabía qué hacer; fue la oración más sincera que jamás había ofrecido.

Al ponerme de pie, de inmediato me di cuenta de que un automóvil se aproximaba al surtidor de gasolina más próximo al edificio. Para mi sorpresa y alivio, era un policía. Mientras él sacaba la tarjeta de crédito para llenar con gasolina su auto patrulla, rápidamente terminé mis tareas para cerrar la tienda. Quería aprovechar su presencia protectora y hacer lo que más pudiera antes de que él terminara en la gasolinera. Cuando acabó de llenar de combustible, hizo una llamada en su celular y se sentó en el automóvil mientras hablaba. Todavía estaba allí cuando cerré y entré en mi auto. Ambos nos alejamos de la tienda al mismo tiempo.

Mientras conducía camino a casa, estaba sorprendida de lo rápido que se había contestado mi oración. Con humildad agradecí al Padre Celestial el haberme escuchado. Me habían enseñado que era una hija de Dios, pero hasta esa noche nunca había sentido Su amor tan cerca ni de manera tan tangible. No hay palabras para describir la paz que sentí en mi corazón. Sé que el Señor me bendecirá si tengo fe y pido Su ayuda.