2013
¿Regresaría Matthew?
Octubre de 2013


¿Regresaría Matthew?

Se ha omitido el nombre

En nuestro barrio había un grupo de hombres jóvenes fuertes en el Evangelio, pero nuestro hijo Matthew escogió la compañía de un joven que no era miembro y que compartía su afición por los automóviles y todo lo que tuviese que ver con la mecánica. Desafortunadamente, el joven provenía de una familia que no valoraba la religión. Sus padres le permitían beber alcohol y fumar en su casa y no creían que fuese importante ser moralmente puro.

Matthew había obtenido el galardón máximo en escultismo, pero no tomó parte en la entrega de condecoraciones pues había dejado de vivir las normas de escultismo. Yo reuní todos sus galardones de escultismo y los puse en un cuadro. Luego lo guardé, con la esperanza de que algún día fuera de valor para él. Para cuando tenía dieciséis años, Matthew fumaba, bebía y consumía drogas. Abandonó la escuela y se fue a vivir con su novia. Durante algunos años, apenas lo veíamos.

Estábamos desolados. No sabíamos si alguna vez regresaría a su familia y a su fe, pero decidimos seguir el ejemplo de Alma al tratar con su hijo descarriado. Alma siguió amando a su hijo y oró con fe para que fuera “traído al conocimiento de la verdad” (Mosíah 27:14).

Orábamos constantemente para que el Señor interviniera en la vida de Matthew y aprovechábamos toda oportunidad para expresarle mediante palabras y acciones cuánto lo amábamos. Cuando venía a casa, no decíamos nada que él pudiera interpretar como crítica ni reprobación; sencillamente manifestábamos nuestra dicha de verlo.

Un día, Matthew vino a casa y dijo que quería hablar. Dijo que en una fiesta había conocido a una joven que tenía preguntas sobre la Iglesia. Antes de que pudiera decirle que no sabía las respuestas, le empezaron a brotar las palabras de la boca. Se encontró contestando las preguntas tan pronto como ella las formulaba. Matthew dijo que no recordaba haber aprendido las cosas que habló, pero que sabía que sus palabras eran verdaderas. Se preguntaba por qué vivía del modo en que lo hacía cuando todavía creía en el Evangelio.

Después de un examen de conciencia que duró tres días, resolvió dejar atrás la vida que había estado llevando. Había venido a casa a fin de pedir ayuda para empezar de nuevo.

Matthew llamó a un primo de otro estado que había tenido dificultades parecidas y le preguntó si podía quedarse con él. Su primo accedió y Matthew comenzó a asistir a las reuniones de la Iglesia con él y se reunió con el obispo para recibir ayuda en el proceso de arrepentimiento. Sintió amor y apoyo, y volvió a activarse en la Iglesia.

Con el tiempo, conoció a una joven encantadora y recta; se enamoraron y contrajeron matrimonio en el templo.

Cuando nació su primer bebé, los visité y les llevé el cuadro que había hecho con los galardones de escultismo. Matthew estuvo encantado y lo colgó con orgullo en un lugar bien visible de la casa.

A nuestro hijo no se le apareció un ángel como sucedió con Alma, hijo; sin embargo, el regreso de Matthew a la verdad fue igual de milagroso.