2014
Por qué importan las decisiones
Febrero de 2014


Por qué importan las decisiones

Imagen
illustration of boy with possible choices behind him.

Mis metas personales

Ilustraciones por Allen Garns.

Todos los días tienes decisiones que tomar; algunas de ellas poco tienen que ver con tu salvación eterna (“¿Qué color de camisa me pongo?”); otras, son claves para ella (“¿Voy a quebrantar este mandamiento?”). Puede que en ocasiones te preguntes: “¿De verdad importan mis decisiones?”, o incluso tal vez pienses: “Si nadie sabe lo que estoy haciendo, ¿afectan realmente mis decisiones a los demás?”. La respuesta es: ¡Sí!; las decisiones importan.

Por qué importan

A fin de comprender por qué las decisiones importan, remontémonos a la vida premortal. Cuando el Padre Celestial presentó Su Plan de Salvación, no todos estuvieron de acuerdo. Lucifer se opuso al plan y “pretendió destruir el albedrío del hombre” (Moisés 4:3). A causa de ello, él llegó a ser Satanás y fue echado del cielo, junto con los que lo siguieron, y se les negó la oportunidad de progresar mediante la experiencia terrenal. El albedrío era tan importante en el plan de Dios, que quienes quisieron destruirlo ¡fueron expulsados del cielo!

El plan del Padre Celestial nos da la oportunidad de escoger por nosotros mismos, porque ésta es la única forma en que podemos aprender, crecer y llegar a ser más semejantes a Él. Uno de los propósitos de la vida es aprender a emplear sabiamente nuestro albedrío; sin embargo, no se nos dio el albedrío para que hiciéramos lo que quisiéramos. En el librito Para la Fortaleza de la Juventud se enseña: “Mientras estés en la tierra, se te probará para ver si utilizarás tu albedrío para demostrar tu amor por Dios al guardar Sus mandamientos”1. Al escoger guardar los mandamientos, mostramos a Dios que Lo amamos y que estamos dispuestos a seguirlo. Las decisiones que tomamos, incluso la actitud con la que lo hacemos, constituyen una buena parte de la prueba de la vida mortal.

Escoger el bien

Se te ha enseñado repetidas veces que el escoger desobedecer los mandamientos de Dios acarrea consecuencias. Pero, ¿has pensado que lo mismo ocurre con las buenas decisiones? En Para la Fortaleza de la Juventud se enseña: “Si bien eres libre de elegir tu curso de acción, no eres libre de elegir las consecuencias. Ya sea para bien o para mal, las consecuencias son el resultado natural de las decisiones que tomes”2.

Y bien, ¿cuáles son las consecuencias de las buenas decisiones? Probablemente podrás hacer una larga lista de bendiciones que resultan de tomar decisiones correctas. Un buen lugar para buscar estas bendiciones es en las Escrituras y en tu librito Para la Fortaleza de la Juventud. Por ejemplo: “Y si guardas mis mandamientos y perseveras hasta el fin, tendrás la vida eterna” (D. y C. 14:7); “El observar el día de reposo te acercará más al Señor y a tu familia”3; o “Cuando obedeces esa ley [la Palabra de Sabiduría], permaneces libre de adicciones nocivas y tienes control de tu vida”4. Éstas parecen ser bendiciones muy grandes, y hay muchas más que puedes encontrar.

El Señor dijo que debemos “estar anhelosamente consagrados a una causa buena, y hacer muchas cosas de [nuestra] propia voluntad” y prometió que si lo hacemos, podremos “efectuar mucha justicia” (D. y C. 58:27). Así que, no sólo debemos evitar las cosas malas, sino procurar activamente hacer cosas buenas.

A veces, estamos tan preocupados por todas las cosas que no debemos hacer, que nos olvidamos que la obediencia incluye también las cosas que debemos hacer. Probablemente entiendes que el quebrantar los mandamientos afecta tu vida negativamente, pero, ¿comprendes que el decidir hacer el bien afectará tu vida y la de otras personas de manera positiva?

Vive con un propósito

Entonces, ¿cómo puedes estar seguro de que estás tomando buenas decisiones? Primero, piensa en lo que quieres en tu vida. ¿Deseas tener la vida eterna? ¿Deseas sellarte en el templo? ¿Quieres servir en una misión de tiempo completo? ¿Pretendes graduarte de la universidad y tener un buen empleo? Si es así, ¿cómo llegarás a conseguirlo? Al igual que los constructores necesitan un plano para construir un rascacielos, tú necesitas un plan para edificar una vida recta.

Escribe algunas metas y cómo planeas alcanzarlas. Conserva esa lista donde la puedas ver a menudo. Entonces, cuando tengas que tomar una decisión, podrás pensar en tu lista para asegurarte de que no renuncias a lo que más deseas, por algo que deseas ahora. El fijarse metas también hace que tus decisiones sean deliberadas y con propósito, en lugar de accidentales, fortuitas o basadas en las circunstancias.

¿Cómo funciona esto realmente? Digamos que una de tus metas es cumplir una misión de tiempo completo y que todas las mañanas debes decidir entre levantarte temprano para asistir a seminario o dormir una hora más. ¿Cuál de estas dos decisiones te ayudará a lograr tu meta? Tal vez tengas la meta de leer el Libro de Mormón antes de que finalice el año escolar. Entonces, al volver a casa después de clases, o antes de irte a dormir, tienes la opción de leer las Escrituras o hacer otra cosa, como mirar tu programa favorito de televisión. ¿Qué opción escoges? Decisiones como éstas se te presentan todos los días. El mantener en mente tus metas te ayudará a tomar las decisiones que te conducirán a las cosas que realmente quieres.

Notas

  1. Para la Fortaleza de la Juventud, librito, 2011, pág. 2.

  2. Para la Fortaleza de la Juventud, pág. 2; cursiva agregada.

  3. Para la Fortaleza de la Juventud, pág. 31.

  4. Para la Fortaleza de la Juventud, pág. 25.