2014
Sentí el Espíritu
Marzo de 2014


Sentí el Espíritu

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Linda K. Burton

“…Jesús dijo: Dejad a los niños venir a mí y no les impidáis hacerlo, porque de los tales es el reino de los cielos” (Mateo 19:14).

Recuerdo dos acontecimientos sencillos que ocurrieron cuando yo era pequeña. Cada uno muestra cómo el Espíritu toca los corazones de maneras especiales, sin importar nuestra edad.

La primera experiencia ocurrió cuando mi hermano estaba enfermo. Mi padre llamó a un hermano de nuestro barrio para que fuera a nuestro hogar y lo ayudara a dar una bendición del sacerdocio. A medida que nuestra familia se reunía para la bendición, el hombre sugirió que nosotros, los niños, saliéramos de allí, ya que podríamos interrumpir el espíritu de la bendición. Mi padre contestó gentilmente que era importante que cada niño estuviera presente durante la bendición porque se necesitaba nuestra fe pura. Aun a esa tierna edad, no sólo sentí la presencia del Espíritu, sino que también sentí el gran amor que mi padre tenía por sus hijos. El amor de mi padre me ayudó a creer en el amor que el Padre Celestial tiene por mí, así como a entenderlo.

Unos años más tarde, nuestra familia participó en una reunión sacramental. Mi madre tenía gran talento para la música; sin embargo, nos dio a mis hermanas y a mí la oportunidad de cantar en su lugar. Recuerdo claramente la canción que, de forma inspirada, nos pidió que cantáramos:

Me gusta pensar, al leer que Jesús,

en la tierra al hacer Su misión,

llamaba a todos los niños a Él,

para darles Su gran bendición.

(“Me gusta pensar en el Señor”, Canciones para los niños, pág. 35)

Mientras mis hermanas y yo cantábamos la canción, sentí calidez y felicidad. Mi tierno testimonio se fortaleció a medida que el Espíritu Santo me ayudaba a sentir que el Padre Celestial y Jesucristo me amaban.

Estoy muy agradecida por la bendición del Espíritu Santo y el amor de mis padres y el de mi Padre Celestial.