2014
La misión divina de Jesucristo: Luz del mundo
Marzo de 2014


Mensaje de las maestras visitantes

La misión divina de Jesucristo: Luz del mundo

Con espíritu de oración, estudie este material y procure saber lo que debería compartir con las hermanas a las que visita. ¿De qué manera el entender la vida y la misión del Salvador aumentará su fe en Él y bendecirá a las personas que estén bajo su cuidado en el programa de maestras visitantes? Si desea más información, visite reliefsociety.lds.org.

Fe, Familia, Socorro

Cuando entendamos que Jesucristo es la Luz del mundo, aumentará nuestra fe en Él y llegaremos a ser una luz para los demás. Cristo testificó de Su función como “la luz verdadera que ilumina a todo hombre [y mujer] que viene al mundo” (D. y C. 93:2), y pidió que “[alzáramos Su] luz para que brille ante el mundo” (3 Nefi 18:24).

Nuestros profetas también han testificado de la Luz de Cristo. El presidente Henry B. Eyring, Primer Consejero de la Primera Presidencia, dijo: “Cada vez que decidan intentar vivir más como el Salvador, su testimonio se fortalecerá; con el tiempo, sabrán por ustedes mismas que Él es la Luz del Mundo… Irradiarán a los demás la Luz de Cristo que hay en sus vidas”1.

El élder Quentin L. Cook, del Quórum de los Doce Apóstoles, dijo respecto a ser una luz para el mundo: “Tenemos que proteger a nuestras familias y estar a la vanguardia, junto con todas las personas de buena voluntad, para hacer todo lo que podamos por preservar la luz, la esperanza y la moral en nuestras comunidades”2.

De las Escrituras

Juan 8:12; Doctrina y Convenios 50:24; 115:5

De nuestra historia

Hoy en día, las mujeres Santos de los Últimos Días continúan manteniendo su luz en alto.

En el piso 80 de un rascacielos de Hong Kong, China, una hermana soltera que tenía discapacidades físicas y que era la única Santo de los Últimos Días de su familia, estableció un hogar que era un refugio donde ella y las personas que la visitaban podían sentir la influencia del Espíritu. Conservaba las Escrituras, sus manuales de la Sociedad de Socorro y el himnario cerca, y viajaba al templo para llevar a cabo las ordenanzas por sus antepasados3.

Una madre justa de Brasil crió a sus hijos en la luz del Evangelio. Las canciones de la Primaria llenaban el ambiente de su casa de ladrillos rojos y había láminas de templos, de profetas de Dios y del Salvador, recortadas de la revista Liahona, que cubrían las paredes. Ella y su esposo hicieron sacrificios para sellarse en el templo a fin de que sus hijos pudieran nacer dentro del convenio. Su oración constante era que el Señor la ayudara a criar a sus hijos en la luz, la verdad y la fortaleza del Evangelio4.

Notas

  1. Henry B. Eyring, “Un testimonio viviente”, Liahona, mayo de 2011, pág. 128.

  2. Véase Quentin L. Cook, “¡Haya luz!”, Liahona, noviembre de 2010, pág. 30.

  3. Véase Hijas en Mi reino: La historia y la obra de la Sociedad de Socorro, 2011, págs. 181–182.

  4. Véase Hijas en Mi Reino, pág. 182.