2014
Nuestro espacio
Julio de 2014


Nuestro espacio

El bautismo por mi abuelo

Agradezco que los líderes de los jóvenes planificaran una visita al templo. Mientras preparábamos el viaje a Apia, Samoa, estábamos felices por esa oportunidad poco frecuente. Fuimos al templo muy alegres para efectuar bautismos por los muertos por aquellos que están en el mundo de los espíritus aguardando a que hagamos nuestra historia familiar y efectuemos la obra por ellos.

Durante los bautismos, vi a un joven de nuestro grupo que se bautizó por Faataga Agavale, mi abuelo. Sentí lágrimas de gozo en mis ojos y supe que su espíritu estaba allí. Me llenó de felicidad que pudiéramos hacer la obra por él en el templo.

Saini Agavale, Samoa

Información vital de un amigo

De joven no me gustaba ir a la Iglesia, por lo que no sabía casi nada de la Biblia ni de Dios, y tampoco quería. Cuando tenía 17 años, una amiga me dijo que era mormona. Yo no tenía ni idea de qué significaba ser mormona, y le dije: “Cuando quiera saber algo de esa iglesia, lo averiguaré por mí mismo”.

Al ver que no tenía demasiado interés en la religión, me dio un Libro de Mormón y me pidió que lo leyera y orara al respecto; lo hizo sin presionarme. Esa noche abrí el libro y vi que tenía su testimonio escrito en la primera página. Al leerlo, sentí que debía aprender más acerca del Libro de Mormón, así que empecé a leer 1 Nefi. No podía dejar la lectura; necesitaba saber más.

Durante una noche de hogar, su familia me enseñó acerca del evangelio de Jesucristo. Todo parecía tener sentido. Poco después, empecé a recibir las lecciones de los misioneros y fui bautizado y confirmado miembro de la Iglesia verdadera del Señor. El Evangelio me ayudó a saber quién soy, de dónde vine y a dónde puedo ir si soy fiel.

Al mirar atrás, veo cómo el Espíritu Santo me ayudó a querer saber más. A medida que aprendía más, cambió mi actitud hacia la Iglesia y hacia Dios. Por primera vez en mi vida quería hacer lo que Él deseaba que hiciera.

El Libro de Mormón cambió mi vida y me siento agradecido por aquella amiga que lo compartió conmigo. Un amigo de verdad comparte información vital como ésa.

Michael P., Ohio, EE. UU.