2014
El Padre Celestial dijo no y sí
Agosto de 2014


El Padre Celestial dijo no y sí

La autora vive en California, EE. UU.

Creí que el Padre Celestial había dicho que no, pero realmente estaba diciendo que sí a un plan mayor para mi vida.

Imagen
Portrait of a young family (parents and two young boys).

En Suecia, durante mi último año de la escuela secundaria, decidí postularme para ingresar a la Universidad Brigham Young en Utah, EE. UU. Sólo había un problema: no importaba con cuánto fervor oraba a Dios para que confirmara mi decisión, nunca sentía que estaba bien. Pensé: “No es posible que la respuesta sea no, ¿verdad? Por muchas razones BYU parece ser la decisión correcta, en especial porque quiero casarme en el templo, y las posibilidades en BYU son mucho mayores que en Suecia”. Sin embargo, no era lo correcto; no para mí, no en ese momento.

Desilusionada, descarté mis planes para asistir a BYU y me inscribí en una universidad de Suecia. Más o menos al mismo tiempo que hubiera partido para mi aventura en BUY, me enamoré de Jonas, un joven que acababa de volver de la misión. Aunque seguramente los dos debimos haber asistido a varias actividades juntos antes de que se fuera a la misión, nunca me había percatado de él. ¡Es un misterio cómo nunca noté su carisma ni su risa contagiosa!

Cuando comenzamos a salir, Jonas me dijo que se había inscrito en BYU y que esperaba ser aceptado para el siguiente semestre. Después de su primer semestre en Provo, Utah, EE. UU., nos casamos en el templo y empezamos a asistir a BYU juntos. Nos graduamos el mismo día.

Ahora, al mirar hacia atrás, veo por qué el Padre Celestial en un principio contestó que no —o en realidad: “no todavía”— a mi oración ferviente en cuanto a asistir a BYU. Aunque me contestó que no a lo que deseaba en ese momento, Él realmente estaba diciendo que sí a un deseo mucho más importante. De jovencita, con frecuencia había orado para que mi futuro esposo y yo nos encontráramos cuando el momento fuese apropiado. Tal vez nos hubiésemos conocido en BYU; pero yo estoy convencida de que, como parte de un plan mayor, Jonas y yo teníamos que encontrarnos en Suecia. Quizás muchas de las respuestas “negativas” del Padre Celestial a nuestras oraciones son parte integral de sus respuestas “afirmativas” para un plan mayor en nuestra vida.

Hágase tu voluntad

En Getsemaní, Jesucristo oró con gran fervor: “Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa”; pero luego agregó: “…pero no sea como yo quiero, sino como tú” (Mateo 26:39). Jesucristo escogió beber de la amarga copa porque sabía que parte del plan mayor de Dios era proporcionar un Salvador que expiara los pecados de la humanidad (véase 3 Nefi 11:11).

De la misma manera, sabemos que nuestro Padre Celestial tiene un plan para nuestra vida. Aunque tal vez no sepamos los detalles del plan de Dios para nosotros, podemos confiar en que el Padre Celestial contesta nuestras oraciones, y decir: “Hágase Tu voluntad”.

Cristo conformó Su voluntad a la de Dios, y el gran plan que incluía la expiación del Salvador por toda la humanidad se llevó a cabo. De manera similar, al avenir nuestra voluntad a la de Dios, nuestro Padre Celestial puede revelarnos un plan mayor para nosotros y, a medida que se despliega nuestra vida, podemos recibir la bendición por la cual rogó Jesucristo en Su oración intercesora: “…para que todos sean uno, como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros” (Juan 17:21).

Cuán agradecida estoy de que nuestro Padre Celestial a veces susurra con amor un no a algunas de nuestras oraciones para que pueda responder un resonantes sí a otras.