2014
Conversión y cambio en Chile
Octubre 2014


Pioneros en toda tierra

Conversión y cambio en Chile

Los primeros bautismos se llevaron a cabo en 1956. Actualmente la Iglesia tiene un templo, 9 misiones, 74 estacas y casi 600.000 miembros en Chile.

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Día de Templo. A woman and a young girl playing on a wall outside the Santiago Chile Temple.

Durante los 58 años de su historia, los miembros de la Iglesia en Chile han demostrado su habilidad para cambiar de rumbo, adaptando sus vidas de acuerdo con la dirección trazada por los profetas. Ese espíritu ha contribuido al extraordinario crecimiento de la Iglesia en ese lugar durante los últimos 50 años. Hoy día, Chile tiene aproximadamente 600.000 miembros, o sea que uno de cada treinta chilenos es miembro de la Iglesia1.

Un apóstol visita Chile

En 1851, el élder Parley P. Pratt (1807–1857), del Quórum de los Doce Apóstoles, llegó a Valparaíso con la intención de establecer la Iglesia; no obstante, él y sus compañeros no hablaban español, tenían escasos recursos económicos y en el país no había libertad de culto, de modo que no les fue posible establecerla.

El élder Pratt le recomendó lo siguiente al presidente Brigham Young (1801–1877): “El Libro de Mormón y algunas publicaciones de bajo costo se deberían traducir e imprimir al español, y así girar la llave a favor de esas naciones, para que el sacerdocio viviente vaya acompañado de algo que puedan leer, incluso aquellos escritos que contienen las promesas de Dios, las oraciones y la fe de los antiguos, y el poder y el Espíritu de Dios, para trabajar con ellos en la restauración de la casa de Israel”2.

Se establece la Iglesia

A pesar de los primeros esfuerzos del élder Pratt, pasaron más de cien años antes de que la Iglesia se estableciera permanentemente en Chile. En 1956, se envió a los élderes Joseph Bentley y Verle Allred, de la Misión Argentina, a predicar el Evangelio en Chile, que para entonces gozaba de mayor tolerancia religiosa. En Santiago, esos misioneros tuvieron el apoyo de la familia Fotheringham, miembros de la Iglesia que se habían mudado de Panamá y habían vivido por años con la esperanza de que llegaran los misioneros.

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photo of first baptism in Chile in 1956 First missionaries in Chile, Joseph C. Bentley and Verle M. Allred.

En Chile, los primeros bautismos se efectuaron el 25 de noviembre de 1956, en una piscina de un club de campo de Santiago. El élder Allred recuerda: “Fuimos al club de campo antes de que amaneciera y tuvimos un servicio con oraciones y discursos breves. Entré en el agua con el hermano García; lo bauticé a él primero, y después a ocho personas más. Fue una ocasión muy especial; lo que todos sentimos fue inolvidable… Esos miembros llegarían a ser los pioneros de la Iglesia en Chile, y creo que cada uno de ellos permaneció fiel hasta la muerte: la familia García, la familia Saldaño y la hermana Lanzarotti”3.

El llamamiento de líderes

En febrero de 1959, Spencer W. Kimball (1895–1985), del Quórum de los Doce Apóstoles, visitó Chile y recalcó la necesidad de establecer el liderazgo local. Uno de los primeros líderes locales fue Carlos Cifuentes, que era uno de los consejeros del presidente de misión, Robert Burton. El élder Julio Jaramillo, que más tarde llegó a ser Setenta de Área y presidente de templo, relató esta experiencia: “La primera impresión que tuve del hermano Cifuentes fue cuando se me invitó a una reunión de sacerdocio después de mi bautismo. Al empezar la reunión, él se dirigió al púlpito y lo único que vi fueron sus uñas sucias y negras; pensé: ‘¿Cómo puede este hombre dirigir una reunión junto al presidente de misión si tiene las manos sucias?’. Eso fue hasta que comenzó a hablar, y olvidé todo lo demás cuando sentí su espíritu. Con palabras sencillas nos presentó conceptos profundos. Él era mecánico de maquinaria pesada y los sábados trabajaba hasta tarde; entonces se limpiaba las manos, pero con los escasos recursos de su taller, no le era posible quitarse toda la grasa. Allí, en ese momento, aprendí a no juzgar a las personas por su apariencia, sino más bien a valorarlas por lo que realmente son”4.

Cómo fortalecer a la nueva generación

Durante las décadas de 1960 y 1970, la Iglesia en Chile se fortaleció no sólo por el liderazgo local que cada vez adquiría más experiencia, sino también gracias a la nueva construcción y a los programas educativos. Esos programas incluían la construcción de capillas, junto con el establecimiento de escuelas y de seminarios e institutos de la Iglesia.

En marzo de 1964, se fundaron en Chile las primeras dos escuelas primarias patrocinadas por la Iglesia. Finalmente, se inauguraron varias escuelas, y el número de inscritos ascendió a más de 2.600 alumnos. A finales de la década de 1970 y principios de la de 1980, ya había mejores escuelas públicas ampliamente al alcance de la gente, y la Iglesia anunció la clausura de las escuelas en Chile.

Al comentar sobre el programa de educación, el élder Eduardo A. Lamartine, que fue Setenta de Área y es el actual asesor de Historia de la Iglesia en Chile, dijo: “Las escuelas en Chile fueron una gran influencia en la capacitación académica y espiritual de miles de jóvenes, y contribuyeron a la preparación de líderes y misioneros durante los años subsiguientes”5.

En Chile, el programa de seminarios e institutos se inició en 1972. Al principio, los alumnos participaban en un programa de estudio supervisado en el hogar con clases semanales; más tarde, se organizaron clases más frecuentes. Esos programas fueron una bendición para los jóvenes del país y los ayudaron a prepararse para prestar servicio como misioneros de tiempo completo. El élder Eduardo Ayala, ex miembro de los Setenta, fue uno de los primeros maestros de seminario, y más tarde trabajó en Chile para el Sistema Educativo de la Iglesia. Él dijo: “El Señor escogió a los jóvenes que había allí en aquel tiempo y muchos de ellos son ex misioneros y grandes líderes con buenas familias… Para mí, seminario e instituto fue un medio de salvación durante tiempos de mucho conflicto en nuestro país, y estoy agradecido de que fui llamado a trabajar en el sistema educativo”6.

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Group photo of fourth grade students at Church school in Santiago known as Colegio A. D. Palmer and Chilean teachers at school. This photograph is one of a twenty-five-page photocopy of Flora Decker's photograph album containing snapshots she accumulated while serving in Chilean Mission during presidencies of Carl J. Beecroft and Robert H. Burton. Most images in album include some identifying information. Copies of twenty-seven images from album and index providing additional information about those items are also included

La primera estaca

El 19 de noviembre de 1972, el élder Gordon B. Hinckley (1910–2008), que en aquel tiempo era miembro del Quórum de los Doce Apóstoles, organizó la Estaca Santiago, Chile, con Carlos Cifuentes como presidente.

La preparación para la estaca mostró el carácter de los santos de Chile y su disposición de seguir a los profetas. El élder Hinckley había llegado a Chile varios meses antes para organizar la estaca; pero después de llevar a cabo entrevistas, la organización se postergó. En aquella época, mucha gente pasaba por problemas económicos, y algunos miembros estaban teniendo dificultades para cumplir la ley de los diezmos.

El élder Hinckley explicó: “Regresé seis meses después, y mientras llevaba a cabo entrevistas, descubrí el florecimiento de la fe; una vez más caminaban con honradez ante el Señor; la estaca se organizó y desde entonces han progresado y crecido”7.

Pioneros en las fronteras

Actualmente, hay dos estacas en Arica, la ciudad más septentrional de Chile. La historia de Gladys y Juan Benavídez, los primeros conversos de Arica, es un ejemplo del espíritu pionero y de la influencia divina al establecer la Iglesia a lo largo de Chile.

El hermano Benavídez conoció la Iglesia en 1961, cuando el viento arrastró unos papeles hacia donde él estaba: “Resultaron ser unas páginas de Selecciones del Reader’s Digest, con un extenso artículo sobre ‘Los mormones’, que describía su estilo de vida y sus creencias”, dijo.

Al poco tiempo, contrajo una grave enfermedad que hizo necesario que fuera a Santiago a recibir tratamiento especial. “Mientras estuve allí, visité a mi hermana y me enteré que se había hecho miembro de la Iglesia”, dijo. “Me invitó a una conferencia especial. Mientras escuchaba la primera oración y mentalmente seguía las palabras, sentí una gran alegría por todo el cuerpo y reconocí la influencia del Espíritu Santo. Al final de la conferencia, los misioneros me llevaron a estrechar la mano de la autoridad visitante, el élder Ezra Taft Benson (1899–1994), que en aquel tiempo integraba el Quórum de los Doce”.

El hermano Benavídez regresó a Arica y compartió esa experiencia con su novia, Gladys Aguilar, que ahora es su esposa; un par de días después, Gladys vio a los misioneros que pasaban por su casa. “Rápidamente fuimos tras ellos”, dijo el hermano Benavídez. “Nos bautizamos el 1º de julio de 1961, junto con la familia de mi esposa; actualmente tenemos hijos y nietos en la Iglesia. Estoy muy agradecido al Señor por esa ráfaga de viento que arrastró a mis manos la información sobre la Iglesia”8.

Un período de prueba

En las elecciones de 1970, el doctor Salvador Allende fue elegido Presidente y estableció un gobierno marxista. Los miembros de la Iglesia sufrieron dificultades debido a la escasez de alimentos y medicinas, el constante acoso hacia los misioneros, así como la atención negativa de los medios de comunicación.

En 1973, la crisis económica y social dio lugar a un golpe de estado y una dictadura que duró hasta 1990. Aunque Chile es hoy una próspera democracia, esas dos décadas fueron un período difícil para los miembros. Los grupos que se oponían a la dictadura militar atacaban las capillas y a los miembros, ya que pensaban que la Iglesia representaba los intereses del gobierno de los Estados Unidos. El élder Ayala, que en aquel tiempo era presidente de estaca, dijo: “Nos reuníamos con las Autoridades Generales y solían decirnos, ‘Por favor sean prudentes, oren mucho y hagan lo correcto para que los miembros mantengan orden en las congregaciones’”9.

A pesar de las dificultades económicas del país y el antagonismo político que dividió a la sociedad chilena a principios de la década de 1980, la Iglesia creció rápidamente. Entre 1970 y 1985, el número de miembros de Chile aumentó de 15.728 a 169.361.

El Templo de Santiago

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The Santiago Chile Temple

En 1980, los santos fueron bendecidos con el anuncio de que se construiría un templo en Santiago, Chile.

Cuando el presidente Spencer W. Kimball dedicó el terreno donde se construiría el templo, se encontraba delicado de salud; pero su presencia demostró su amor por los santos de Sudamérica, con quienes había trabajado desde 1959. La hermana Adriana Guerra de Sepúlveda, que interpretaba para la hermana Kimball en ese evento, dijo: “Cuando vi al profeta, una persona tan pequeña con un rostro angelical, empecé a sollozar y no encontraba palabras para dirigirme a él; era la primera vez que me encontraba al lado de un profeta viviente. El ver al portavoz del Señor aquí sobre la tierra y en mi país fue algo maravilloso”10.

El templo se dedicó en 1983, y fue el segundo templo en Sudamérica y el primero en un país hispanohablante.

El élder Jeffrey R. Holland en Chile

En agosto de 2002, la Primera Presidencia asignó a dos miembros del Quórum de los Doce Apóstoles a presidir dos Áreas de la Iglesia: el élder Dallin H. Oaks fue asignado a las Filipinas, y el élder Jeffrey R. Holland a Chile. El ministerio del élder Holland y la influencia que él tuvo mientras estuvo en Chile fue inconmensurable, y su impacto perdurará por generaciones.

El énfasis primordial del élder Holland fue proporcionar un ejemplo de cómo dirigir a la manera del Señor; ayudó a capacitar a líderes nuevos y supervisó la reorganización, el cierre y la combinación de cientos de barrios y docenas de estacas. Esta reorganización y capacitación eran necesarias debido al rápido crecimiento de la Iglesia en el país. Su liderazgo sirvió para fortalecer las unidades y preparar a la Iglesia en Chile para el futuro.

Además, el élder Holland entabló algunas conexiones importantes en el país. El élder Carl B. Pratt, de los Setenta, consejero en esa Presidencia de Área, describió algunas de esas importantes relaciones: “El élder Holland estableció una conexión especial con Ricardo Lagos [Presidente de Chile] y su esposa y llevaron a cabo varios proyectos de ayuda humanitaria. Además, llegó a conocer al Nuncio Apostólico [un importante oficial católico] y a otras personalidades importantes de Chile”11.

Confianza en el futuro

Los esfuerzos del élder Parley P. Pratt y del élder Jeffrey R. Holland, los sacrificios de los primeros misioneros que llegaron a Santiago, la dedicación de líderes como Carlos Cifuentes y otros pioneros de Chile, junto con la fe y la dedicación de cientos de miles de personas que se han unido a la Iglesia durante más de medio siglo, han servido para establecer un firme cimiento para la Iglesia en Chile. Actualmente, en el país hay un templo (con otro que ha sido anunciado), un centro de capacitación misional, 9 misiones y 74 estacas. El futuro no tiene límites en la obra espiritual de invitar a todos a venir a Cristo.

Notas

  1. Véase Deseret News 2013 Church News Almanac, pág. 454.

  2. Autobiography of Parley P. Pratt, ed. Scot Facer Proctor y Maurine Jensen Proctor, 2000, pág. 504.

  3. Verle Allred, de Néstor Curbelo, LDS in South America: Chile Sur, Tomo I, 2008, pág. 6.

  4. Julio Jaramillo, de Néstor Curbelo, LDS in South America: Chile Sur, Tomo I, 2006, págs. 4–5.

  5. Eduardo Adrián Lamartine Águila, resumen histórico entregado al autor, noviembre de 2013.

  6. Eduardo Ayala, de Néstor Curbelo, LDS in South America: Chile, Tomo I, 2006, págs. 44, 45.

  7. Gordon B. Hinckley, de Rodolfo Acevedo A., Alturas Sagradas: Templo de Santiago de Chile, pág. 100.

  8. Néstor Curbelo, “Blossoming in the Desert”, Church News, 9 de noviembre de 1996, págs. 8–9.

  9. Eduardo Ayala, de Néstor Curbelo, LDS in South America: Chile, Tomo I, 2006, pág. 33.

  10. Adriana Guerra de Sepúlveda, de Néstor Curbelo, LDS in South America: Chile, 2006, pág. 16.

  11. Carl B. Pratt, de Néstor Curbelo, Colombia: investigación histórica, Tomo I, 2010, pág. 16.

  12. Jorge F. Zeballos, en una carta que envió al autor, enero de 2014.

Muchas de las fotografías de este artículo son cortesía de Néstor Curbelo; izquierda, arriba: fotografía por filipefrazao/iStock/Thinkstock; abajo: fotografía por kavram/iStock/Thinkstock.

Maestros y alumnos del cuarto grado de la escuela patrocinada por la Iglesia, Colegio A. D. Palmer, aproximadamente en 1966.

El instituto de religión de Temuco es uno de los 50 institutos que hay en Chile.

Izquierda: fotografía por Flora Decker Donaldson; fotografía del élder Melvin J. Ballard por S. W. Ecker © IRI.

El presidente Gordon B. Hinckley dirige la palabra a 48.000 Santos de los Últimos Días chilenos en una conferencia que se llevó a cabo en Santiago en 1966.

Como respuesta al terremoto de 2010, jóvenes y adultos chilenos de Manos Mormonas que Ayudan, confeccionan paquetes higiénicos.

ilustración por Marcelo Silva/iStock/Thinkstock.