2014
La Iglesia en Suecia Progreso, emigración y fortaleza
Diciembre de 2014


Pioneros en toda tierra

La Iglesia en Suecia Progreso, emigración y fortaleza

La autora vive en Suecia.

En Suecia, la Iglesia ha soportado la emigración de miembros fieles, informes desfavorables de los medios de comunicación y un ambiente que es cada vez más secular; sin embargo, el Señor está apresurando Su obra en esta tierra escogida.

Imagen
Church members in Sweden.

En 1849, el presidente Brigham Young llamó a un pequeño grupo de hombres para que viajaran a varias partes del mundo a predicar el Evangelio. Un antiguo marinero sueco, John Forsgren, que se había convertido a la Iglesia en Massachusetts, EE. UU., y había viajado al Valle del Lago Salado, le pidió a Brigham Young que lo enviara a Suecia como misionero. Recibió el llamamiento para prestar servicio y llegó a Suecia en junio de 1850.

Lo primero que hizo el élder Forsgren fue visitar a sus hermanos menores que vivían en Gävle. Su hermano Peter estaba enfermo y los médicos lo habían desahuciado. Él les explicó el propósito de su misión y luego ungió y bendijo a Peter, quien recuperó la salud por completo. El 19 de julio de 1850, el élder Forsgren bautizó a su hermano, que fue el primer converso de la Iglesia en Suecia.

La hermana del élder Forsgren, Erika, había tenido una interesante experiencia que la había preparado a ella y a Peter para recibir el Evangelio. Unos meses antes de la llegada de su hermano, asistió a su iglesia, como era su costumbre. Mientras la congregación cantaba un himno, vio ante ella a una persona que le dijo: “El quinto día del mes de julio llegará a verte un hombre que tendrá tres libros; y todos los que crean en lo que está escrito en esos libros serán salvos”. Cuando su hermano llegó con la Biblia, el Libro de Mormón y Doctrina y Convenios, creyó en el testimonio de él sin dudar1.

Imagen
The Church in Sweden

Lamentablemente, el élder Forsgren tuvo que salir del país después de sólo tres meses. Unos años después, se envió a otros misioneros a Suecia. Esos misioneros encontraron personas receptivas al Evangelio en Skönabäck, provincia de Escania; y fueron tantos los conversos, que en 1853 se organizó la primera rama con treinta y seis miembros allí. Uno de los primeros líderes de la Iglesia en Escania fue Carl Capson, a quien se llamó para ser el presidente de la rama de Lund. Unos cien miembros asistieron a la primera conferencia de la Iglesia, que se llevó a cabo en el granero del hermano Capson durante la noche, para evitar la persecución2.

Mujeres de fe

Las mujeres que aceptaron el Evangelio en Suecia llegaron a ser pilares de fortaleza. Un ejemplo es Britta Olsdotter Persson, la primera persona que lo aceptó en Vingåker. En 1877, a fin de contribuir al mantenimiento de su familia, viajó hasta Estocolmo para vender sus tejidos; allí conoció a los misioneros, se dio cuenta de que lo que enseñaban era verdad y se bautizó a la edad de cincuenta años.

Con el tiempo, su conversión y valiente labor para promover la obra del Señor produjo más bautismos, y se estableció una rama en Vingåker. Sus descendientes todavía son activos en la Iglesia. Laila Krylborn, tataranieta de la hermana Persson, comentó: “Es maravilloso ver lo que ha sucedido en las generaciones de nuestros hijos y nietos. Ahora en nuestra familia hay varios poseedores del sacerdocio y misioneros”.

Otra hermana pionera fue Lovisa Munter, de Upsala, que se bautizó en 1886 y fue miembro fiel hasta su muerte, a los noventa y un años. Muchos domingos iba al lugar de reunión, encendía la luz y esperaba a que llegaran otros miembros; pero, con frecuencia no llegaba nadie. A las once de la mañana, se decía: “No se debe hacer esperar a Dios”; entonces cantaba un himno, daba la oración, decía un breve discurso y terminaba con otro himno y oración.

Cuando tenía la oportunidad de ir en tren a Estocolmo, la hermana Munter repartía folletos de la Iglesia. Su legado de fe continúa: varios de sus descendientes han regresado a Suecia como misioneros3.

También se enviaron misioneros a Smedjebacken, en la provincia de Dalarna. Entre otras personas, en 1886 se convirtió a Iglesia una familia de apellido Jansson. Reid Johnson, un descendiente de esa familia, fue a Suecia como misionero después de la Segunda Guerra Mundial. Después de terminar la misión, regresó varias veces: como presidente de misión, como representante regional y como presidente de templo. De la familia Jansson desciende también la esposa de un profeta: la hermana Frances Monson.

Sobrellevar la persecución

Durante varias décadas, la persecución que sufrieron los miembros de la Iglesia fue intensa. Muchos misioneros fueron encarcelados, incluso Mikael Jonsson, originario de Suecia, a quien arrestaron en 1852 y llevaron encadenado por 770 km hasta Malmö, donde lo encerraron en la prisión del castillo, exhausto por el hambre y la privación. Mientras estaba allí, lo visitó un sacerdote que percibió que el élder Jonsson era un hombre inteligente y algo instruido. El sacerdote le dijo que estaba dispuesto a ayudarlo, e incluso le prometió que recibiría más educación, con la condición de que se uniera a la Iglesia Luterana y negara el “mormonismo”. El joven misionero no quiso negar su religión, por lo que fue deportado4.

Otro misionero fiel fue Carl A. Carlquist, que nació en 1857, cerca de Vänesborg. A los diecisiete años, sintió el fuerte deseo de predicar el Evangelio y lo llamaron a repartir folletos de la Iglesia en los alrededores de Jönköping. Como era pobre, los miembros de su rama, siete viudas y sus hijos, le consiguieron una chaqueta y un par de botas. Cuando llegó el invierno, el joven Carl no tenía abrigo para el frío, pero algunos miembros le permitían usar el suyo durante unas horas todos los días, cuando ellos no lo necesitaban5.

Más adelante, Carl emigró a Utah, EE. UU., y se casó con Hulda Östergren, una inmigrante sueca. Regresó a Suecia otras dos veces para cumplir misiones, una de ellas como presidente de la Misión Escandinava. En su última misión, dedicó gran parte del tiempo a rectificar noticias falsas que publicaba el reverendo P. E. Åslev, un pastor religioso que había vivido en Salt Lake City y que fue contratado para fomentar un sentimiento antimormón en Suecia. Por ejemplo, en 1912 el señor Åslev escribió un artículo para el periódico Svenska Dagbladet en el cual afirmaba que el hermano Carlquist era polígamo6. En sus esfuerzos por desmentir los rumores, Carl se reunió con el rey Gustaf V, y también refutó las afirmaciones de Åslev en reuniones públicas7.

Para ayudar a combatir las calumnias, Einar Johansson, un miembro local, se ofreció a hablar en nombre de la Iglesia e inició un proceso legal porque Åslev había dicho que la oficina de la misión era ‘un negocio de trata de blancas’, lo que, por supuesto, era una difamación8. El hermano Johansson llegó a ser un líder sumamente importante para la Iglesia en Suecia, incluso como presidente de rama en Estocolmo9.

A pesar de la persecución de esa época, muchas personas se convirtieron al Evangelio. Hasta el presente, el año de mayor éxito fue 1862, durante el cual hubo seiscientos cuarenta conversos bautizados y confirmados; pero al poco tiempo, la mayoría de ellos emigró a Utah, EE. UU. En ese entonces, los líderes aconsejaban la emigración con el fin de fortalecer la Iglesia en EE.UU. Los resultados de esa emigración se observan en la actualidad: aproximadamente la mitad de los habitantes de Utah son descendientes de escandinavos.

Sin embargo, en 1910 el presidente Joseph F. Smith fue de visita a Estocolmo y exhortó a los miembros a quedarse en el país y contribuir al progreso de la Iglesia en Suecia.

La Iglesia después de la Segunda Guerra Mundial

Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, todos los misioneros estadounidenses tuvieron que regresar a su país; en consecuencia, se llamó a los miembros varones de Suecia a prestar servicio misional. C. Fritz Johansson, que se había convertido a la Iglesia en 1931, fue llamado entonces para ser el nuevo presidente de misión. Un año antes de la guerra, él había vendido su tienda de alimentos y se había dedicado a ser misionero con su esposa y sus tres hijos. Cuando la guerra terminó, el presidente Johansson y siete misioneros suecos fueron llamados a reabrir la obra misional en Finlandia, la cual se había suspendido a causa del conflicto.

En 1946, cuando se volvió a enviar misioneros estadounidenses a Suecia, éstos comenzaron a dar clases de inglés como parte de su labor misional, y muchos de sus alumnos se convirtieron a la Iglesia; no obstante, ese crecimiento no duró mucho, pues muchos miembros suecos emigraron a Utah. Entre 1948 y 1950, el temor a los que habían sido sus enemigos, el estímulo del presidente de la misión y la oportunidad de recibir las ordenanzas del templo motivaron a doscientos cincuenta miembros activos a abandonar Suecia.

Una de esas familias fue la de Oskar y Albertina Andersson, que se habían convertido a la Iglesia en 1915. Después de la Segunda Guerra Mundial, los Andersson, y siete de sus hijos que se habían casado con miembros, tomaron la penosa decisión de vender todas sus posesiones y “emigrar a Sión”. Entre 1949 y 1950, veintinueve integrantes de la familia Andersson abandonaron Suecia; los padres, Oscar y Albertina, dejaron atrás su casa, tres hijos y cuatro nietos a quienes nunca volverían a ver, y llegaron a un desierto y a una ciudad donde la gente hablaba un idioma que no entendían. No obstante, para aquellos fieles miembros, el estar cerca de un templo era más importante que cualquier otra cosa.

Desde entonces, miembros de la familia Andersson han prestado servicio como misioneros y líderes de la Iglesia en todas partes del mundo, entre ellos uno como presidente de Área en África y otro como presidente de templo en Suecia.

Otros miembros de la Iglesia decidieron quedarse en su país y llegaron a ser líderes. Uno de ellos es Bo Wennerlund, un joven padre que se bautizó en 1949 y fue un importante líder de la Iglesia en Suecia, prestando servicio como presidente de misión, representante regional y presidente de templo.

Las bendiciones del templo en Suecia

En 1955, después de que se dedicó el Templo de Suiza, la emigración disminuyó considerablemente. Durante treinta años, los miembros suecos hicieron el viaje de varios días hasta allí en tren, autobús, automóvil e incluso en avión; y algunos de ellos, varias veces al año.

Cuando se construyó un templo en Estocolmo y se dedicó en 1985, los miembros estaban sumamente felices. Berit Vennerholm, miembro del Barrio Västerhaninge, describe la dedicación como “una experiencia largamente esperada y gloriosa. Lo que más recuerdo es el momento en que todos agitamos los pañuelos blancos y exclamamos: ‘¡Hosanna!’”.

Imagen
Gordon B Hinckley and Thomas S Monson at the Swedish Temple cornerstone ceremony in 1985.

La elección del sitio para el templo demuestra que la mano del Señor intervino en el proceso. Después de muchas conversaciones con varios municipios de la zona de Estocolmo, se encontraron dos terrenos adecuados. Un comité de líderes locales SUD sugirió uno de los dos, pero el Presidente de la Iglesia decidió que el otro sería mejor. Esa decisión probó ser inspirada porque más adelante se vio que el terreno que los líderes habían elegido no era apropiado para un templo.

Aunque ha sido difícil para la Iglesia recibir comentarios positivos en los medios de comunicación de Suecia, una de las veces en que sucedió fue en 1984, cuando los hijos de la familia Herrey ganaron la competencia de canto más importante de Europa. Su aparición en televisión y en los periódicos fue buena publicidad para la Iglesia, y hubo muchos jóvenes que se convirtieron en esa época.

Hacia fines de la misma década, otro miembro que recibió buenos comentarios en la prensa fue Gregory Newell, el joven de treinta y cinco años que fue embajador de los Estados Unidos en Suecia, y a quien a menudo se le veía en diversos acontecimientos públicos. Él y la esposa regresaron a Suecia en 2011 para presidir la Misión Suecia Estocolmo hasta julio de 2014.

El presidente Newell presidió un grupo de misioneros que aumentó de 84 a 205. Debido a que los apartamentos en Suecia son escasos y caros, él dice que “fue un milagro el que la misión pudiera encontrar otros cincuenta y seis apartamentos para todos los misioneros que llegaban”.

El progreso es real

Imagen
family with parents, children, grandmother

En la era de posguerra, Suecia se ha convertido cada vez más en un país secular; no obstante, hay muchos inmigrantes que buscan a Dios. Actualmente, de cada seis habitantes, uno ha nacido en otro país; y la mayoría de las personas que se convierten a la Iglesia allí son inmigrantes. El presidente Newell describe a algunos de los nuevos conversos: “En Suecia se han convertido a la Iglesia hermanos y hermanas de veintiocho países. He expresado mi punto de vista de que, para congregar a Israel, el Señor lo está dispersando de sus respectivas tierras natales. Es notable cómo se está acelerando la obra en esta tierra escogida”.

La Iglesia también crece entre los miembros. Las conferencias multiestaca atraen a muchos jóvenes de países vecinos y contribuyen a la formación de familias nuevas. Los generosos subsidios que el gobierno da por los hijos y los permisos de ausencia del trabajo con goce de sueldo para los nuevos padres hacen posible que los matrimonios tengan una familia bastante grande.

En la actualidad, la mayoría de los jóvenes suecos que son miembros activos prestan servicio en misiones por todo el mundo. Un ex misionero, David Halldén, que fue el primer misionero en Ekaterimburgo, Rusia, tiene una hermosa familia de seis hijos. Esto es lo que comenta sobre la forma en que el Evangelio ayuda a su familia: “Hay tantas voces en el mundo que pueden descarriar a nuestros hijos; el Evangelio nos ayuda a fortalecerlos y a inspirarles confianza”.

A pesar del ambiente secular y de alguna publicidad desfavorable, en Suecia viven muchos miembros fieles y líderes fuertes de la Iglesia. Los miembros aprecian la influencia que las enseñanzas y las actividades de la Iglesia tienen en la familia y en las personas individualmente, y sienten grandes deseos de que más gente reciba el gozoso mensaje de Jesucristo y de Su expiación.

Notas

  1. Véase Box Elder Lore of the Nineteenth Century, 1951, pág. 51.

  2. Véase de Andrew Jenson, History of the Scandinavian Mission, 1979, pág. 81.

  3. Véase de Inger Höglund y Caj-Aage Johansson, Steg i tro, 2000, pág. 122.

  4. Véase de Jenson, History of the Scandinavian Mission, pág. 53.

  5. Véase de Myrtle McDonald, No Regrets: The Life of Carl A. Carlquist, 1985, págs. 19–21.

  6. Véase de McDonald, No Regrets, pág. 219.

  7. Véase de Jenson, History of the Scandinavian Mission, pág. 331.

  8. Citado por McDonald en No Regrets, pág. 239.

  9. Véase de McDonald, No Regrets, pág. 219.